Una turista rusa que visitó Cuba recientemente advirtió sobre los engaños y estafas más comunes que pueden sufrir los veraneantes de la nación euroasiática que por decenas de miles viajan a la Isla y no están familiarizados con su idioma y costumbres.
Elena Liseykina, quien en ocasiones anteriores ha compartido sus impresiones y fotos después de varias semanas de estancia en la Isla, señaló que los lugareños saben cómo convertir a los rusos "en una fuente de ingresos". De ahí que les dejara varias alertas.
Primero, prestar atención al cambio de divisas. Según indica la turista, en Cuba existen varios tipos de cambio para dólares y euros: el bancario, el oficial y el del mercado informal.
"En el mercado negro te ofrecerán unos 300 pesos por un dólar, mientras que la tarifa oficial es de solo 120. Por lo tanto, si te ofrecen un intercambio a una tasa más baja, no aceptes", aconseja.
Añade que en Cuba se puede pagar en dólares, pero "si pides el precio en pesos puede resultar mucho más barato". Señala por último que en la Isla "es ilegal cambiar moneda en los mercados de souvenirs y en los comercios". Así que recomienda traer a mano una calculadora.
El segundo método de fraude más común es el precio de los taxis. "De La Habana a Varadero pueden pedir 100 dólares, aunque el precio real es de unos 35 dólares", advierte Liseykina. Por ello sugiere negociar el precio del viaje con antelación o utilizar la aplicación La Nave (suerte de Uber cubano) si se cuenta con una tarjeta SIM local.
Hay una tercera alerta que deriva de la ancestral picaresca cubana: "En general, los cubanos son camaradas muy positivos y amigables. Por lo tanto, no debes huir de todos los que quieran hablar contigo en la calle. Pero hay que mantener los ojos abiertos. La estafa más común es ofrecer llevarte a un 'bar genial solo para locales'. Pero en este bar habrá bebidas a precios cinco veces más altos de lo habitual", señala.
La turista alerta que los guías en las excursiones prefieren llevar a sus turistas a establecimientos donde reciben una suma de dinero por esos clientes. "No hay nada malo con el café en sí, que incluso puede ser bastante sabroso. Es solo que el precio es para 'turistas'", apunta.
Asimismo, "te ofrecerán cigarros y ron en cada esquina, y casi todos los que conozcas, empezando por la camarera del hotel y terminando por personas sospechosas en un callejón".
Por lo anterior, el consejo de Liseykina es: "ten cuidado con los extraños demasiado amigables y no dejes que te lleven a lugares desconocidos".
La cuarta forma de engaño tiene que ver con estafas de toda la vida. Según la turista, como en Cuba se hace difícil conseguir desde una medicina hasta dar con un cargador para iPhone, existen grupos de chat donde la gente intercambia información.
Pero "a menudo en esos grupos se ofrecen a ayudar con las compras o excursiones. Pero después de transferir el dinero, la persona desaparece".
Así que el consejo es: "No haga pagos anticipados. Estafadores similares a veces ofrecen un viaje en yate, por ejemplo. Haces un pago por adelantado y listo. En Cuba, todos los pagos a los guías privados se realizan solo después de la excursión. Bueno, o a través de un operador turístico, pero esa es una historia un poco diferente".
Por último, están los hurtos y robos. "Hubo turistas que perdieron los bañadores de la habitación; alguien echó de menos un vestido; a veces pueden sacarte algunos billetes de la caja fuerte del hotel, o algunas almohadillas sanitarias del paquete... No estoy exagerando sobre las almohadillas. Una chica se quejó de que le estaban exprimiendo lentamente el tubo de una crema costosa".
"El fraude con toallas en los hoteles es bastante común. El caso es que se hace un depósito de unos 20 dólares para las toallas de playa. Si pierdes tu toalla, tienes que pagarla. Resulta que estas toallas 'se pierden' regularmente. Y luego el personal se ofrece a resolver el problema por solo diez dólares".
Liseykina recuerda que en La Habana es bastante común que arrebaten aretes o cadenas a los turistas. "Pueden intentar arrebatarles la bolsa de las manos. Por lo tanto, si vas de excursión, deja las joyas y las cosas caras en la caja fuerte del hotel", aconseja.
Y en cuanto a la compra de souvenirs, alerta que los vacacionistas deben prestar atención al origen de los productos. "Muchos de ellos no se producen en Cuba, sino que se importan de China, por lo que su calidad puede no cumplir con las expectativas", precisa.
Finalmente, la turista deja algunas recomendaciones generales: "Todos los hombres y mujeres vestidos con trajes típicos en La Habana querrán un par de dólares después de que les tomes una foto. Lo mismo ocurre con los músicos y las estatuas vivientes".
Y en los hoteles "al salir de la habitación, mire siempre detrás de la cama o el sofá. A veces 'ayudan' a que tus pertenencias 'caigan' allí, para luego tomarlas con la conciencia tranquila. Al fin y al cabo, un turista no volverá por una camiseta olvidada, pero esta será muy útil para los cubanos".
En Cuba la población en su mayoría vive y se comporta de una forma marginal debido al constante desastre económico. Hoy, la “picaresca” delincuencial cubana es un efecto de la miseria, no de la pobreza.
Los estúpidos bolos nuevos ricos dando lecciones de turismo ,hasta el otro día vivían sus padres en un edificio con baño colectivo donde defecaban y se limpiaban el c...
¿Y cuántos bolos han soñado durante años con el capitalismo?
Vaya! "El sapo diciéndole al cocodrilo "¡Qué ojos más grandes tienes! Si los primeros "vissneros" a nivel mundial son los rusos ,conocidos ,en cualquier mercado ,"mercadillo" ,Candonga",etc ,mal heredado por algunos cubanos de estos salvajes malolientes del "lejano oriente" !
Mierda de revolucion, antes del 59 los pocos rusos que carenaban en la isla iban a soplar tubos.
Hay una mejor solución: no vayan a Cuba y punto. Resuelto el problema.
No vayas tú ¡ Deja a la gente que haga lo que quiera!
El problema es ir engañado y mucha de esa gente, por no decir toda, solo viene al campo de concentración porque alguien consiguió engañarles.
En este momento es un destino muy caro, muy precario y muy peligroso.