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Opinión

Editorial: Cuba, los emigrantes y Miguel Díaz-Canel

'Ni la excepción que fue Cuba en las leyes migratorias estadounidenses ni las semejanzas de Cuba con otros países latinoamericanos servirán de coartada a Díaz-Canel.'

Madrid

Un grupo de 700 cubanos, junto a un número no precisado de centroamericanos, marcha en caravana desde Tapachula (Chiapas, México) hacia EEUU. Otro grupo de emigrantes cubanos, de más de 600, duerme en carpas en el puerto colombiano de Necoclí, también a la espera de poder seguir viaje hacia EEUU. El lugar es llamado ya "La Pequeña Habana" y el número de congregados allí crece cada día.

El régimen de La Habana ha responsabilizado históricamente a Washington del aumento de la migración cubana. Según la propaganda oficial, eran las facilidades propiciadas por EEUU a los emigrantes cubanos lo que provocaba estampidas como las que avanzan por México o esperan en Colombia.

Ahora, sin embargo, esas facilidades se han reducido como nunca antes. Y la emigración de cubanos no cesa. Constituye el peor de los fenómenos para un país envejecido demográficamente, que pierde y pierde población joven, fuerza laboral y personal calificado y especializado.

La responsabilidad cae ahora, completamente y sin justificaciones, sobre el Gobierno de Miguel Díaz-Canel. Y no hay excusa en que lo mismo ocurre en los respectivos países de esos emigrantes que engrosan, junto a los cubanos, la caravana que salió de Tapachula.

Ni la excepción que fue Cuba en las leyes migratorias estadounidenses ni las semejanzas de Cuba con otros países latinoamericanos servirán de coartada a Díaz-Canel. Las causas de tantos cubanos huyendo están en la Isla, empobrecida por la pésima administración y la falta de libertades de todo tipo, y empobreciéndose cada día más y desperdiciando cada vez más futuro, con cada uno de esos cubanos que se marchan en busca de mejor vida.   

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