En estas últimas semanas, dos de los monopolios estatales cubanos han dado muestra de la total decadencia en que se encuentran.
Aún a la espera de los resultados que arroje la investigación en marcha, el desastre del 18 de mayo del vuelo La Habana-Holguín dio señales de la negligencia y corrupción imperantes en Cubana de Aviación. Unas negligencia y corrupción criminales, dadas las vidas humanas perdidas por su causa.
La prensa oficial ha reconocido luego falta de aeronaves, carencias de piezas de repuesto y de personal especializado, y hasta falta de liquidez para devolver el importe de los boletos de vuelos cancelados.
En las últimas semanas han desaparecido numerosos vuelos nacionales (desde La Habana a Camagüey, Moa, Manzanillo, Bayamo y Guantánamo) e internacionales (desde La Habana a México y República Dominicana), y ha sido reducida la frecuencia de los vuelos nacionales que todavía se mantienen.
Otro de los grandes monopolios estatales, el de las telecomunicaciones ETECSA, atraviesa dificultades igual de severas. El 25 de junio quedaron sin cobertura más de 1,5 millones de teléfonos móviles, el 29% del servicio de telefonía celular de todo el país. Y, aún sin solucionar completamente esas afectaciones, nuevos problemas técnicos han dejado ayer sin correo electrónico a los usuarios de Enet y Nauta. También, quedaron sin servicio las plataformas que alojan a los más importantes medios de prensa digitales del régimen.
Las crisis de Cubana de Aviación y de ETECSA forman parte de la crisis de Estado en que se encuentra nuestro país. La responsabilidad por las muertes del avión del vuelo La Habana-Holguín y la responsabilidad por las repetidas fallas de telecomunicación son achacables, más allá de Cubana de Aviación y de ETECSA, a quien gobierna ambos monopolios y todo el país: al Partido Comunista de Cuba (PCC).
El Estado está secuestrado por un único partido, y las telecomunicaciones y comunicaciones aéreas están secuestradas por el Estado. Con un presidente de escasa autonomía y una reforma constitucional que seguramente no discutirá los derechos de secuestro del PCC, la crisis cubana no hace más que ahondarse aceleradamente.