Cuba "no es el único país de partido único en el mundo", dijo el canciller español Josep Borrell en una conversación con periodistas, en la que calificó de "gesto de amistad y deferencia" el sorpresivo encuentro de Felipe VI con el dictador cubano Raúl Castro, primer secretario del Partido Comunista (PCC).
El ministro también pidió "llamar a las cosas por su nombre" al hablar del "bloqueo" (embargo) de Estados Unidos. Elogió la "enorme determinación" con la que, a su juicio, las autoridades cubanas están afrontando la coyuntura económica y su voluntad de resolver los impagos a las empresas españolas, de los que culpó también a las restricciones de Washington, reportó EFE.
La Habana acumula una deuda con empresarios españoles de unos 350 millones de euros, informó El País. Los retrasos en los pagos son en algunos casos de años y tienen asfixiados a muchos proveedores del país europeo.
La cita entre Felipe VI y Castro no estaba prevista en el programa oficial del viaje y respondió a la invitación que Miguel Díaz-Canel le hizo al rey español.
Felipe VI accedió a verse con el general en un encuentro que el Gobierno español consideró "privado" y en el que hablaron "de todo", en línea con el diálogo "abierto, franco y sin cortapisas" mantenido antes entre el rey y Díaz-Canel, según Madrid.
Borrell, quien acompañó a don Felipe a la cita con Raúl Castro, dijo que el encuentro fue además una forma de "redondear" la histórica visita los reyes.
"Es un ejemplo que entendemos de aprecio y de reconocimiento a la importancia de la visita. Merecía la pena", resumió.
En 2017, Raúl Castro invitó formalmente a los reyes a viajar a la Isla, pero la visita no se concretó y Díaz-Canel renovó la oferta para hacerlo coincidir con el 500 aniversario de la fundación de La Habana.
En su balance de la visita, Borrell dijo que el rey, en su tibio discurso ante Díaz-Canel, hizo una defensa de la democracia y los derechos humanos de forma "cortés y cooperativa".
"Fue un hito en lo que se puede esperar de una visita real de España a Cuba", consideró el ministro, quien volvió a rechazar las críticas de la oposición, que considera que el viaje de los reyes legitima a la dictadura castrista.
Las palabras del monarca mostraron "una voluntad de acompañamiento y un rechazo absoluto a las interferencias exteriores", dijo Borrell y afirmó que Cuba "no es el único país de partido único en el mundo".
El jefe de la diplomacia española sugirió que Díaz-Canel estaba al tanto de lo que el rey iba a decir: "hablamos antes de estos temas, estábamos en la misma longitud de onda".
Sobre el hecho de que Felipe VI no se haya reunido con la disidencia durante su estancia en la Isla, Borrell dijo que es un asunto que "escapa a la interlocución de un jefe de Estado" y que compete a los gobiernos y a la Embajada de España en Cuba.
Después de años de espera, era "imprescindible" que los reyes protagonizaran este viaje. "Era una ocasión de oro que no podíamos perder para corregir una anomalía institucional y normalizar las relaciones con Cuba", dijo Borrell.
Expresó su "rechazo rotundo" al "bloqueo" y, en particular, a la aplicación de la Ley Helms-Burton. Esta norma permite demandar ante tribunales estadounidenses a las compañías extranjeras que se estén beneficiando de propiedades confiscadas en Cuba por el régimen de Fidel Castro, lo que afecta a empresas españolas, sobre todo del ámbito turístico.
"No aceptamos y combatiremos las medidas extraterritoriales (…) que no son acordes con el derecho internacional. Haga leyes y aplíquelas a sus ciudadanos, pero al resto del mundo es un abuso de poder", se quejó Borrell.
Durante su estancia en La Habana, Felipe VI sostuvo un encuentro con empresarios españoles. Uno de los temas tratados fue la aplicación de la Ley Helms-Burton. Los empresarios consideraron de vital importancia una actitud firme del Gobierno español y la Unión Europea.
Media decena de empresas españolas, como el grupo hotelero Meliá, la aerolínea Air Europa o el banco BBVA, se enfrentan a demandas millonarias en Estados Unidos por parte de descendientes de cubanos expropiados. Muchas más se preparan para ello.
El Gobierno español ha comunicado a dichas compañías que no reconoce la extraterritorialidad de la Ley Helms-Burton y que, amparándose en el artículo 13 de la Convención de La Haya, no contestará las demandas de información ni tramitará las notificaciones judiciales que realicen las autoridades estadounidenses.
Los demandados no solo han tenido que contratar costosos bufetes para defenderse en Estados Unidos, sino que se enfrentan a una situación de incertidumbre. Además, según El País, el Departamento de Estado norteamericano ya ha empezado a notificar a los directivos de algunas de estas empresas que se les negará el visado a ellos y a sus hijos menores, por lo que no podrán entrar en Estados Unidos.
Los empresarios también se quejaron de crecientes dificultades de los bancos para realizar cualquier transacción u operación financiera debido a las presiones y multas de Estados Unidos, lo que dificulta enormemente hacer negocios en Cuba.
Felipe VI les expresó su "total apoyo". "No ignoramos las dificultades a las que hacéis frente y que tenemos muy presentes. Nuestras autoridades están trabajando para aliviar su impacto sobre vosotros", dijo.
Castro II (el Puesto a Dedo #1) solicito este encuentro para aprovechar el viaje "privado" de Felipe VI a EEUU. Con él la Generala Pamela le envió una banderita blanca y un ramito de olivo a Cesar Trump.
Borrell sencillamente es un miserable. Gastar tinta y tiempo con este señor, no merece la pena.