Ninguno ha hecho carrera diplomática, en su mayoría no tienen experiencia representando a EEUU y en algunos casos se distinguen por haber hecho donaciones a la campaña electoral de Donald Trump. Los cuatro embajadores designados por Trump para América Latina, cuya ratificación depende del Senado, tienen en común su cercanía personal con el presidente electo.
Más que buscar figuras de peso, provenientes de organismos internacionales o universidades, como hizo con sus primeras designaciones de embajadores en 2016, en lo que será su segunda presidencia, Trump ha privilegiado la cercanía personal, especialmente puesta a prueba en el periodo en que, estando fuera de la Casa Blanca, enfrentó diversas acusaciones.
Todos los nominados a embajadores deberán ser ratificados por el Congreso, pero la mayoría republicana en la Cámara Alta no debería ser un obstáculo para refrendar unos nombramientos que, cuando se miran en su conjunto, dejan en claro el nuevo enfoque: seguridad en el control migratorio como eje de la política exterior.
Esta semana, además de hacer nombramientos para otros continentes, Trump hizo cuatro para la región de América Latina. Anunció los nombres de sus candidatos a encabezar las delegaciones diplomáticas de EEUU en Argentina, México, Colombia y Chile, con lo cual también adelanta —según observadores— el lugar privilegiado que tendrán estos países en una política exterior que será de por sí bastante latinoamericanista.
El senador Marco Rubio, de origen cubano, será el primer secretario de Estado de EEUU con raíces latinas y completamente bilingüe (inglés/español), y al designar al segundo a bordo del Departamento de Estado, Trump dejó en claro de que el tema de migración proveniente de América Latina y la frontera con México ocupará buena parte de su política. Como segundo de Marco Rubio, el presidente electo nombró al exembajador en México, Christopher Landau, quien además ha estudiado el proceso político venezolano.
En el caso de Argentina, como reseñó DIARIO DE CUBA, Trump postuló a una persona de su círculo de confianza, usualmente asistente a las cenas y galas en Mar-a-Lago, el club en el que Trump se atrincheró en sus peores momentos y desde donde construyó un nuevo polo de poder conservador. Se trata del médico de origen cubano Peter Lamelas, quien hizo donaciones a su campaña y que no cuenta con ninguna experiencia diplomática.
Lamelas, sin embargo, ya coincidió en una cena con el presidente argentino Javier Milei, justamente en un acto con Trump, y se prevé que privilegie la confianza y contacto personal entre los tres más que las vías diplomáticas tradicionales.
Si en el caso de Argentina el mensaje subyacente es la afinidad entre Milei y Trump, en el caso de México la postura del mandatario parece ser más dura, esperándose de hecho decisiones a partir del 20 de enero que puedan afectar las ya de por sí difíciles relaciones entre ambos países.
Trump eligió a Ronald Johnson, un veterano de la CIA y ex boina verde, como embajador de Estados Unidos en México. En este caso se espera una aprobación sin sorpresas del Senado ya que, de toda esta primera camada de nominados, Johnson ya fue embajador ante El Salvador, durante la primera gestión de Trump.
No pocos periodistas han recordado en San Salvador la sintonía que hicieron el otrora embajador de Trump y Nayib Bukele, durante la naciente primera presidencia del mandatario centroamericano, en la cual el tema de la seguridad ya despuntaba como uno de sus grandes ejes de acción.
El hecho de que Johnson vaya a ocupar la embajada estadounidense en México simboliza, según analistas, un viraje de Washington hacia una política de mano dura contra la crisis migratoria y el tráfico de fentanilo. Con un gran historial en el campo de la seguridad y defensa, Johnson posiblemente no sea un embajador convencional ante un Gobierno de izquierdas, como es el caso de la mandataria Claudia Sheinbaum, quien ha sostenido que no habrá una guerra declarada contra los narcos.
