El Gobierno cubano se quejó este lunes de que, al cumplirse cuatro años del deshielo diplomático entre La Habana y Washington, se ha endurecido el cerco económico y se ha incrementado la hostilidad política de la actual Administración.
El ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, reconoció que hubo "cierto progreso" hasta 2017 en las relaciones entre los gobiernos de Cuba y EEUU, e incluso se flexibilizaron algunas restricciones que facilitaron los viajes de los ciudadanos estadounidenses a la Isla, según declaró a medios oficiales en medio de las sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Rodríguez señaló que desde entonces se ha producido "un endurecimiento" del embargo económico que aplica Washington a La Habana desde el año 1960. Precisó que en los últimos meses se han sumado nuevas medidas que atribuyó a "círculos estadounidenses" que tienen "intención" de avanzar "en un grado mayor de confrontación" con Cuba.
Entre esas medidas refirió que "otra vez son fuertemente restringidos (los viajes) por la Casa Blanca, que pasa por encima de la libertad de viajar de sus nacionales".
Para el ministro, la actitud del Gobierno que preside Donald Trump puede implicar "medidas adicionales del bloqueo, una escalada de retórica y mayores acciones subversivas".
Asimismo, dijo que "hay muchas calumnias y mentiras" respecto a los derechos humanos en Cuba, y aseguró que el Gobierno de la Isla siempre ha estado dispuesto a conversar con el de EEUU, pero "con absoluto respeto a la autodeterminación y soberanía, sin un ápice de sombra" a la independencia.
"Nunca vacilaremos en reclamar nuestros derechos y denunciar sus acciones agresivas", añadió Rodríguez.
Washington y La Habana anunciaron el restablecimiento de sus relaciones el 17 de diciembre de 2014, con Barack Obama en la Casa Blanca y Raúl Castro al frente del Gobierno cubano. Lo materializaron con la mutua reapertura de embajadas en 2015, la reanudación de los vuelos comerciales directos y la firma de acuerdos en áreas como seguridad, emigración, educación, salud y cultura.
Sin embargo, a su llegada a la Casa Blanca, Donald Trump frenó la normalización de las relaciones bilaterales y ha revertido parcialmente la política de deshielo iniciada por su antecesor mediante la restricción de los viajes de estadounidenses a Cuba y la imposición de obstáculos a los negocios con los militares, que detentan el poder económico de la Isla.
A ello se ha sumado el asunto de los ataques a la salud denunciados por 26 funcionarios estadounidenses de la misión diplomática de EEUU en Cuba entre noviembre de 2016 y agosto de 2017, cuya causa aún se investiga, y que han provocado un deterioro en la frágil y tensa relación.
La Administración de Trump reaccionó con la retirada del 60% del personal de su legación en La Habana y ha acusado a Cuba de no haber protegido a su personal adecuadamente, mientras que el Ejecutivo de la Isla ha negado cualquier relación con lo sucedido.