El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ha sido seleccionado por la consultora GQ, una de las más prestigiosas en ese ámbito, como la mejor universidad del mundo durante nueve años consecutivos. Por las aulas de ese centro de estudios han pasado estudiantes de todo el mundo, entre ellos algunos cubanos.
Sabrina Romero nació y vivió en Centro Habana hasta los 17 años, cuando emigró hacia los Estados Unidos. Allí terminó sus estudios medios e ingresó al programa de honores de Miami Dade College (MDC).
Uno de los mayores anhelos de Romero, actualmente estudiante de Ciencias de la Computación en el MIT era precisamente ese, matricular la carrera universitaria de su preferencia en la mejor universidad posible.
"Desde Cuba me hacía mucha ilusión estudiar en la mejor universidad en ese campo, pero en aquel momento parecía inalcanzable", comentó a DIARIO DE CUBA.
José Muguira Iturralde, un joven de 22 años que vivió en Arroyo Naranjo, La Habana, hasta los 17, cuando emigró a Estados Unidos, escuchó hablar por primera ocasión del MIT "en una película de Ciencia Ficción en donde el protagonista está aplicando para estudiar allí y tienen que crear este súper proyecto de ciencias para poder ser aceptado".
Actualmente el MIT cuenta con más de 80 premios Nobel si sumamos a sus egresados y profesores. Además, por el centro de estudios han pasado personalidades como Kofi Annan, ex secretario general de la ONU, Tim Berners-Lee, inventor de la World Wide Web, Benjamín Netantahu, primer ministro de Israel o Richard Stallman, fundador del movimiento del software libre.
Osvy Rodríguez, quien llegó a Estados Unidos poco antes de cumplir los 21 años, cuando cursaba el segundo año de la carrera de Telecomunicaciones en la Universidad Tecnológica José Antonio Echeverría (CUJAE), conoció la existencia del prestigioso centro por Sabrina Romero, con quien compartía clases en MDC.
Para Rodríguez estudiar en MIT "era un sueño". Cuando supo de "las posibilidades que tendría de trabajar con las personas más importantes en el campo de la carrera que quería estudiar" se convirtió en su principal objetivo, cuenta a DIARIO DE CUBA.
El proceso para acceder al MIT no es sencillo, pero tampoco imposible. Muguira explica que "en Estados Unidos la educación es bastante asequible, al contrario de lo que muchos piensan. Cualquier persona de cualquier estatus social puede aplicar a cualquier universidad y la admisión es basada solamente en tus resultados académicos".
El camino para Osvy Rodríguez fue el siguiente: empezó sus estudios en MDC, lo que sería el equivalente a un colegio público, donde recibió las asignaturas más generales como Cálculo, Física, Química y Biología. Allí se inscribió en el Honor College, "que es un grupo selecto de aproximadamente unos 50 estudiantes del antiguo Interamerican Campus", cuenta.
En el mencionado programa le informaron sobre las mejores universidades del país y los procesos para ingresar en ellas. Para el MIT, por ejemplo, tuvo que hacer tres exámenes diferentes; Inglés, Matemáticas y Física.
"Los resultados de esos examenes los envíe al MIT y luego tuve que hacer una aplicación, rellenar un formulario, escribir algunos ensayos explicando por qué quería estudiar en esa escuela. Ellos quieren conocerte como persona, y si ellos creen que eres un buen candidato te aceptan. No es un proceso fácil, porque ese año aplicaron aproximadamente 520 personas y fueron aceptados solo 23, entre los que habíamos 3 cubanos", explica Rodríguez.
El proceso de admisión es sumamente riguroso, al punto de ser calificado por The Atlantic Monthly como la universidad más selectiva de los Estados Unidos.
Muguira, que matriculó en Ciencias de la Computación, cuenta que lo que más le ha impresionado de su centro de estudios es "poder dar clases con un profesor que no sólo domina el contenido de su materia, sino que a su vez es un reconocido científico en ese campo y probablemente los contenidos de esas clases fueron sus propios aportes al campo de estudios de la materia que imparte".
Algunos cálculos dicen que los ingresos agregados de las empresas fundadas por los exalumnos del centro lo situarían como la undécima mayor economía del mundo.
A Rodríguez, nada más entrar lo impresionó "la amplia gama de oportunidades que hay en cualquier campo que te interese", además de la posibilidad de "trabajar con profesores que son líderes en su campo y son los que más conocen en el mundo de ese tema específico".
