La Prima Ballerina Assoluta del Ballet Nacional de Cuba acaba de cumplir 91 años. No todo el mundo llega a esa edad y mucho menos con fama universal. "Se lo ha currado", dirían en España refiriéndose a la trayectoria y talento de esta singular mujer que a fin de cuentas nadie sabe quién es.
Su aura es muy misteriosa. Tiene una vida tan larga que a la mayoría de los cubanos se nos confunde el aura con la realidad, ya que nos parece mentira que todavía esté dando quehacer con su atuendo perpetuo, sus gafas oscuras y su nariz empinada; sobre todo después de bailar en un escenario hasta los 75 años, guiada por voces de su partenaire que nunca escuchábamos en platea, pero que sabíamos imprescindible.
Sin embargo, Alicia Alonso es una leyenda viva. Por su compañía, una de las más prestigiosas del mundo, han pasado bailarines talentosos que ella misma no ha dejado brillar del todo. Ha gobernado con mano férrea, según vox populi. Nadie la podía opacar y nadie podía discutir sus órdenes. Es una dama de hierro del Caribe que ha sido tan excelsa maestra como eficaz para el régimen de Fidel Castro.
Su figura es un tema complicado —una de cal y otra de arena—, del que algún día se hablará diáfanamente cuando termine la dictadura, porque no es menos cierto que el Ballet Nacional de Cuba es una de las instituciones más sólidas del panorama cultural de la Isla, aun cuando no pocos de sus talentos emergentes pongan pies en polvorosa en giras internacionales. Y luego triunfan en importantes compañías, como se ha podido comprobar.
La vida y obra de Alicia Ernestina de la Caridad del Cobre Martínez del Hoyo —su nombre original— pudo verse en un documental que Televisión Española emitió hace algún tiempo en la cadena 2. El filme forma parte de la serie Imprescindibles, y entronca con el nuevo perfil cultural que quieren darle a esta cadena. El homenaje, pues, está servido en este país que nunca ha dudado en reconocer a la figura, otorgándole incluso una cátedra que lleva el nombre de la bailarina en la Universidad Complutense de Madrid. Sin embargo, por alguna razón imperdonable, en el documental ni siquiera mencionan a su gran pareja de baile en la última etapa de su carrera sobre las tablas, Jorge Esquivel.
Una vida tan larga, obviamente, se presta para el revisionismo. Entre los papeles que traje de Cuba hay uno que es un documento histórico. Se trata del programa de mano original de El lago de los cisnes, función única, "de Gala", según el pliego, ofrecida por el Ballet Alicia Alonso en la Toma de Posesión del Presidente Mayor General Fulgencio Batista, en el Teatro Auditorium (hoy Amadeo Roldán), el 25 de febrero de 1955. O sea, un día después de que Batista entrara legalmente en el poder en su segundo mandato.
No sé si la diva recuerda o reconoce que hubo esa función. No sé si existe algún ejemplar de este programa de mano en el Museo de la Danza de La Habana, que exhibe memorabilia suya. De hecho sería de lo más normal que una compañía insigne actúe para el presidente de la República.
El programa de mano incluye en la portada un sello seco a relieve con el escudo nacional y, además de relacionar el elenco completo, detalla cada uno de los cuatro actos del mítico ballet. El ejemplar que conservo (puede consultarse abajo, en pdf) me lo regaló un viejo amigo conocedor del mundo del espectáculo y me pidió encarecidamente que no mencionara su nombre. Así están las cosas todavía en la entrañable Isla, al cabo de medio siglo de ocultamientos de información.
Para los interesados en detalles, reproduzco los principales créditos del programa:
Ballet Alicia Alonso
Director Artístico: Fernando Alonso Rayneri
Elenco: Alicia Alonso
Royes Fernández
Carlota Pereyra, Víctor Álvarez
Artista Invitada: Dulce Wohner
Director Musical: González Mantici
Director de Escena: Miguel S. del Castillo
Un año y siete meses después de esta función, Alicia Alonso bailó para los estudiantes de la Universidad de La Habana en un acto de desagravio que la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) le ofreciera. El Instituto Nacional de Cultura de la época, dirigido por Guillermo de Zéndegui, había suprimido el estipendio del gobierno a la Academia de Ballet que Alicia dirigía, porque, según argumentaron los funcionarios, se trataba de una compañía enfocada solamente a la élite social.
De esta manera, la gran coreógrafa y bailarina se quedaba sin el apadrinamiento de Batista, pero muy pronto, a partir de 1959, conseguiría otro mecenas. Otro dictador.
Hasta el día de hoy le ha sido fiel a este último, tanto en las alegrías, en las penas, en la salud y en la enfermedad.
Por su edad, trayectoria y caprichos cumplidos, la Alonso podría estar satisfecha. Aunque algún deseo suyo expresado demuestra mayores ambiciones. "Estaría creando hasta cumplir los 200 años y si fuera posible bailaría en la Luna", ha llegado a decir.