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Sociedad

¿Derechos de los animales? 'Quizás para la próxima reforma constitucional'

No solo están fuera de la Carta Magna, también 'de las prioridades morales de la sociedad cubana', se quejan activistas.

La Habana

Humberto (Humbe) vive en la barriada El Canal y lleva más de dos décadas criando y entrenando perros de pelea. A su perra Atila, una staffordshire bull terrier que se retiró invicta del circuito de peleas clandestinas, la recuerdan varios vecinos con una suerte de "orgullo de barrio".

Tanto los vecinos como el propio Humbe no creen que pelear perros deba ser considerado como maltrato animal.

"Mis perros viven y hasta comen mejor que muchas personas", se justifica Humbe. Afirma desconocer qué otros derechos deberían tener sus perros más allá de garantizar su alimentación y vacunación, y de criarlos en un entorno medianamente higiénico antes de sacrificarlos en una pelea.

"Estos perros, al igual que los pitbull terrier, nacieron para pelear, nadie los maltrata, simplemente explotamos lo que traen de naturaleza violenta", alega Humbe enfatizando además su "amor por estos animales".

Betti tiene 20 años, estudia la Licenciatura en Lengua Extranjera y fue campeona nacional de natación. Su añoranza por la piscina y la competencia quedó sustituida por su activismo en la protección de los animales.

Aunque comparte la urgencia por una ley específica al respecto, Betti considera que antes tendríamos que resolver el cuestionamiento de si el maltrato animal está condicionado por la ausencia de leyes o es consecuencia de la insensibilidad e indolencia social.

"El derecho de los animales no solo está fuera de la Constitución y de sus recientes reformas, sino fuera de las prioridades morales de la propia sociedad cubana. Quizás para la próxima reforma constitucional el derecho de los animales podrá ser reconocido y protegido".

Cuando el pasado mes de julio, personal del hospital Hermanos Ameijeiras presuntamente realizó un envenenamiento masivo de gatos y perros callejeros utilizando la sustancia succinilcolina, vecinos del consejo popular Dragones, preguntados sobre el suceso, dejaban en segundo plano la vida de los animales.

"De algún modo había que eliminar el foco de todos esos gatos viviendo entre los desperdicios de un hospital, que después pueden ser trasmisores de enfermedades infecciosas a las personas", justificó Aníbal Pérez.

"No estoy de acuerdo en que la solución haya sido envenenarlos, pero ninguno de los vecinos que protestaron contra el envenenamiento acoge a esos animales en sus casas, simplemente los alimentan en la calle, se ocupan de ellos de lejitos", señaló por su parte Ada Marta Cardenal.

Ninguno de los consultados responsabilizó a las autoridades de Control de Vectores de la zona por la acumulación, que en ocasiones sobrepasa las dos semanas, de basura y desechos orgánicos de la comunidad y del propio hospital.

Funcionarios del centro hospitalario negaron que su personal haya envenenado deliberadamente a los animales. Dijeron que los cerca de 20 gatos y dos perros que murieron habrían hurgado entre los desperdicios donde podría haber desechos de la sustancia mencionada.

Vacío legal

A pesar de que el Ministerio de Agricultura (MINAGRI) anunció que trabaja en la elaboración de un proyecto de Ley de Bienestar Animal —que debería incluir la idea de "protección animal" que han estado defendiendo agrupaciones independientes en la Isla— "pocos elementos y respuestas sobre la grave situación de violencia y desprotección que sufren los animales en Cuba" se ofrecen desde las instituciones gubernamentales, afirmaba en un artículo el activista y editor del blog Guardabosques, Isbel Díaz Torres.

Jóvenes como Lianet Sánchez, que han encontrado en el activismo contra el maltrato animal una manera "de ser realmente útiles en mejorar como sociedad", coinciden con el criterio de que el desmantelamiento del tejido social cubano "tiene entre sus consecuencias la exclusión de estos temas de cualquier discusión pública".

También advierte esta joven veterinaria que, para la mayoría de las personas, la percepción de que debieran ser protegidos los derechos de los animales solo se extiende a perros y a gatos.

"En una comunidad como el Reparto Eléctrico, donde la tracción animal es vital para la movilidad de sus habitantes, son constantes los reportes de quejas contra el maltrato a los caballos. Allí las personas toman vídeos de incidentes de maltrato extremo a estos animales, pero más para buscar un like en YouTube que como denuncia ciudadana", explica Sánchez.

El Proyecto de la Constitución que el Gobierno somete a "consulta" y espera ratifiquen los cubanos el 24 de febrero de 2019, no incluye ninguna mención a los derechos de los animales.

El inciso e) del Artículo 16 dice que la República de Cuba "promueve la protección y conservación del medio ambiente y el enfrentamiento al cambio climático […]". Nada más.

A criterio de Rolando Casas, colaborador de foros de redes sociales por la protección animal, dejar fuera la cuestión de la vulnerabilidad de los animales en Cuba es un retroceso que también coarta la expresión de la sociedad civil.

"Estamos ante un problema gravísimo de la sociedad cubana porque desconocemos los problemas fundamentales que atañen al maltrato animal. Las denuncias sobre maltrato animal caen en un vacío legal. Poco se habla de las peleas clandestinas de perros o de los cocheros sobreexplotando y maltratando a caballos", lamenta Casas.

Aunque afirma que no intenta politizar el tema sobre los derechos de los animales, Natalia Perdomo señala que ante determinadas problemáticas el Gobierno cubano celebra y respeta leyes de otros países; sin embargo, no reconoce siquiera que esas mismas problemáticas proliferan dentro de la Isla.

Esta joven de 26 años y dueña de un lebrel italiano, se refiere a que recientemente el Gobierno cubano entregó a la justicia estadounidense a Joseph Mahmoud Dibee, un activista radical por los derechos de los animales, quien se encontraba fugitivo tras ser acusado de ecosabotajes perpetrados durante la década de los 90.

"Sin embargo es conocido que el Gobierno de Estados Unidos ha reclamado la entrega de otros fugitivos de la Justicia acusados de asesinato y terrorismo, y no se los dan. A mí me resulta curioso que a Dibee lo entregaran tan rápido y sin condiciones", apunta su novio, Carlos Alberto Ruiz.

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