Silvio Rodríguez, el trovador militante del castrismo, lo ha dicho. "La situación en los barrios está muy jodida." Claro, la noticia no salió en los diarios del país, ni mucho menos en la televisión o en la radio nacional, sino en Cubadebate, un sitio web al que muy pocos cubanos tienen acceso.
Que el autor de "Ojalá" se desayune con la situación de los barrios más pobres de la capital no puede asombrarnos. Acostumbrado a moverse en zonas donde no es visible la pobreza y a creerse los cuentos del oficialismo, al adinerado trovador le resultaba difícil pensar que había tanta miseria en Cuba, bien oculta para los miles de turistas que a diario recorren nuestras calles y para la nomenklatura que se mueve en climatizados autos por las zonas más exclusivas de La Habana.
Hace un tiempo, el propio Raúl Castro demostraba su escaso contacto con la población de a pie cuando al término de un espectáculo de la compañía teatral infantil La Colmenita en el teatro Karl Marx declaraba que le bastaba "la sonrisa de los niños para sentirse satisfecho". Emocionado por una tierna e ingenua sonrisa infantil, Castro simplificaba la compleja situación del país y demostraba su total enajenación de las carencias cotidianas. ¿Conocerá el dictador de la miseria de barrios como Alturas del Mirador en el municipio de San Miguel de Padrón o Indalla, en La Lisa?
Esas personas que los Castro tanto desprecian y a las que han llegado a calificar de "mercenarios" y "gusanos" sí han llegado a la favela cubana de Indalla para regalarle lápices y libros de colorear a muchos niños descalzos, como parte del proyecto Animando Sonrisas, de la red de Bibliotecas Cívicas Reinaldo Bragado, iniciativa de la sociedad civil que ha despertado en esa pobre comunidad el aprecio y admiración hacia esas personas tan mal miradas por la dictadura.
Por otro lado el régimen siempre se ha negado a reconocer que en Cuba existe pobreza y no publica estadísticas al respecto. Economistas de tanto prestigio como Carmelo-Mesa Lago han calculado que la pobreza en la capital del país ronda un 20% de la población. Los estudios oficiales de la pobreza nunca han encontrado divulgación por los medios oficiales, aunque estos siempre han sido estudios cualitativos donde los investigadores hacen un farragoso y aburrido estudio téorico que muy poco le dice a aquellos que han vivido y sentido el rigor de no tener que llevar de comer a la mesa y viven en casas muy endebles.
Cualquier investigador extranjero que desee conocer sobre la pobreza en Cuba muy poco encontrará en esos estudios y se topará con un muro de silencio en las instituciones oficiales, las cuales se niegan a reconocer índices de pobreza en la Isla.
Es una experiencia que este reportero vivió en carne propia tiempo atrás cuando me dirigí al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y pude entrevistar a una funcionaria sobre ese delicado tema, la funcionaria asombrada cuando le mencioné el tema de mi entrevista en todo momento me negó la existencia de miseria en la Isla. Ni siquiera quiso cambiar de criterio cuando le enseñé los estudios sobre ese tema hechos por investigadores oficiales. Hube de salir de allí convencido que para las autoridades la pobreza es un invento más del "imperialismo yanqui".
Ahora el compositor cubano Silvio Rodríguez destapa la caja de Pandora. Y entre líneas puede leerse que hace un llamado a ocuparse de esa gente que tanto padecen el peor de los agravios a un ser humano: la falta de fe en un destino mejor. Pero a los Castro que la pobreza se mantenga o aumente les importa un comino, esas son "oscuras maquinaciones del imperialismo" de las cuales ni el propio trovador se ha enterado. Aunque esa escondida miseria la haya visto con sus propios ojos.