El MIT también le brinda la "oportunidad de estar cerca de ellos los tres o cuatro años que dure la carrera. La escuela tiene muy buenas infraestructuras, por lo que tienes la oportunidad desde que estás estudiando de hacer investigaciones, tienes laboratorios para trabajar con las últimas tecnologías", cuenta.
La principal diferencia con la educación en Cuba, explica Sabrina Romero, "es que el sistema educativo en MIT y en los Estados Unidos en general es mucho flexible” porque “aquí puedes escoger el enfoque que le das a tus estudios y el orden en el que tomas las clases, mientras la Universidad en Cuba solo permite escoger asignaturas electivas de un set especifico".
Muguira dice que su carrera "en términos de contenido tiene muchas similitudes" con la impartida en la Universidad de La Habana, pero "los recursos a tu disposición en MIT superan notablemente a aquellos en Cuba".
También añade que "en MIT no solo se tiene un enfoque de adquirir conocimientos por el mero hecho de tenerlos, sino que se valora mucho cómo poder adquirir esos conocimientos y aplicarlos para resolver problemas que nos están afectando actualmente. Es una escuela en el que el trabajo duro muchas veces es valorado más que la pura inteligencia".
Adaptarse a ese nuevo sistema de estudios es una de las cuestiones más complicadas para los cubanos.
Osvy Rodríguez explica que "todas las semanas hay exámenes, tareas en prácticamente todas las clases. Es difícil planificar el tiempo para que rinda para enfocarnos en las prioridades de cada semana. Es un proceso de constante adaptación".
"En casi todas las escuelas de EEUU hay proyectos en los que se puede colaborar con los profesores, y de no adaptarte a eso te quedas atrás. Esos proyectos te pueden consumir entre 20 y 40 horas a la semana", añade.
Muguira dice que "al inicio fue un cambio un poco brusco, ya que la cantidad de trabajos y tareas casi llegaron a triplicarse y uno necesita manejar su tiempo sabiamente en MIT si quiere sobrevivir. Es un desafío buscar el balance en el estudio para obtener buenos resultados y llevar también una vida social adecuada".
Para Sabrina Romero el mayor sacrificio que ha implicado estudiar en una universidad de esa calidad fue tener que emigrar sin su madre.
En el caso de Muguira lo más difícil fue "dejar a toda mi familia y aventurarme a vivir solo en una ciudad desconocida", pero "uno como inmigrante tiene que aprender que esa realidad no va a continuar y tiene que poder adaptarse a un mundo nuevo y desconocido y eso de cierto modo me ayudó en mi transición a poder vivir solo en la ciudad de Boston", explica.
"No creo que he hecho grandes sacrificios más allá de no vivir en mi país, trasladarme a una cultura diferente, que me parece maravillosa, pero es diferente a la mía", dice Osvy Rodríguez. Además, reconoce que estar lejos de su familia y ver disminuido su tiempo de ocio son otras pérdidas, pero a la vez considera "que este es el momento de estudiar y esforzarse".
Sobre el financiamiento de los estudios contó Muguira que debido a que su familia llegó a Estados Unidos recientemente "no contaban con la situación económica ideal", pues sus padres "era graduados universitarios en Cuba, pero sus salarios allá nunca nos permitieron reunir un dinero para traer cuando saliéramos de la Isla".
Temían no poder costear los estudios del hijo, ya que el precio anual de su carrera es de 65.000 dólares, pero "afortunadamente MIT tiene una política similar a muchas prestigiosas universidades que se comprometen a pagar el costo de la carrera de aquellas personas que demuestren tener una situación financiera que les haga imposible costearse sus estudios", explica Muguira.
Actualmente recibe una ayuda financiera que le ayuda a pagar además de las clases "la vivienda, alimentación, transporte e incluso gastos de primera necesidad". Hasta ahora no tiene deudas estudiantiles y confiesa que también recibe anualmente "una pequeña beca estudiantil de Jorge Mas Canosa Freedom Foundation", la cual lo ayuda con costos adicionales en la universidad.
