Explosivas palabras de Trump sobre el petróleo de Venezuela ahondan las diferencias entre opositores

Las aguas, que distan de estar tranquilas en el seno de la oposición prodemocracia en Venezuela, se volvieron más turbulentas tras unas explosivas declaraciones del expresidente estadounidense Donald Trump, en las que confesó que su plan era apoderarse del petróleo venezolano mientras ejercía una política de "máxima presión" sobre el régimen de Nicolás Maduro entre 2019-2020.

"Cuando me fui (de la Casa Blanca), Venezuela estaba a punto de colapsar. Nos hubiéramos apoderado de ella, nos hubiéramos quedado con todo ese petróleo. Ahora (con el Gobierno de Joe Biden) se lo compramos al dictador y lo hacemos más rico", dijo Trump este domingo en un mensaje de vídeo que se difundió, con alto impacto, por las redes sociales.

El mensaje sobre Venezuela formó parte de su primera intervención pública audiovisual después de ser imputado por delitos federales relacionados con el manejo de documentos confidenciales. Dicha intervención estuvo centrada en resaltar su confrontación con las decisiones de Joe Biden, teniendo como foco las elecciones presidenciales de 2024.

Las palabras de Trump, quien entre 2019 y 2020 generó diversos pronunciamientos en contra de Maduro y en respaldo del "presidente interino" Juan Guaidó, cayó como un cubo de agua fría en diversos círculos de la oposición venezolana, que atraviesa una suerte de terapia intensiva sin que logre articular, del todo, una estrategia unitaria tras precisamente el cese del "interinato" del joven opositor a fines de 2022.

El mensaje de Trump, dirigido al público de EEUU, resultó ser muy directo para la política en Venezuela. El chavismo aprovechó la coyuntura para reivindicar su rechazo a la presidencia de Trump (2017-2021) porque este buscaba "expoliar nuestro petróleo, nuestra riqueza".

A juicio del consultor político Pablo Andrés Quintero, las declaraciones de Trump serán usadas por el chavismo "en el fortalecimiento de su narrativa".

Este mensaje dividirá a unos en el campo opositor, y podría terminar por generar cohesión en el terreno oficial, donde se vive una situación de incertidumbre tras la desaparición de escena público el otrora hombre fuerte del régimen, Tareck El Aissami, junto a numerosas detenciones por casos de corrupción, precisamente en la industria petrolera y otros sectores económicos estratégicos.

Quintero, al ser consultado por DIARIO DE CUBA, opinó que los referentes de la oposición democrática deberían discutir abiertamente sobre lo que significó el respaldo de la Casa Blanca a la causa política dentro de Venezuela, dado que en aquel momento se construyó una dinámica interna muy dependiente de un actor externo, sin medir las consecuencias de dicha estrategia.

Entretanto, el experto estadounidense en política venezolana Geoffrey Ramsey, analista del Atlantic Council, reitera que el interés de Trump es netamente electoral, dentro de EEUU, y es posible que no sea la última vez que se saque a colación esta temática, especialmente en vista del cambio que dio la Casa Blanca una vez llegó Biden al poder.

Mientras estuvo en la Presidencia, Donald Trump defendió su tesis de "presión máxima" contra el régimen de Maduro. Ello implicó sanciones a la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), amenazas veladas de acciones militares y un amplio apoyo económico al "Gobierno interino" de Guaidó.

En ningún momento, mientras estuvo en la Casa Blanca, el ahora expresidente aseveró que buscaba garantizarle seguridad energética a EEUU con el petróleo venezolano. Entonces decía que apoyaba la causa democrática que tenía en Guaidó un referente de primera línea.

Biden, entretanto, optó por suavizar o flexibilizar las sanciones, ha abierto un canal de comunicación directa con el régimen de Maduro, y aplaudió de inmediato la disolución del interinato. En relación con Venezuela, su administración ha defendido una política de diálogo, y ahora hace parte de una estrategia que también involucra a Canadá y a la Unión Europea.

El mensaje de Trump ha llegado cuando los opositores venezolanos están divididos en este momento en torno a la elección de unas elecciones primarias, de cara a escoger una candidatura única de oposición para las elecciones presidenciales, que precisamente EEUU exige se celebren sin dilación y con transparencia en 2024.

El meollo en este momento parece estar en torno a la asistencia técnica que pueda prestar en este proceso el Consejo Nacional Electoral (CNE), que sigue despertando inquietud y rechazo entre muchos venezolanos, pese a que en su directorio se encuentran dos figuras identificadas con la oposición.

La actual precandidata con mayor favoritismo, la liberal María Corina Machado, es precisamente una crítica feroz del CNE, por lo cual se espera que, aún siendo la favorita, ella termine retirando su nombre del proceso de primarias para dejar constancia de su posición.

Analistas estiman que otra opción es que Machado dé muestras de pragmatismo y acuda a las primarias, con un mensaje que convenza a sus seguidores de que el CNE no podrá torcer el resultado.

María Corina Machado ha dado muestras ya de flexibilidad y cambios en su discurso. Justamente cuando Trump estaba en el Gobierno, ella apoyó la política de la Casa Blanca y pidió abiertamente una intervención estadounidense para poner fin al régimen de Maduro.

En aquel momento, como muchas otras figuras de la oposición venezolana, Machado negaba de manera rotunda su participación en cualquier proceso electoral mientras Maduro estuviese en el poder. En la actualidad, en cambio, sostiene que debe enfrentarse a Maduro con los votos.