Rafael Rojas, historiador y ensayista:
No creo que las relaciones entre el Ejército y el Partido vayan a ser menos armoniosas de lo que han sido siempre en Cuba, bajo el sistema político actual. Raúl Castro es la máxima autoridad en ambas instituciones. La jefatura del Consejo de Estado y de Ministros en manos del sucesor no moverá el eje de la lealtad, mientras Raúl viva.
Más conflictivas podrían ser las relaciones entre el Gobierno y el Partido, que desde 1976 nunca han estado separadas.
Con frecuencia, en medios del exilio, se dice que Miguel Díaz-Canel podría ser un presidente decorativo como Osvaldo Dorticós, pero éste último no encabezaba el Gobierno y Díaz-Canel sí lo haría.
Los mayores conflictos podrían provenir de la separación de funciones entre el Partido y el Gobierno, sobre todo a nivel provincial y local.
Pedro Campos, exdiplomático y analista:
El poder en Cuba fue concebido para ser ejercido por una sola persona, secretario del Partido Comunista (PCC), presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, a la medida del dictador fallecido, quien, a su vez, determinaba quiénes serían los secretarios del PCC en las provincias, todos los cuales respondían al él personalmente.
El dictador manejaba todo el dinero del país, decidía cuánto, en qué y dónde invertirlo, hasta que las Fuerzas Armadas (FAR) empezaron a crear su imperio económico.
Sin cambiar esa estructura, Raúl Castro pretendió hacerla funcionar sin el liderazgo de Fidel y sin economía sustancial que manejar, pues los sectores de mayor ganancia y perspectiva —comunicaciones, cambio de divisas y mercado interno en divisas— fueron a parar al control de los militares.
Las relaciones entre el Ejército y el Partido podrán cambiar en dependencia de cómo quede la correlación de fuerzas en el próximo Consejo de Estado y en el Buró Político. Si las FAR mantienen el control cualitativo, no precisamente mayoritario, por el peso político de las figuras en el Consejo de Estado y en el Buró Político, las contradicciones existentes por el control militar de la economía y sectores claves, como el turismo, pudieran no agudizarse.
Pero si hay cambios a favor de los civiles, pueden acrecentarse y hasta volverse tirantes.
Especialmente el área de la economía estatal, que funciona con pesitos cubanos, pudiera presionar más a favor de la reunificación monetaria y el control del turismo en las provincias, donde hay más poder del Partido.
En cualquier caso, los choques más visibles podrían darse entre las FAR y los aparatos burocráticos de la administración central del Estado, si hay una clara separación entre el Consejo de Ministros y el Consejo de Estado, si el presidente del Consejo de Ministros no es también el presidente del Consejo de Estado y el primer secretario del PCC, concentración del poder que ahora puede dividirse según lo que decida la cúpula gobernante.
De manera que una respuesta más concreta a esta pregunta podría darse después de abril, cuando se hayan celebrado el Pleno del Comité Central del PCC y las reuniones de la Asamblea Nacional, donde se defina si va haber separación de poderes y quiénes encabezaran y cómo quedaran integrados el Buró Político, el Consejo de Estado y el Consejo de Ministros.
Carlos Alberto Montaner, periodista y escritor:
Al menos por cierto tiempo, lo más importante será el Ejército. En primera instancia el Partido Comunista se subordinará a las FAR. Eventualmente eso puede cambiar.
La función de las FAR no es administrar hoteles.
Juan Antonio Blanco, director de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba
Las relaciones entre el Ejército y el Partido Comunista serán las que siempre han tenido. En Cuba no manda el Buró Político sino una élite de poder que está virtualmente compuesta por militares, algunos de los cuales se hallan en la dirección del Partido Comunista (PCC) y otros no. El PCC y el Gobierno se subordinan en la práctica a los caprichos de esa camarilla. Esa élite de poder no tiene una base institucional formal, sino que se apoya en relaciones de confianza entre un grupo de personas, militares, que manejan las decisiones en instituciones claves. En Polonia, cuando Jaruzelski desplazó al partido y al Gobierno, se vio cómo esas entelequias legales en países totalitarios y policiacos son pura fantasía.
Omar López Montenegro, director de Derecho Humanos de la Fundación Nacional Cubano Americana
Las relaciones entre el PCC y el Ejército se mantendrán inalterables. Lo que ocurrirá el 19 de abril no tiene influencia en estas dos estructuras, puesto que atañe al Consejo de Estado. La imbricación del poder castrense y el poder castrista se garantiza por la circunstancia de que los principales mandos del ejército son también integrantes del Buró Político y el Comité Central del PCC. La subordinación del poder "civil" a este binomio ideológico-militar está garantizada por el artículo 5 de la Constitución cubana, que establece el papel rector del PCC en la sociedad.
Laritza Diversent, abogada, directora del Centro de Información Legal, Cubalex
En mi opinión, no habrá cambios y mucho menos tensiones. La decisión de que otra persona sea la que ocupe el cargo de presidente del Consejo de Estado y de Ministros (Jefe de Estado y de Gobierno) no afecta en nada las actuales estructuras de poder. Esa persona fue designada hace tiempo para ese cargo, incluso antes de que se decidieran las elecciones. Creo que todas las expectativas sobre quién será es solo para darle color a un sombrío panorama, una forma de mantener entretenida a la comunidad internacional, que sueña que en Cuba están ocurriendo cambios desde el punto de vista político.