Osvy Rodríguez explica que "el dinero con que se paga mi educación no ha salido de mi bolsillo desde que estoy en EEUU, y la razón es bien sencilla: aquí hay becas que consisten en que si eres un estudiante cuya familia no tiene ingresos elevados eres elegible para que la escuela, o compañías privadas, u organizaciones que apoyen grupos latinos, hispanos, cubanos o minorías, te sufraguen los gastos".
"Yo he tenido la suerte de que tanto compañías privadas como el MIT, MDC y organizaciones que apoyan a los cubanos me han ayudado a financiar mi educación, lo que me ha permitido enfocarme en el estudio y desarrollarme profesionalmente en lugar de buscar el sustento económico diario", explica.
Sobre los consejos que ofrecería a las universidades cubanas, Rodríguez, que fue el único de los tres jóvenes que cursó estudios superiores en la Isla nos cuenta que "hay una diferencia grande en el tema de los recursos, pero teniendo en cuenta eso, creo que es importante que con los recursos que cuenten brinden una mejor guía a los estudiantes".
En su opinión a los más jóvenes deben decirle desde el primer día "esta carrera estudia esto y tienes este campo y puedes hablar con tal profesor para hacer una antena o un satélite, o qué compañía se puede poner en contacto con la universidad".
"Esa guía yo no la tuve, en segundo año en Cuba, no sabía de qué iba a ser mi tesis", explica.
En su opinión otra recomendación "es estar en contacto con las compañías en que puedes trabajar después de graduado".
"Aquí casi todos los veranos los estudiantes trabajamos en compañías que nos ayudan a ganar un dinerito y estar en contacto con nuestro futuro trabajo para saber si nos gustará, o las habilidades que podemos tener menos desarrolladas, o ponerle más interés a las clases que crees que mejor te van a preparar. Esto no es algo que hay que hacer en cuarto ni quinto año, sino desde el primer semestre", explica.
Uno de los consejos que dan los estudiantes a sus homólogos cubanos es que llegar a centros como este no es imposible. Conlleva mucho esfuerzo y dedicación, pero a pesar de los premios Nobel y los magníficos laboratorios, el verdadero valor del MIT radica en sus estudiantes, y es esa la principal brecha para entrar.
Muchos éxitos para estos jóvenes!!!!!. El cielo es el límite !!!!!.
Tengo una historia reciente de éxito de una joven cubana, también emigrada que les quiero compartir.
A la persona que redactó la nota: contácteme a mi correo.
Muchas felicidades y éxitos, jóvenes 'escapaos'. Que triunfen en la vida y que no les dé por seguir los pasos de Kofi Annan. Hay muchos y mejores role models.
Se pueden graduar de reguetoneros, eso da billetes
Well done!
En los USA nada es imposible cuando se tiene buena cabeza y se es tenaz.
Han luchado por un suenno y seguramente con mucho sacrificio de sus padres lo han logrado. Sigan adelante pero debo decir que, aunque todos se fueron de Cuba siendo ya adolescentes o incluso uno de ellos ya siendo alumno de la Cujae, se han olvidado de la realidad politico-social de su patria. Los consejos que dan a los cubanos son una fantasia (por no decir hipocresia). Nada de eso es posible dentro de un sistema totalitario y adoctrinador, ellos lo deben saber.
Muchas felicidades, se lo merecen. Me llama la atención, sin embargo, que no hacen referencia en ningún momento al peor defecto de la educación universitaria en Cuba, y es a mi entender, el nivel de politización, el cual se traduce en el lema "La universidad es solo para los revolucionarios". Ese es el principal motivo por el cual los resultados de la educación superior en Cuba son tan malos: no importan tus conocimientos o tu inteligencia, lo que importa es que le lamas las botas al gobierno. Mientras no cambien eso, van a seguir estando en el fondo. Y eso no va a cambiar si el gobierno no cambia. Ergo...
¡Buena suerte, chicos! Gente así hace que uno mantenga la fe en la juventud, que no todo va a ser influencers y otras hierbas por el estilo.
Muy bien por esos tres. El primer paso para lograr el futuro que visualizan: Salir de Cuba. Hace rato que no existe esperanza de futuro para los jóvenes de la isla, y graduados o no, Cuba pierde miles de talentos cada año. Hace ya cerca de 30 años recuerdo una discusión en La Habana sobre cómo los graduados de la UH emigraban. Nunca el régimen ha prestado atención a esto... como a tantas cosas.
Que alegría me dan estos muchachos.
Esos son jóvenes con futuro.