Daniel Ortega relanzó el Ministerio del Interior de Nicaragua, al otorgarle mayores poderes, lo que lo convierte en un aparato represivo y de control similar al de la época del Gobierno sandinista, cuando sirvió para presionar a la oposición y como arma contra la guerrilla de los "contras".
Ahora el organismo adquiere una serie de atribuciones que cuando menos despiertan recelo, ante la posibilidad de que suponga un paso más hacia el autoritarismo total que ejerce el mandatario.
"Es un paso que nos da una fortaleza enorme y volvemos a contar con los dos grandes instrumentos con los que derrotamos a la contrarrevolución: el Ejército y el Ministerio del Interior", sostuvo Ortega en un acto de homologación de grados policiales el miércoles, según reportó Radio Francia Internacional (RFI).
La cartera del Interior, que ejercía fuerte control sobre los opositores en Nicaragua durante la década de 1980, cambió de funciones y pasó a llamarse Ministerio de Gobernación en 1990, tras la derrota electoral de Ortega frente a Violeta Barrios de Chamorro.
En la nueva estructura, estarán bajo un mismo mando la Policía, el sistema penitenciario, los bomberos, migración y extranjería, sostuvo Ortega.
"Estamos ya en mejores condiciones de cumplir las tareas que no le permitan al enemigo avanzar en sus planes, porque ellos siempre están conspirando, siempre están con sus planes", agregó el dictador, que gobierna con mano de hierro el país y ha silenciado las voces de la oposición.
Ortega enfrentó durante tres meses en 2018 una ola de protestas opositoras, que consideró un intento de golpe de Estado promovido por Washington.
Estados Unidos y la Unión Europea impusieron sanciones contra el régimen, al denunciar una fuerte represión de la protestas, que dejaron unos 300 muertos, según la ONU.
La oposición denuncia que Ortega concentra cada vez más el poder, al poner al Ejército y la Policía bajo su mando directo, tras controlar instituciones clave como la Asamblea Nacional (Parlamento), la Corte Suprema de Justicia y el Consejo Electoral.
"Con esto se va a acabar la visión del control civil sobre lo militar y en este caso sobre la seguridad interna, sobre el orden interno. Es un retorno al modelo cubano. En cuanto a la recentralización de los órganos de represión, digamos que es más bien una movida simbólica, porque ya existía", explicó a RFI Silvio Prado, sociólogo y politólogo nicaragüense afincado en España.
"La incertidumbre es el mal que aqueja a todos los dictadores, el no poder confiar ni siquiera en sus más estrechos colaboradores. El afán de controlar. Por otro lado, con esta medida muestra músculo ante la sociedad y ante sus pares, Venezuela y Cuba", agregó Prado.
El aparato represivo del régimen cubano tiene presencia física tanto en Venezuela como Nicaragua, según ha sido denunciado durante años. En 2019, durante la represión de las manifestaciones opositoras en la nación centroamericana, numerosas víctimas de torturadores cubanos dejaron testimonio de esa relación.
En uno de esos casos, el matrimonio de Lizzette Sequeira y Pedro Ortiz, ambos nicaragüenses, denunció ante la Comisión Permanente de Derechos Humanos de Nicaragua haber sido torturados por agentes cubanos tras ser detenidos.
La pareja también denunció que fueron golpeados y amenazados de muerte por los cubanos. "Entre los policías y los paramilitares andan cubanos", declaró Ortiz.
El abogado Cuevas mencionó que había recibido la denuncia de un joven, quien prefirió hablar en condición de anonimato, y que coincidió al identificar a cubanos entre los agentes que lo arrestaron y golpearon.
Jorge Zapata, estudiante que pasó ocho meses en prisión y que luego fue excarcelado, dijo a la agencia de prensa EFE que hay cubanos y otros extranjeros trabajando con las fuerzas combinadas del Gobierno.
El joven de 20 años aseguró a EFE que sobrevivió a ataques de policías y parapolicías que incluyeron disparos de lanzacohetes RPG 7, el 13 de julio de 2019, en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua), y la parroquia Divina Providencia.
En esos hechos, en los que fallecieron dos estudiantes, dijo haber visto a uno de los supuestos represores cubanos. "El día viernes 13 (de julio) sí. Andaba con una M-16 disparando como loco", aseguró.
Lo triste es que nunca faltará un energúmeno que haga el trabajo de reprimir a su propio pueblo, pasa en Cubazuela, Labana o Nicaragua, los dictadores y sus familiares nada tienen que hacer, sólo disfrutar la buena vida.