En una Cuba consternada por la pérdida de los miles de hijos que han tenido que emigrar o por los cientos que están en las cárceles tras las protestas del 11 de julio de 2021, ser madre implica una dosis de esfuerzo y de dolor que muchas cubanas procuran evitar, al menos mientras vivan en la Isla. Pero ese proceso de evasión, que mensualmente se traduce en un sangrado menstrual, es también un problema, a causa de la severa escasez que marca ya a varias generaciones.
"Durante la pandemia tuve que zancajear La Habana, virtual y físicamente, hasta parar en lo más profundo de Guanabacoa para conseguir íntimas (almohadillas sanitarias) para mi hija. Si algo no iba a permitir era que 27 años después del 1993 ella tuviese que usar durante la menstruación, como yo entonces, paños viejos lavados, medias blancas deportivas en desuso (que eran traspasadas por un perenne redondel rojo en cada colchón o cojín donde me apoyara), para dejar las contadísimas íntimas para salir", publicó en su muro de Facebook, el pasado 16 de marzo, la psicóloga Juliette Isabel Fernández Estrada.
Esa escasez de almohadillas sanitarias se ha vivido con matices diferentes en cada etapa, y esta no es la excepción.
"Ahora es peor, porque las íntimas están mucho más escasas y todo es más caro. Hay mucha ansiedad en las colas frente a las farmacias, donde venden las íntimas normadas, y también aquí, en las tiendas, donde hace rato que estamos comprando las tripas de culeros para resolver", confesó Diana, una vecina del reparto Alamar, mientras hacía una cola enorme.
El suministro normado de almohadillas sanitarias en la red estatal de farmacias, que debería ser la principal opción para las mujeres cubanas en edad fértil, continúa presentando irregularidades: las entregas se atrasan o simplemente no llegan.
"El año pasado me quedé sin comprar varias vueltas de íntimas en la farmacia porque decían que no habían llegado. Sin embargo, hace poco sacaron unos cuantos paquetes que, según las trabajadoras de allí, aparecieron de pronto. Esos paquetes, que están vendiendo a algunas de las que no habíamos alcanzado en las últimas vueltas del año, están visiblemente dañados, casi todos abiertos y vienen lo mismo con nueve que con 11 íntimas, cuando lo estipulado es que tengan diez", dijo Ana, quien compra en la farmacia estatal de calle 15, en el reparto Antonio Guiteras, de Habana del Este.
La cuota anual de almohadillas sanitarias equivale en estos momentos a diez vueltas, cada una de un paquete con diez unidades al precio de 1.20 pesos cubanos. Muchas cubanas no encuentran lógica al hecho de que durante dos meses del año no se les venda el necesario artículo.
Las que pueden recurrir a comprar en los establecimientos en Moneda Libremente Convertible (MLC) tampoco están a salvo de "sorpresas". Recientemente, una cubana residente en Guanabo compró un paquete de 40 almohadillas sanitarias en la tienda Arenas Modas. Al llegar a su casa se dio cuenta de que el paquete, por el que pagó 4.35 MLC, "no venía sellado" y tenía dos íntimas menos.
En medio de una situación tan difícil, ocurren absurdos como el que viviera Bárbara, residente en Alamar, cuando intentó comprar algunos paquetes de tripa de culeros en la tienda XX Aniversario, para paliar la escasez de íntimas.
"Hacía tiempo que no me sentía tan maltratada. La 'anticolera' no me quería dejar entrar porque no tenía conmigo la libreta de abastecimiento, a pesar de no ser un requisito en el caso de las tripas. Luego extravió mi carnet y más tarde se puso a exigir la tarjeta de menor de mi bebé como demostración de que existe, a pesar de haberla visto en la entrada de la tienda".
Para muchas cubanas la última opción suele ser el mercado informal, porque allí también escasea el producto, pero sobre todo porque es el lugar donde los precios se elevan desproporcionadamente. Un paquete con 20 tripas, que suele costar 90 pesos cubanos en las tiendas, sale en más de 200 "por la izquierda", mientras que el paquete de 20 unidades de almohadillas sanitarias, cuando aparece, ronda también los 200 pesos.
En cuanto a los paquetes de almohadillas Mariposa, que produce la empresa estatal Mathisa para la distribución normada, se pueden encontrar a 70 pesos en el mercado negro, incluso sin límite de cantidad y con entrega a domicilio incluida.
"No tener íntimas para proveerle a mi hija me mueve a una rabia especial. Pero así y todo es una rabia pequeña y encapsulada en medio de un mar de injusticias, un drama ínfimo al lado de otras pobrezas y atropellos, mientras hay tantas mujeres y hombres presos, sentencias penales redobladas a tantos de nuestros manifestantes del 11J. Y es así que estamos los cubanos, asfixiados entre círculos concéntricos de opresión", termina diciendo Fernández Estrada en su publicación.
Todos se quejan de escasez, tods las noticias de Cuba van de esto cuando donde presos políticos.
Sin embargo todos van y llenan plazas el primero de mayo, todos fan vivas al sistema cuando se les convoca. Todos visten pulovitos de "yo soy Fidel" cuando se les requiere.
Que coman revolución y se pongan planes sobrecumplidos en susbpartes intimas cuando toque.
Hace ya cerca de 30 años, TREINTA, oí una intervención del difunto Fidel Castro en la que se refirió a la escasez de almohadillas. Only in Cuba: Un presidente, primer secretario y todo lo demás de un país dedicando parte de un discurso a eso, y lamentablemente no fue para que se resolviera. Muchas de las mujeres que hoy en Cuba sufren la escasez de almohadillas no habían nacido cuando eso. Pero de toda esa gente del régimen, ¿a quién le importa que no haya almohadillas ni comida?
Le puedo asegurar que a la Mariela Castro ni remotamente le importa, pues con este asunto no se puede sacar lasca como ha sacado con el cuento de los derechos "gay." Claro, a su padre tampoco le importa el problema de la leche en Cuba, a pesar de su hueca promesa del famoso vasito de leche.
Dª Ana, yo llevo 52 años fuera de la locura esa y ya desde esa época, que era una maravilla comparada con la actual, no había compresas suficientes. Las colas en la farmacia, cuando vendían unos paquetes ridículos de algodón daban la vuelta a la esquina, le hablo de una farmacia que había en 10 de Octubre: San Ramón y la cola pasaba del Gran Cinema. Muchas camisas viejas que tuve que coger de mi padre para hacerme "pañitos" y estar lavando, cuando había agua y había llegado el jabón a la bodega. Si ese desgobierno ni siquiera ha sido capaz de garantizar algo tan elemental como son unas simples compresas, no sé cómo piensan arreglar eso de la "soberanía alimentaria". Vergüenza y asco a la vez es lo que da esa gentuza en el poder.
Las mujeres cubanas tienen que averiguar qué hacían las indias con menstruación antes de llegar Cristóbal Colón. Cuba, en todo, ha retrocedido más de medio milenio. Hay que conocer un poco de historia y adaptar la vida del país a la época precolombina: comer cazabe, andar en taparrabos, alumbrarse con velas, vivir en bohíos. Cuba, país suigéneris, que progresa pa' tras.
Pues tendrán que hacer como algunas tribus del Amazonas que se refugian en una choza durante la menstruación y gritan: sucio, sucio.
No desespere, que pronto llegará Colón y todo volverá a comenzar.