"En nuestro país no existen prisioneros políticos desde el propio triunfo de la Revolución en 1959", afirma la más reciente declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Cuba (MINREX), en rechazo a la sesión impulsada por el Gobierno de EEUU en la ONU por la liberación de los presos políticos cubanos.
Resulta imposible que un país sea gobernado por una misma familia durante más de medio siglo (ahora con Miguel Díaz-Canel como presidente títere), que por casi medio siglo se permita solamente un partido político, y que no exista en todo este tiempo, y hoy mismo, ningún preso político.
Para soltar mentiras de este calibre desde un ministerio hay que contar con una prensa oficialista. Es decir, esclava.
El nerviosismo devenido en chusmería y violencia del que dio muestras la diplomacia del régimen en la ONU demuestra su incapacidad para el debate y la discusión. La declaración publicada después por el MINREX está repleta de acusaciones a la política externa e interna estadounidense. ¿Por qué, tal como hace esa declaración, la diplomacia del régimen no pudo dedicarse, en esta y otras ocasiones, a rebatir argumentos ajenos y defender los propios?
Por miedo, evidentemente. Por incapacidad. Porque no sabría sobreponerse a la argumentación de sus opositores.
Es por ese miedo y esa incapacidad que el régimen no puede prescindir de una prensa servil, de unos diplomáticos gritones, de los actos de repudio y de las prisiones políticas.