El Gobierno planea este año una inversión millonaria para modernizar su industria de cemento y aumentar la producción de materiales de construcción, que espera duplicar para 2025, según recogió la estatal Agencia Cubana de Noticias (ACN).
El desarrollo de esta industria, estancada hace décadas, es vital para dar solución el grave déficit de vivienda en la Isla.
La inyección de capital, a corto plazo, significaría el desembolso de más de 700.000.000 de pesos, según declaraciones de Pavel Cansino Ávila, director adjunto del Grupo Empresarial del Cemento.
El funcionario dijo a la ACN que una de las primeras acciones será el montaje de una nueva fábrica en Santiago de Cuba en sustitución de la obsoleta planta José Mercerón, de 1955. La obra debería estar lista en tres años, con una capacidad para producir al año cerca de un millón de toneladas de clínker (materia prima para la elaboración de cemento) y 1.200.000 toneladas de cemento gris.
Dijo que también este año se mejorarán dos fábricas en las provincias centrales de Camagüey y Sancti Spiritus, esta última la única en Cuba que produce cemento blanco.
Cansino adelantó que la aspiración de las autoridades es recuperar otras seis plantas en toda la isla, entre ellas una situada en el Mariel, cerca de La Habana, construida en 1918.
Según un informe del Grupo Empresarial de Materiales de Construcción, citado por el directivo, el conglomerado estatal en 2017 cumplió con la entrega de los volúmenes que el Estado asigna al comercio minorista.
Sin embargo, no logró producir 1.573.200 toneladas de cemento previstas en el plan, que cerró al 92% de cumplimiento.
El documento menciona, como principales "fallas", problemas como el financiamiento para el mantenimiento de las fábricas y escollos en la transportación ferroviaria y marítima.
El directivo añadió a estas "dificultades con el envase debido a la falta de materias primas", situación que —aseguró— no habría afectado la entrega de cemento a granel a la red de tiendas de comercio interior.
El pasado diciembre el general Raúl Castro insistió búsqueda de soluciones "ágiles" a la escasez de vivienda y anunció la creación de "un programa abarcador", que pretende impulsar el uso de "diferentes tecnologías de la construcción" y la producción local de materiales.
Esta semana el Gobierno dijo que aspiraba a construir "a mediano plazo" 62.000 viviendas cada año. En el proyecto están incluidas 5.000 Petrocasas.
Cuba concluyó 2017 con un fondo de viviendas de alrededor de 4.000.000, pero con un déficit que ronda el millón, según datos publicados por el extinto Instituto Nacional de la Vivienda.
Solo en La Habana, con poco más de 2.100.000 habitantes, existe un déficit de 206.000 viviendas, seguida de Santiago de Cuba con 103.000, en un país con una población total de 11.200.000 personas.
La situación de la vivienda y el estado de las edificaciones en el país es preocupante. Hay familias que sobreviven en sitios readaptados como vagones de tren.
Los cubanos tienen que improvisar e ir solucionando los problemas constructivos de sus viviendas con medios propios y muchas veces caen en lo que el Gobierno califica de "ilegalidades urbanísticas".
Conseguir materiales para la construcción es bastante difícil o suelen tener precios elevados que el cubano de a pie no puede pagar con el salario. El Gobierno también impide las reparaciones realizadas por los propietarios y pone trabas y requisitos cuando no ofrece nada a cambio. Por ejemplo, en 2016 solo en La Habana las autoridades impusieron 5.471 multas por remodelaciones de exteriores.
No existe una política ni estrategia nacional para remodelar las edificaciones ni para la conservación de las viviendas.