El narrador y editor oficialista Eduardo Heras León falleció en La Habana durante la madrugada de este jueves a los 82 años de edad, reportó el sitio oficial Cubadebate.
Por decisión familiar, el cadáver del intelectual será cremado y en las próximas horas se ofrecerán detalles del homenaje que le rendirán escritores, artistas e instituciones cubanas.
"El Chino" Heras, como le llamaban sus colegas, al principio se desarrolló en la crítica de ballet, para luego erigirse como una de las voces narrativas más importantes de su generación.
Heras León egresó en 1958 de la Escuela Normal de Maestros de La Habana, desde cuyas aulas se vinculó estrechamente al Movimiento 26 de Julio y participó en varias acciones estudiantiles contra la dictadura de Batista. Al triunfo de la Revolución, se presentó como miliciano voluntario y se formó como artillero. Combatió en Playa Girón, experiencia que luego llevó a su volumen de relatos La guerra tuvo seis nombres. Este libro ganó el Premio David de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), en 1968, y fue publicado ese año.
Posteriormente Heras León cursó la carrera de Periodismo en la Universidad de La Habana. Trabajó en la estatal Editorial Arte y Literatura y fue fundador, en 1976, de la Editorial Letras Cubanas, también estatal, donde dirigió la redacción de Narrativa. Laboró asimismo como subdirector de Literatura del Instituto Cubano del Libro, fue vicepresidente de la oficialista Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y director del Fondo Editorial de Casa de las Américas.
Este escritor fundó y dirigió por más de 20 años el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, institución que ha formado a decenas de jóvenes narradores cubanos.
Destacan dentro su amplia producción literaria los volúmenes de cuentos Los pasos en la hierba, Acero, A hierro limpio, Cuentos completos y Cuestión de principios. Este último fue la manera que encontró para regresar al oficialismo después de haber sido expulsado de la universidad y enviado a trabajar a la Antillana de Acero tras la publicación de Los pasos en la hierba en 1970.
Al ser entrevistado por Alberto Garrandés en El concierto de las fábulas (Editorial Letras Cubana, 2008), Heras León dijo sobre su encontronazo con el régimen: "Recuerdo que en aquellos años discutíamos mucho acerca del llamado panfleto y tratábamos de huir de él a cualquier precio. Creo que en aquellos años, turbulentos en el sentido de que se estaban produciendo grandes polémicas estéticas, una literatura como la nuestra, la que escribimos Jesús Díaz, Norberto Fuentes y yo, necesariamente tenía que chocar con los estereotipos de la época y la polarización de fuerzas y puntos de vista socioculturales."
La nota de Cubadebate señala que "por su compromiso con la Revolución", Heras León recibió el Premio Nacional de Literatura (2014) y de Edición (2001), la distinción por la Cultura Nacional, la orden Félix Elmuza, la medalla Alejo Carpentier, la réplica del machete de Máximo Gómez, y el Premio Maestro de Juventudes.
Maquilladores de cadáveres
En las redes no para el llanto. El maquillaje de cadáveres, o tanatopraxia, constituye una vieja práctica. Comprende el conjunto de técnicas aplicadas a un cadáver para su presentación, conservación, embalsamamiento, restauración y reconstrucción. Al que se dedica a la tanatopraxia, a la tanatoestética o estética mortuoria, se le llama maquillador de cadáveres. O más técnicamente, tanatopractor. Cada vez que muere un escritor oficialista en Cuba los maquilladores de cadáveres acuden extasiados y saltan de gozo. Los excita el olor del muerto que ya había muerto en vida.
Muy bueno su comentario ... son amiguitos de Aimee Thanatogenous el personaje de The Loved One
Triste muerte, porque cae una persona sensible, fiel e insobornable frente a las fuerzas anticulturales, sobre todo si tomamos en cuenta que fue amigo personal de Raúl Castro, quien intentó colocarlo en una posición privilegiada dentro del MINFAR. No cedió al canto de sirenas de relativos privilegios y prefirió una vida civil de privaciones y penosas escaramuzas en un ambiente de mediocridades.
No fui su amigo, no podía serlo porque era un funcionario del Estado que amaba apasionadamente la revolución --de hecho fue uno de sus gestores intelectuales junto a otros miembros del 26 de julio-- aunque por momentos fuera crítico, pero si conversé socialmente con él lo suficiente para dar testimonio de su decencia, más allá de cargos, premios y distinciones oficiales.
QEPD.
El penultimo parrafo es la mejor muestra del cantinflismo de los diz que intelectuales cubanos. Nada, que lo molieron a palos y luego fue a besar la bota del amo. El castrismo nunca creyo en intelectuales pues para ellos el unico supremo intelectual era el mandante en jefe.
Es triste observar en el Chino una modalidad del síndrome de Estocolmo... Editó con profesionalismo, y astucia ante la censura, mi primer libro de cuentos: "Erótica", para la Ed. Letras Cubanas. Descanse en paz.
Heras León fue un típico caso de cómo el régimen después de hacerlos picadillo, coopta a sus disidentes (no opositores), si son intelectuales, quienes por su profesión pueden mover opiniones. Lamentablemente, Heras no ha sido el único.
Valgan los datos que aporta El Bobo de la Yuca. Además pienso que el título no es acertado porque un "narrador" puede ser alguien que narre juegos de pelota, por ejemplo. Heras fue un escritor.
De acuerdo. Creo que peor es el caso de Norberto Fuentes.
El libro no se titula "A hierro limpio" sino "A fuego limpio" (por el proceso de fundición).
Otro error es afirmar que "[Cuestión de principios] fue la manera que encontró para regresar al oficialismo después de [...] Los pasos en la hierba en 1970."
Su "regreso al oficialismo" fue con "Acero", publicado en 1977 (es decir, 7 años después de "Los pasos..."), con historias de reuniones para repartir efectos electrodomésticos y semejantes en la Antillana de Acero. El cuaderno "Cuestión de principios" fue publicado varios años despúés, cuando ya había "regresado al oficialismo"