La burocracia de las autoridades policiales en Cuba continúa dilatando la justicia para casos de abusos sexuales a menores de edad. Aunque las autoridades reconocieron que 2.350 menores de edad sufrieron abusos sexuales entre junio de 2018 y mayo de 2019, la realidad indica que la cifra podría ser conservadora, mientras que familiares de víctimas se quejan de demoras en las investigaciones o en el arresto de los posibles responsables.
Roberto López Rosabal, vecino del Cotorro, asegura que denunció a la Policía abusos lascivos contra su hija, presuntamente cometidos por su padrastro. Tres meses después, no hay solución para el caso y la menor, de 14 años de edad, vive atemorizada.
"Mi hija, que ahora tiene 14 años de edad, estaba siendo abusada por el esposo de su madre desde los nueve años de edad. Durante todos esos años mi hija no dijo nada porque este señor la tenía amenazada con matarla a ella y a su madre", dijo López, quien radicó la denuncia, con No. 45149, el 13 de agosto en la estación policial del Cotorro.
Hace siete años la madre de su hija se casó con el presunto agresor, y la menor fue a vivir con el matrimonio a Las Cañas, Artemisa. Allí habrían comenzado los abusos.
"Este señor tiene manipulada a la madre de mi hija porque dice que todo es un invento mío para quedarme con la niña. Mi hija finalmente decidió confesarme todo y buscó refugio conmigo, no quiere volver a vivir en aquella casa", relató López. "Fue durísimo tener que escuchar las confesiones de mi hija de cómo este señor le decía que tenía que dejarse hacer el amor por él, porque de todas maneras cuando ella tuviese novios tendría que hacerlo y que él quería ser el primero", añadió.
Varios vecinos y familiares alentaron a López para que hiciera la denuncia ante la prensa independiente porque han transcurrido más de tres meses y "mi hija está perdiendo clases al no querer regresar a aquella casa porque tiene pánico de este señor".
Según familiares de la menor en Artemisa, el padrastro tiene relaciones de amistad con miembros de las fuerzas policiales de su localidad, y ha hecho ostentación pública de que nada le va a ocurrir y de "que todo quedará como una mentira" de la niña.
Cuando López realizó la denuncia ante la Policía del Cotorro, el presunto agresor estuvo tres días detenido. Luego fue puesto en libertad con una fianza de 1.000 pesos.
"El 18 de septiembre fui a reclamar a la Policía del Cotorro por qué tanta demora en la investigación. Me informaron que ya todos los expedientes los habían pasado a las autoridades de Artemisa, que es donde se tramitaría el resto del proceso. Pero allá solo me dijeron que tenía que seguir esperando, que me avisarían".
El relato que la menor contó, según su padre, y más tarde a las autoridades a cargo del caso, revelaron la gravedad de los abusos.
"Manoseaba a mi hija, la besaba. No la dejaba salir a jugar con sus amiguitas. Para yo poder ver a mi hija, ella tenía que ser autorizada por él y muchas veces no la dejaba venir a verme. Yo veía a mi hija siempre sumisa, muy temerosa, pero nunca quiso decirme las causas hasta que hace casi cuatro meses me lo contó. Se masturbaba delante de ella, le pasaba sus genitales entre sus senos. En una ocasión la madre de mi hija lo sorprendió tocándole sus partes íntimas, pero este señor dijo que era jugando, que él la quería como si fuese su propia hija".
López aseguró que en Medicina Legal confirmaron que la menor nunca había tenido relaciones sexuales, pero presentaba un pequeño desgarro, "a consecuencia de cuando este señor intentó penetrarla con sus dedos".
"El propio hermano de la madre de mi hija, su tío materno, cuando soltaron a este señor a los tres o cuatro días bajo fianza, discutió con él y con su propia hermana. Este señor lo acusó de amenaza y el tío de la niña estuvo ocho días detenido".
A mediados de octubre las autoridades de Artemisa citaron a López Rosabal para volver a tomarle declaraciones. Allí le informaron que se habían extraviado las primeras declaraciones y también el resultado de las pruebas de Medicina Legal.
"Mi hija quiere ir a ver a su madre, pero dice que tiene miedo de su padrastro. Yo me cansé de esperar por un proceso que se dilata, en el que se extravían lo documentos y pruebas acusatorias que no sé si puedan recuperarse. Por mi hija llegaré hasta las últimas consecuencias. Es intolerable que este sujeto esté en libertad".