A lo largo de la campaña, Trump adoptó un tono beligerante con México, siendo las deportaciones masivas uno de sus grandes lemas y promesas. Una vez que ganó la Presidencia, ha amenazado con imponer aranceles a los productos mexicanos si el Gobierno de Sheinbaum no pone coto a la inmigración y el narcotráfico.
En el caso de Colombia, el mandatario nombró también a otra persona sin experiencia diplomática alguna, con una trayectoria importante como abogado, en términos de su fortuna personal, y quien antes había sido detective. Según Trump, esta combinación lo hace idóneo para este cargo. Se trata de Daniel J. Newlin, quien también hizo donaciones a la campaña electoral del presidente electo.
La embajada estadounidense en Bogotá, bajo la jefatura del actual embajador Francisco Palmieri, también atendió los asuntos relacionados con Venezuela. En su primer gobierno, Trump decidió cerrar la representación diplomática en Caracas y desde entonces se atienden en Colombia. En algún momento en la capital colombiana operaban de forma simultánea dos embajadores estadounidenses, uno para cada país.
Con la designación de Newlin, lo cual conlleva al cese de funciones de Palmieri a partir del 20 de enero de 2025, no ha quedado claro si el nuevo embajador también atenderá lo relacionado con Venezuela, dado que no existe un estatus formal de tal responsabilidad.
Y en este primer lote de designaciones para la región, Trump hizo otro anuncio sorpresivo, al designar a Brandon Judd como embajador en Chile. Se trata de otra figura cercana al mandatario y sin experiencia alguna en el mundo diplomático.
Judd es exmiembro de la Patrulla Fronteriza, donde hizo carrera por casi 30 años. “He conocido personalmente a Brandon y he trabajado con él durante los últimos nueve años. Me ayudó a desarrollar e implementar las políticas de seguridad fronteriza más efectivas en la historia de nuestra nación”, señaló el presidente electo, con lo cual ratificó que América Latina, incluso en lugares no fronterizos con EEUU, el enfoque de la Casa Blanca será la seguridad, poniendo en debate la cuestión migratoria hacia territorio estadounidense.
A juicio de Trump y de sus colaboradores cercanos (como es el caso del propietario de X, Elon Musk), durante los cuatro años de Gobierno de Joe Biden reinó un descontrol que permitió el ingreso de bandas criminales a EEUU, un asunto a lo que se quiere poner coto, así como a la presencia de migrantes sin documentación dentro de territorio estadounidense.
A la población de Trols afectados con TDS ... Hay consecuencias ...
https://x.com/TheEXECUTlONE…
TDS is real ....
https://x.com/Rothmus/statu…
Muchas razones tienen los dos primeros opinantes. Cuba no es prioridad para EEUU. Y el agente naranja pelusa de maíz albino TRUM-P-UTIN se rodea de sus acólitos para sentirse seguro. igual no le importan los ciudadanos americanos. Delincuentes, proxenetas y amigos de dictadores formaran su gobierno.
https://www.youtube.com/wat…
Por eso es que reina las desconfianzas en el periodismo hoy por hoy, no hay un periodismo balanceado. Al autor del artículo en el último párrafo se le olvida mencionar que se escribió una ley por un republicano para atajar el desorden en la frontera y el mismo Trump llamo a los senadores y le dijo que no la firmaran porque él iba a arreglar aquello. Articulista, Trump va a hacer lo mismo que va a hacer con el control de la inflación NADA. Y señaló aquí, que la gasolina está en $2.54 el gallón, después no escriban que la gasolina estaba elevada cuando Biden.
Juan, estoy de acuerdo. El otro tema es Cuba. Los que antes decían que Trump iba a acabar con la dictadura ahora están diciendo, (debe ser por si las moscas y la naranja no haga nada como es de esperar) que Trump tiene cosas más importantes a las que dedicarse.
Si, Trump se va a dedicar a un gobierno por el pueblo y para el pueblo:
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Alguien dijo aquí que los que votaron por Trump "habían cometido un grave error, sólo que no se habían dado cuenta aún". Ya algunos se están enterando.