El Observatorio de la Diáspora Venezolana (ODV) ubica en 8,9 millones la cifra de personas que han salido de Venezuela. Esto representa algo más de una cuarta parte de la población total de este país sudamericano y constituye el principal flujo migratorio actual de una nación latinoamericana. El éxodo aumentó y se ha registrado principalmente en los años de Gobierno de Nicolás Maduro.
El ODV es una iniciativa impulsada por investigadores y académicos venezolanos residenciados fuera de Venezuela, y la cifra que aporta su más reciente encuesta es superior a la data oficial de 7,7 millones de migrantes y refugiados que maneja la plataforma R4V, una instancia de coordinación de Naciones Unidas para atender la crisis migratoria venezolana y que reúne los esfuerzos de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados y la Organización Internacional de Migración (OIM).
El sociólogo Tomás Páez, profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y actualmente residenciado en Madrid, sostiene que las cifras no se contradicen y destaca el papel de las agencias de la ONU: "Ellos controlan la información en las Américas, en el Caribe y en tres países europeos, lo que suma entre 17 y 23 países. Nuestros datos son de 91 países".
A lo largo de diez años, el ODV ha consolidado una red propia en esos 91 países que realiza un trabajo de campo para recabar data de primera mano. "Eso nos permite expresar cifras más ajustadas a la realidad del drama migratorio que afrontan los venezolanos en la actualidad", sostiene Páez.
El estudio más reciente de esta iniciativa se titula Diáspora, política y participación ciudadana y fue presentado en Miami este 13 de mayo. Según Páez, "la mayoría de los venezolanos en el exterior mantiene fuertes vínculos con el país, lo que incluye fomentar la participación para un cambio político en Venezuela".
A pesar de que la mayoría de los venezolanos en el exterior no podrá participar en las venideras elecciones del 28 de julio, por diferentes trabas y condiciones impuestas por el sistema consular venezolano y el Consejo Nacional Electoral, según los datos del ODV el 88% de los venezolanos en el extranjero expresó su disposición a votar en las próximas elecciones presidenciales desde su país de residencia. Un 67,8% considera que estas elecciones son muy importantes, mientras que un 11,8% manifestó no tener interés en participar.
Según el estudio, el 48,5% de los migrantes venezolanos posee estudios de posgrado y el 30,9% tiene educación universitaria. Además, tres de cada cuatro están empleados en sus países de acogida.
En relación con las edades de migrantes y refugiados venezolanos por el mundo, el informe precisó que un 20% tiene entre 31 años y 42 años de edad, 30% de 43 a 54 años y 27,5% entre 55 y 67 años.
"Tenemos un país fuera de un país. Los venezolanos en el exterior somos más que la población total de Suiza y Hong Kong. Somos el doble de la población total de Panamá y Croacia. Somos el triple de la población total de Jamaica y Qatar. Ahora mismo hay más venezolanos regados en 90 países del mundo que la cantidad de venezolanos totales en 1960", caracteriza por su parte, este fenómeno, el politólogo Walter Molina.
"La única forma de parar semejante crisis migratoria, y en cierta medida revertirla, es solucionando el problema de fondo: la falta de democracia en Venezuela", afirma Molina al ser consultado por DIARIO DE CUBA.
De acuerdo con Molina, la continuidad del chavismo en el poder hará que prosiga el éxodo. Varias encuestas dentro de Venezuela han retratado la expectativa que generan las próximas elecciones presidenciales del 28 de julio y la decisión de muchos venezolanos de emigrar en caso de que de forma fraudulenta Nicolás Maduro prosiga en el poder por otros seis años. Las encuestas muestran una tendencia 80-20 a favor del cambio democrático.
Para el politólogo, la crisis migratoria y el escenario de que este éxodo se amplifique tras el 28 de julio ha tenido impacto en los gobiernos de los países vecinos, Colombia y Brasil, que a su vez son los principales países de acogida para migrantes y refugiados venezolanos.
En el último mes, los presidentes Gustavo Petro (Colombia) y Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), con posiciones de izquierda y usualmente aliados del chavismo, han dado un giro en sus posiciones en relación con las venideras elecciones presidenciales.
Ambos gobiernos, tras bambalinas y también con declaraciones públicas, respaldaron que se respetase la inscripción de un candidato opositor unitario, el exdiplomático Edmundo González Urrutia, tras la inhabilitación de la líder opositora y el impedimento que su sustituta fuese la académica Corina Yoris. También los dos presidentes presentaron una propuesta de pacto democrático para evitar persecuciones contra Maduro y la jerarquía chavista en caso de que sean derrotados, tal como apuntan las encuestas.
La guinda del pastel, en esta seguidilla de declaraciones y posiciones, la tuvo el canciller colombiano Luis Gilberto Murillo, quien planteó que Colombia y Brasil trabajan de manera conjunta para garantizar "una transición tranquila" en Venezuela tras las elecciones del 28 de julio.
El politólogo Walter Molina, al igual que otros analistas, considera que este nuevo posicionamiento de Bogotá y Brasilia está relacionado con el impacto migratorio que tendría en estos países una reelección fraudulenta de Maduro.