Este martes, las autoridades y medios provinciales de Matanzas que reportaron acerca del derrame de petróleo sucedido el pasado sábado en el central azucarero Jesús Rabí y que afectó las calles de Calimete celebraban que la mayor parte del combustible había sido recogida.
"El 74,6% de los 268.000 litros de petróleo derramados fue recolectado, y progresan las labores de saneamiento del área", declaró Orlando Vandrell, funcionario del Grupo AZCUBA en Matanzas a TV Yumurí.
"La fábrica de derivados del central Jesús Rabí, y la destilería José Antonio Echeverría, en el municipio de Cárdenas, se incluyen entre los destinos donde se empleará en los procesos productivos el petróleo rescatado", dijo Diamela Bello Valdés, jefa de sala de análisis del central.
La funcionaria también aseguró que el accidente no afectó el proceso de molienda en la fábrica azucarera, cuya puesta en marcha en noviembre último marcó el inicio de la zafra 2018-2019 en el territorio.
Ángel Alfonso, especialista de la delegación en la provincia de Matanzas del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), informó que hasta el momento no hay contaminación de las aguas y se valora el impacto ambiental.
No obstante, los pobladores de Calimete tienen otra percepción del problema.
"El olor es insoportable y casi nadie puede salir de la casa porque así no se puede caminar, resbalas o se te quedan los zapatos pegados", contó vía telefónica María de los Ángeles García, una vecina del poblado, a la publicación independiente 14ymedio. Ella cree que el pueblo "va a demorar en volver a ser el mismo de antes".
El derrame de grandes proporciones ocurrió al producirse el quiebre de un depósito de combustible destinado a la producción de alcohol en la destilería ubicada junto al central, según dijo el director de la Unidad Empresarial de Base AZUMAT, Eric Minoldi Pérez, al diario oficial Granma.
"Lo que más está sufriendo la gente ahora mismo es que toda la vida de Calimete está parada", agregó García. "Los niños no han podido retomar las clases, si alguien tiene una emergencia médica no se sabe cómo trasladarlo hasta el policlínico, porque la mayor parte de las calles están intransitables".
Para Lázaro Puentes, otro residente en la localidad, el problema puede ser mayor a largo plazo. "Muchas casas aquí tienen sus propios pozos para el suministro de agua y ya hay varios vecinos que se quejan de que no pueden consumir ese agua porque está contaminada con petróleo", aseguró.
La familia de Puentes trabajó por décadas vinculada al ingenio azucarero. "Este central era nuestra vida, pero ahora se ha convertido en nuestra desgracia".
Una vecina que prefirió no identificarse consideró que el suceso se produjo debido a la negligencia y la falta de mantenimiento del central. "Ese tanque estaba en muy mal estado, al central no van inspecciones y en esta época está moliendo. La gente aquí se ha quejado por todas partes y esto no es nuevo, porque son décadas en las que se ha filtrado el combustible en el suelo", dijo.
El asunto de la contaminación va más lejos: "Hay unas lomas de bagazo que antes se usaba en hacer muebles, pero como ya esa industria no funciona se acumulan en un parque aledaño a la destilería y en todo el batey siempre se está respirando ese bagacillo que se queda en el aire", concluyó la entrevistada.
Este derrame de petróleo se suma a otros ocurridos en las bahías de Cienfuegos y Matanzas en junio y octubre del año pasado, respectivamente, que motivaron que las autoridades dispusieran la instalación de barreras de contención en los lugares más expuestos a vertidos accidentales.
Estos sucesos, además, se producen en momentos en que el Gobierno exige el ahorro de combustible e incluso dispone el aumento de los apagones, dada la crisis de Venezuela, su estrecho aliado y suministrador de petróleo.