Ulises Rosales del Toro, vicepresidente del Consejo de Ministros y representante del régimen castrista en la toma presidencial de Irán, celebró un intercambio con el presidente de la Asamblea Popular Suprema de Corea del Norte en el cual ofreció pleno apoyo al programa nuclear norcoreano.
La noticia la publica la prensa oficialista de Pyongyang, mientras su homóloga cubana calla hasta el momento. No se ha producido hasta ahora desmentido o confirmación del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba.
Ambos políticos hablaron en Teherán de "capacidad defensiva" cuando fue Corea del Norte quien anunció "un regalo para los bastardos estadounidenses", prometió misiles contra EEUU y presentó detalles de un plan de ataque a la isla de Guam, enclave militar estadounidense en el Pacífico.
China y Rusia, usuales socios de Kim Jong-un en sus batallas diplomáticas, mostraron esta vez su conformidad con las sanciones de la ONU contra Corea del Norte. Entretanto, el régimen de Raúl Castro traslada a Pyongyang su apoyo por el aumento de la tensión bélica.
Para la Junta Militar de La Habana parece resultar irrelevante que el territorio nacional se encuentre más o menos próximo a los blancos escogidos por el dictador coreano. Raúl Castro no hace en esto más que seguir el ejemplo de su difunto hermano, capaz de reclamar un ataque nuclear contra EEUU en 1962, sin importar las consecuencias para Cuba.
Hace cuatro años, con el caso del buque Chong Chon Gan, se hizo evidente el tráfico de armas de La Habana hacia Pyongyang, en violación de las resoluciones internacionales. Entonces fueron tomadas medidas contra Corea del Norte, pero no contra Cuba. Ahora que, en un momento tan crítico, el vicepresidente cubano del Consejo de Ministros se dedica a jalear las promesas de un ataque nuclear, tendría que ser amonestada tanta complicidad entre la dinastía Kim y la dinastía Castro. El régimen de Raúl Castro tiene que ser denunciado y amonestado internacionalmente.