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Los desconocidos de San Isidro

Anyell Valdés Cruz, 'la madre que estamos esperando' en la sede del Movimiento San Isidro

Tiene cuatro hijos, es ama de casa y nadie la conocía, pero se unió al encierro. Ahora la Seguridad del Estado la amenaza con quitarle a los niños.

Madrid
Anyell Valdés Cruz.
Anyell Valdés Cruz. Katherine Bisquet/Facebook

Tiene cuatro hijos, es ama de casa, habita una vivienda ocupada donde ha sido amenazada de desalojo en varias ocasiones, tiene 39 años y sin conocer a ninguno de los atrincherados en la sede del Movimiento San Isidro (MSI) decidió unir su suerte a la de ellos. Su nombre es Anyell Valdés Cruz.

"Fue de gran ayuda para los huelguistas", explica la curadora Anamely Ramos, quien compartió en su cuenta de Facebook un comentario y unas fotos de la llegada de Anyell el 19 de noviembre a la sede del MSI, tras burlar el cerco policial: "A los vecinos que siempre están prestos a ayudarnos, Anyell Valdés Cruz, les dijo: 'yo soy una de ellos, aunque no me conozcan y necesito llegar allá'. Y así lo hizo. Sus hijos se fueron con la abuela, pero ella permaneció y nosotros emocionados".

Anyell es madre de un niño y una niña de cinco años, un menor de 10 años y tiene una hija de 19 años que no vive con ella. Además, tiene a su cargo a su madre anciana.

"Sobrevivimos con la pensión de mi mamá, de 217 pesos cubanos", explica Anyell, que también dice lograr algunos ingresos vendiendo el azúcar y la leche que le dan a los niños cuando le sobra. "Y de lo que las personas me regalen", confiesa.

"No me dan trabajo, los niños están en la escuela cuatro horas, entonces no me da tiempo a trabajar y menos ahora que no puedo salir de mi casa por la vigilancia", explica la activista a través de un mensaje de voz. Comunicarse con Anyell ha sido muy complejo porque no posee un buen teléfono y depende de la ayuda de otras personas.

Después del allanamiento policial a la sede del MSI, Anyell ha sido molestada en reiteradas ocasiones por la policía política, como parte de la campaña de hostigamiento del régimen. El pasado 5 de diciembre fue detenida por unas horas.

A pesar de eso, está satisfecha de haber participado en esa acción pacífica. "No me arrepiento porque la convivencia fue perfecta, nos llevamos todos como hermanos", dice.

Intimidada con ser desalojada y con quitarle a sus hijos

Una de las amenazas que le ha hecho la Seguridad del Estado es que puede quedarse en la calle. "Me han dicho que esta vivienda no es mía y que yo no me puedo quedar aquí", relata.

En 2015 Anyell Valdés ocupó un local que había servido de almacén de recogida de materias primas para los Comité de Defensa de la Revolución (CDR) en el municipio Arroyo Naranjo, en La Habana. Desde entonces ha recibido presiones para ser desalojada.

La propia Anyell contó en Martí Noticias en 2018 que el local estaba "abandonado" cuando lo ocupó. Y que a pesar de estar "en malas condiciones", era mejor que el cuarto de madera al lado del río donde vivía anteriormente. Ese año también se plantó a protestar en la Plaza de la Revolución, ante las oficinas del Consejo de Estado, y fue detenida, según indica la nota.

"En 2018 me encabroné y llené de carteles todo el barrio de aquí de Los Pinos, la bodega, la carnicería, los parques… Me hicieron un 'Tras la huella', vino criminalística, los peritos… Hasta que me citaron", dice sobre aquel encontronazo con la policía, donde terminó multada con 200 pesos por dañar una propiedad del Estado.

La otra amenaza que le han hecho por estos días es con relación a sus hijos: "Me dijeron que yo podía ir presa y los niños para la Patria potestad".

