Abinader es reelecto en una campaña en la que predominó el discurso contra la migración haitiana

Las elecciones presidenciales en República Dominicana de ayer domingo dejaron como claro ganador al actual mandatario, el empresario Luis Abinader, cuya reelección se apalancó en un discurso de mano dura contra la migración haitiana y el emplazamiento a la comunidad internacional a que reconstruya al vecino país.

Hoy lunes la Junta Central Electoral, con el 94% de los colegios electorales procesados, reportaba que Abinader obtuvo un 57,1% de los votos, muy por encima de su más cercano adversario, el expresidente Leonel Fernández, que registró el 29,3% de votos. El hecho de que el mandatario prácticamente duplicara a su rival, junto al reconocimiento del resto de candidatos de su derrota, allanó rápidamente el camino para que Abinader celebrase su victoria.

Con 59 años e hijo de una figura que, como él, fue empresario y político, al currículo del mandatario se suma su formación universitaria en EEUU. Abinader dejó claro que proseguirá con su política restrictiva: devolver a haitianos sin documentación, demandar que sea la comunidad internacional, y en particular EEUU, quien asuma la reconstrucción del país vecino, y continuar levantando un muro en la frontera binacional.

Haití y República Dominicana comparten la isla La Española e históricamente han mantenido una relación conflictiva en torno a la migración haitiana.

Al llegar al poder en agosto de 2020, Abinader dijo que la relación bilateral con Haití, segundo socio comercial de República Dominicana, era "muy importante". Y aunque parezca contradictorio, ha enfatizado el intercambio comercial al tiempo que ha cerrado su país. De acuerdo con analistas, el mandatario logró enmarcar la agenda de discusión, ya que el resto de candidatos al ser consultados por el tema migratorio, terminó señalando que les darían continuidad a las políticas actuales.

El muro, cuya construcción final se espera abarque 400 kilómetros de frontera entre República Dominicana y Haití, es denominado verja perimetral "inteligente", con la cual el presidente ha dicho "pondrá fin" tanto a la inmigración sin documentación de haitianos, como al narcotráfico, y así proteger al país y defender la soberanía nacional.

Además del histórico rechazo de la sociedad dominicana a la presencia haitiana, que a su vez cumple tareas de servicio doméstico y labores agrícolas, el discurso de Abinader le sacó punta al tema de la seguridad, asociando hechos de delincuencia a la comunidad haitiana.

En medio de la campaña electoral, el pasado mes de febrero, Abinader acudió al Consejo de Seguridad de la ONU para pedir una actuación más decidida de la comunidad internacional ante la deriva que viene viviendo Haití, mientras ha crecido el poder de los grupos criminales y la institucionalidad es prácticamente inexistente.

"Nuestra consigna de hoy en adelante será: ¡O luchamos juntos para salvar a Haití o lucharemos solos para proteger a República Dominicana!", exclamó Abinader en Nueva York, en un mensaje que tuvo impacto político positivo dentro de su país.

En medio de la campaña electoral, la organización de derechos humanos Amnistía Internacional hizo pública una carta tanto para Abinader como para otros altos funcionarios del Estado dominicano.

Amnistía Internacional denunció "alarmantes prácticas y políticas racistas contra personas haitianas en movilidad, dominicanas de ascendencia haitiana y activistas (por los derechos de migrantes)".

La organización llamó a las "autoridades dominicanas a poner los derechos humanos al frente de su agenda, detener inmediatamente estas acciones y cumplir con las obligaciones internacionales, asegurando un trato justo y respetuoso para todas las personas, sin importar su origen o estatus migratorio".

Pese a diversos llamados, en medio de la ola de violencia registrada en Haití, especialmente entre los meses de febrero y marzo, Abinader descartó que su Gobierno fuese a instalar campos para dar cobijo a refugiados haitianos. Se estima que unas 350.000 personas en Haití se han desplazado internamente en este 2024 para huir de la violencia generalizada que asola principalmente a la capital, Puerto Príncipe.

En medio del respaldo de medios y la opinión pública, el mandatario sostuvo dos meses antes de ser reelecto que su país no podía resolver la crisis haitiana y que esto era responsabilidad de la comunidad internacional, y que en esa dirección no se instalarían campos para refugiados, ni se detendría su política de expulsiones de ciudadanos haitianos sin documentación, para impedir que permanezcan ilegalmente dentro de República Dominicana.

Según cifras oficiales, más de 175.000 haitianos han sido devueltos a su país en el último año.

Incluso está el asunto de las personas apátridas, que ha sido ampliamente denunciada por organizaciones de derechos humanos. Cerca de un cuarto de millón de hijos de haitianos, nacidos y viviendo dentro de República Dominicana, no pueden acceder a documentos de identidad, pese a ser culturalmente dominicanos.

Además del tema migratorio que estuvo en el tapete durante la campaña, el segundo periodo presidencial de Abinader enfrenta varios desafíos en el plano económico, tal como señaló el mes pasado el Banco Mundial.

Aunque el país caribeño registra varios años de crecimiento económico significativo, a juicio del Banco Mundial, "los motores de ese excepcional crecimiento están llegando a su límite, debido al bajo crecimiento de la productividad en los últimos años, un insuficiente capital humano para atender las necesidades del sector empresarial, la ocurrencia de desastres relacionados con el cambio climático y distorsiones en mercados claves".