El Gobierno cubano informó este domingo que entre enero de 2013 y enero de 2018 más de 40.000 personas retornaron a Cuba para residir de forma permanente en la Isla, una cifra que inscribió en el mismo discurso pronunciado recientemente por Miguel Díaz-Canel en Nueva York a propósito de un encuentro con emigrados cubanos.
Ernesto Soberón, director de Asuntos Consulares y Cubanos Residentes en el Exterior (DACCRE), dijo que "se mantiene de forma sostenida la solicitud de residencia permanente en el territorio nacional de emigrados cubanos (reasentados), registrándose 40.603 desde 2013".
Según recogió el diario estatal Granma, Soberón reiteró las palabras de Díaz-Canel el pasado mes de septiembre cuando señaló que "en la actualidad los cubanos viajamos de manera creciente, no emigramos de manera masiva".
En una intervención en el XIII Encuentro Regional de Cubanos en Europa, Soberón se refirió a esta y otras cifras ya manejadas por el sustituto de Raúl Castro en su reciente viaje a EEUU.
"Permítanme reafirmarles que el fortalecimiento de los vínculos entre la Nación cubana y sus nacionales en el exterior es continuo e irreversible", dijo el funcionario, quien puso como ejemplo de "hecho relevante e inédito la participación de todos los cubanos en el exterior (…) en el 'debate' sobre el Proyecto de nueva Constitución".
Sin ofrecer datos precisos sobre este asunto, afirmó que "hasta la fecha, cubanos radicados en 121 países alrededor de todo el mundo han participado de esta 'consulta popular'", que presentó como "democrática y única".
Tampoco dio detalles de qué temas habrían abordado los emigrantes dentro de las opiniones.
Una esperanza frustrada de muchos cubanos, dentro o fuera de la Isla, era que el nuevo texto constitucional hiciera una revisión del Artículo 32, según el cual "no se admitirá la doble ciudadanía. En consecuencia, cuando se adquiera una ciudadanía extranjera, se perderá la cubana".
En este aspecto, el proyecto consagra el principio de ciudadanía efectiva, consistente en que los ciudadanos cubanos, en territorio nacional, se rigen por esa condición y no pueden hacer uso de una ciudadanía extranjera.
Los afectados coinciden en señalar la connotación política de este proceder. Algunos afirman que viola la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El inciso 2 del Artículo 15 de ese documento puntualiza que "a nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiar de nacionalidad".
Además, la obligación para los nacidos en Cuba de obtener el pasaporte cubano para entrar en la Isla entraña un precio más allá de lo político. Las cifras varían según el país. En EEUU, por ejemplo, el costo del pasaporte cubano ronda los 450 dólares, con gastos de envío incluidos, y la obligación de prorrogarlo cada dos años implica un gasto adicional de 160 dólares.
Soberón justificó el control que mantiene el Gobierno cubano sobre la emigración cubana por lo que calificó de "conflicto histórico con EEUU y el apoyo incondicional de Washington a grupos de emigrados que apostaron por el terrorismo y las agresiones para derrocar a la revolución".
"Sería imposible en este contexto no destacar la relevancia del Diálogo del 78, donde se refrendó el respaldo y compromiso del Gobierno cubano al desarrollo de los contactos entre la Nación y la Emigración, bajo la presencia y guía decisiva de Fidel", argumentó.
Otra vez, como dijo Díaz-Canel en Nueva York, Soberón celebró que su "Gobierno apuesta por la voluntad de continuar desarrollando un diálogo franco y amplio" con sus connacionales en el extranjero, "muy a pesar de la corriente minoritaria y extremista que aún promueve la confrontación entre los cubanos residentes en el exterior y su patria".
El director del DACCRE aseguró que "continúa el aumento de salidas del país con pasaporte corriente (entre 2013 y 2018), periodo en el que se realizaron 2.674.676 viajes".
Además habló de "incremento sostenido en la entrada de cubanos residentes en el exterior" con 2.080.043 en total.
Dentro de esta cifra que maneja el Gobierno se encuentran los que viajan regularmente a Cuba por razones familiares y para mantener vigente la residencia cubana, que vence a los dos años.