Me advirtieron que "no podía participar en nada" que incluya a los niños, ni fotos ni videos, explica Anyell, en alusión  involucrar a los menores en acciones relacionadas con el activismo. La amenaza clara es: "que me los iban a quitar".

Madre activista

En los días del acuartelamiento, Anyell se encargó fundamentalmente de la cocina, ya que habían varias personas que no estaban en huelga de hambre.

"Ella nos vino como anillo al dedo", confiesa Anamely, que describe a Anyell como "una persona excepcional, tranquila, que trasmitía una paz… Era como la madre que estamos esperando", y comenta que la llamaban "ángel" para jugar con su nombre.

La historia de Anyell con el activismo se inició hace siete años con la organización opositora Cuba Independiente y Democrática, pero luego ha seguido por su cuenta. Al conocer lo que estaba pasando con el MSI decidió sumarse a la protesta: "Porque en la unión está la fuerza y todos estamos luchando por lo mismo".

Anyell quiere cambiarlo "todo" en Cuba, "sobre todo la dictadura", para "tener libertad de expresión sin que nadie nos reprima. Ahora no somos libres, somos títeres de Díaz-Canel", dice.

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9 comentarios

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El comun en todas estas biografias es que los personajes no tienen trabajo ni ingresos fijos ni suficientes pero ,de pronto,la luz de la libertad y la democracia los invita a dedicarse de tiempo completo al activismo,a las huelgas de hambre,las selfies y a la lectura de poesia en el movimiento San Isidro.Si antes su economia no era muy estable ni segura pues toca preguntarse,de que viven ahora? Es el activismo una forma de vida economicamente rentable? Parece que si.

Profile picture for user Ricardo E. Trelles

// "Anyell es madre de un niño y una niña de cinco años, un menor de 10 años y tiene una hija de 19 años que no vive con ella. Además, tiene a su cargo a su madre anciana..." //

A mi particularmente me cuesta creer que esta madre venda la leche y el azúcar porque ambos nunca sobran en Cuba, más bien hacen falta y hasta cuesta conseguirlos.

El único mérito de los selfiesteros del MSI es haber logrado que una farsa haya tomado posesión de una parte importante de la opinión pública, lo cual puso a correr al régimen. Punto.
No tengo el mínimo de simpatía por el régimen cubano, pero ello no significa que sólo tenga que dejar espacio a mi pensamiento intuitivo para apoyar una forma de "activismo político" bastante ridícula, a tal punto de tener que realizar sus integrantes silbidos en la Habana a la hora del cañonazo.

Profile picture for user Ana J. Faya

Siempre me resulta curioso cómo el régimen, o sus seguidores --sean voluntarios o sigan orientaciones- se proponen siempre denigrar a quienes se enfrentan a la dictadura. El MSI sin duda alguna sacó del letargo de inactividad política pública a la sociedad cubana, con manifestación de cientos frente al MINCULT y una enorme actividad contestataria en las redes sociales. Obligó al régimen a un considerable despliegue de fuerzas represivas en las calles y de propaganda en los medios. Esta autora trata de darnos a conocer a cada uno de los integrantes o colaboradores del MSI, porque esos cubanos de carne y hueso, con aciertos y fallas están en Cuba. En una sociedad cerrada como la cubana el número de disidentes y opositores es incalculable.

Es lamentable, pero el caso de esta pobre señora es el de muchas madres cubanas solteras con hijos numerarios que tienen comportamientos propios de las familias disfuncionales que necesitan de atención por el régimen.
Lo menos que podían haber hecho los selfiesteros del MSI era haberla aconsejado regresar a cuidar a sus pequeños hijos y anciana madre abandonados en vez de utilizarla para su parafernalia a cambio de un poco de comida y un par de cigarros.

Profile picture for user Cristinita

Oh, por supuesto. Igual debió hacer el argentino guerrillero. Ocuparse de sus hijos y no irse a armar guerritas aventureras en tierras donde nadie lo llamó. Por suerte, en Bolivia le modificaron la salud y superó el asma.