El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el lunes una resolución en la que solicita un "alto el fuego inmediato" en Gaza. La aprobación del texto fue posible gracias a la abstención de Estados Unidos, que en ocasiones anteriores había ejercido su derecho al veto, al igual que Rusia y China, como miembros permanentes.
La resolución solicita a las partes implicadas un armisticio con motivo del mes de Ramadán, que acabará en dos semanas. También exige la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes israelíes en manos de Hamás.
El representante palestino ante la ONU, Riyad Mansour, expresó su satisfacción con la resolución, aunque lamentó que "han sido necesarios seis meses, más de 100.000 palestinos asesinados y mutilados, dos millones de desplazados y hambruna", citó la BBC.
Calificó este paso adelante como un "voto para que prevalezca la humanidad, para que prevalezca la vida".
El texto fue propuesto por los diez miembros electos del Consejo y respaldado por Rusia y China, que son miembros permanentes, junto a Estados Unidos, Reino Unido y Francia.
Así, 14 integrantes del brazo ejecutivo de Naciones Unidas votaron a favor y el único que se abstuvo fue Estados Unidos.
"Un alto el fuego puede comenzar inmediatamente con la liberación del primer rehén, y por eso debemos presionar a Hamás para que haga precisamente eso", afirmó Linda Thomas-Greenfield, representante de EEUU en la ONU, según la agencia Reuters.
El Consejo de Seguridad es el órgano decisor de Naciones Unidas y sus resoluciones son, en teoría, de obligado cumplimiento para todos los países, aunque sería inusual que se tomen acciones efectivas para garantizar que esto suceda.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, declaró que la nueva resolución "debe implementarse" para garantizar un alto el fuego y la "liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes".
"Un fracaso sería imperdonable", afirmó en la red social X.
El Consejo de Seguridad se ha caracterizado por la falta de sintonía entre sus miembros desde que comenzó la guerra en octubre, y había fracasado en repetidas ocasiones a la hora de acordar un llamamiento a un alto el fuego.
El pasado viernes fueron China y Rusia quienes vetaron una resolución para exigir el alto el fuego en Gaza propuesta por EEUU, bajo el argumento de que contenía un lenguaje vago e insuficiente.
Washington ha criticado el elevado número de muertos en Gaza, donde más de 32.000 personas, entre ellos muchas mujeres y niños, han perdido la vida en los ataques israelíes, según el Ministerio de Salud del territorio controlado por la milicia Hamás.
Reacción airada de Israel
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, canceló oficialmente la visita de su delegación a la Casa Blanca esta semana, en señal de protesta por la decisión de EEUU de abstenerse y con ello permitir la aprobación de la resolución.
Netanyahu ya había amenazado previamente con suspender el viaje, en un momento en el que se espera una nueva ofensiva terrestre israelí en Gaza, a la que la Administración de Biden se opone.
El líder israelí alegó que Estados Unidos ha "revertido" su postura anterior y que esto perjudicaría los esfuerzos de guerra contra Hamás en Gaza, así como los esfuerzos para liberar a los más de 130 rehenes que aún permanecen allí secuestrados.
Estaba previsto que el asesor de seguridad nacional, Tzachi Hanegbi, y el ministro de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, del círculo más cercano a Netanyahu, viajaran a Washington esta semana a petición de la Casa Blanca para escuchar las propuestas estadounidenses para ampliar la ayuda humanitaria a Gaza y alternativas a una operación terrestre en Rafah.
El portavoz de la Casa Blanca, John Kirby, aseguró que la abstención no representa un cambio de política y que EEUU siempre ha sido "consistente" a la hora de pedir un alto el fuego junto con la liberación de los rehenes.
Kirby agregó que el Gobierno estadounidense seguirá dialogando con sus homólogos israelíes, incluso si cancelan la visita de esta semana.
Washington también está presionando a Israel para que facilite la llegada de ayuda humanitaria a la franja, donde la población sufre elevados niveles de inseguridad alimentaria, según organizaciones internacionales.
La ONU acusa a Israel de obstruir el suministro de ayuda, mientras Israel asegura que es Naciones Unidas quien no hace su trabajo de forma adecuada.
La guerra estalló el 7 de octubre, después de que Hamás, el grupo islamista palestino que gobierna Gaza, llevara a cabo un ataque en territorio de Israel en el que mató a unas 1.200 personas, la mayoría civiles, y secuestró a 253, a quienes llevó a Gaza como rehenes.
La incursión terrestre en Rafah es uno de los principales puntos de fricción entre Estados Unidos e Israel, ya que Netanyahu la considera imprescindible para derrotar a los cuatro batallones de Hamas que quedan allí y ganar la guerra, mientras que la Administración de Joe Biden la considera una "línea roja", porque 1.4 millones de desplazados, más de la mitad de la población gazatí, está en esa ciudad del extremo meridional del enclave.