Alicia Alonso, leyenda mundial de la danza, fue sepultada este sábado en el Cementerio de Colón. Antes, fue velada durante todo el día en el Gran Teatro de La Habana, donde hizo guardia de honor parte de la plana mayor del régimen: Raúl Castro, Miguel Díaz-Canel, José Ramón Machado Ventura y Esteban Lazo.
Cientos de cubanos, bailarines y estudiantes de ballet acudieron al cementerio, donde Alonso, quien dirigió con mano dura durante más de seis décadas el Ballet Nacional de Cuba, fue enterrada en el panteón de su familia.
El historiador de La Habana, Eusebio Leal, se encargó de despedir el duelo, informó la prensa oficial de la Isla.
"Dichosa tú, que al entrar en este descanso, en ese provisorio silencio y sombras, te libras de ella por la grandeza de tu voluntad férrea, tantas veces demostrada. Te libras de ella porque tuviste un don, entre las raras y extraordinarias cualidades que a contadas personas se les entregan en el género humano", dijo Leal.
"La muerte se convierte en un carro de gloria para los que han alcanzado como tú la fama y el amor de un pueblo", añadió.
"Tú eres parte del alma invisible de Cuba, tú eres parte de nuestro tesoro. (…) Todos los honores te los mereces, y el de hoy es y no es el último. Será tu ejemplo imperdurable (…) La Revolución hizo y favoreció tu obra y tu sueño, Fidel pudo decir un día con razón que tu habías logrado casi lo imposible", afirmó Leal.
La bailarina fue una de las figuras más protegidas por el régimen. En 2003 estuvo entre los intelectuales y artistas que firmaron una carta para justificar el fusilamiento de tres hombres que secuestraron una embarcación de pasajeros y el encarcelamiento de 75 disidentes con sentencias de hasta 28 años.
Alonso murió el jueves, a los 98 años de edad, en el Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas (CIMEQ) de La Habana, a causa de un padecimiento cardiorrespiratorio
Para el adiós a Alonso, el Gobierno bloqueó calles del Centro Histórico de La Habana. El cortejo fúnebre recorrió el Malecón y la Avenida 23 hasta el cementerio. Pero los primeros reportes de la televisión estatal mostraron calles más bien vacías, excepto en las paradas de ómnibus.
Contrario a lo que se preveía, el Gobierno no decretó duelo oficial por el fallecimiento de Alonso, sino que dijo que celebraría su legado en la actual Jornada de la Cultura.
El Gran Teatro de La Habana, al que el Gobierno añadió en 2015 el nombre de la bailarina, y que es sede del Ballet Nacional desde 1965, pronto guardará la colección de artículos, vestuario y papelería de Alonso, que antes se exhibía en el Museo de la Danza.
Ernesto80, no se atraque, el tan solo hecho de que Raul Castro y su pandilla de forajidos le hicieron guardia de honor es suficiente para saber que la bruja fue una fiel colaboracionista de la dictadura mas antigua y sanguinaria de America. Vaya con su semillita de Marabu a que lo zurzan.
Y Eusebio despidiendo el duelo al estilo de Éufrates del Valle. Que viejo tan cursilón.
Una aclaración: Sé de buena tinta que la Alonso no sabía lo que firmaba en ese momento. Ya en esa época hacía años que no veía ni jota. Firmaba muchos papeles a ciegas y hasta le guiaban la mano. Solo le decían lo que ellos querían que supiera. Es una pena que esa firma a ciegas le costara el peor de los escarnios en su vida y que tanta gente se haya concentrado en un acto execrable, aunque inconciente, que ahora sea el mayor argumento para echar tierra a una gloria de la cultura cubana.
Como dicen los gringos., no queremos excusas por favor. De que firmo, firmo y no fue la única entre los llamados artistas del mal gobierno revolucionario.
Fue esa acción la única de Alicia en apoyo a la dictadura.
El caudillismo y el tremendismo se extiende como metástasis por toda la sociedad, Cara de Coco era el comandante en jefe, Alicia era la bailarina en jefe, Diaz Canel el monigote en jefe, Esteban Lazo el gorila en jefe y Eusebio Leal el picuo en jefe
El ataúd es distinto a las cajas de bacalao que usan en Cuba para la gente de a pie. Hasta en eso se nota el elitismo del régimen, que proclama a los cuatro vientos una igualdad falsa, cuando en realidad hasta con los muertos exhiben un ridículo y vergonzoso clasismo!
Azayas 48: en eso mismo me fijé, ¡hasta después de muertos son distintos al pueblo común!
Pero que picúo es ese desleal. Por "dió" y la virgen santísima. Lo bonito hubiese sido que todos esos dinosaurios y el puesto a dedo se hubieran puesto un tutú, ¡hubieran estado divinos de la muerte!