Jóvenes venezolanos, muchos de ellos indígenas en la Amazonía, son reclutados por los grupos guerrilleros colombianos en la selvática triple frontera entre Colombia, Venezuela y Brasil, como mano de obra para las actividades de la economía ilícita, principalmente minería y tráfico de drogas, según documentó un proyecto periodístico.
Bram Ebus, periodista de investigación holandés y quien se ha especializado en investigar el crimen organizado y el medio ambiente, confirmó a DIARIO DE CUBA algunos de los hallazgos de su investigación que forma parte de un proyecto más amplio llamado "El submundo de la Amazonía", liderado entre otros medios por armando.info (Venezuela) y La Liga contra el Silencio (Colombia).
La disidencia de las FARC y el ELN, ambos grupos colombianos originalmente guerrilleros y con el paso de los años devenidos en organizaciones criminales, han tejido, según Ebus, "un pacto de paz mafiosa" en la zona amazónica, teniendo a Venezuela como aliviadero y zona de transacciones ilícitas. Al contrario de lo que sucede en otras zonas, en este lugar sí actúan en comanditas.
En este caso, en torno al Río Negro, punto de confluencia en el corazón amazónico entre Venezuela, Colombia y Brasil, la disidencia de las FARC que sigue la línea de Iván Márquez ha logrado un pacto de no agresión con el ELN, que ha fortalecido su presencia a lo largo de la frontera colombo-venezolana, incluso en las zonas selváticas.
"Lo novedoso es la expansión que ha tenido el ELN en todo el eje fronterizo entre Colombia y Venezuela. Ambos grupos se lucran por el narcotráfico y la minería ilegal. Ambos grupos están reclutando a jóvenes venezolanos, también de comunidades indígenas", explica Ebus desde Bogotá.
De acuerdo con el centro de investigación y difusión periodística InSight Crime, en sus orígenes el ELN era un movimiento nacionalista influenciado por la revolución cubana, enfocado en el secuestro, la extorsión, y en atacar a la infraestructura petrolera. Si bien por largos años no estuvo ligado al tráfico de drogas, en la actualidad "está profundamente involucrado en el narcotráfico a nivel internacional".
InSight Crime asimismo ha recordado que el Departamento de Estado de EEUU ha señalado que Iván Márquez, cuyo frente guerrillero está aliado con el ELN en la Amazonía venezolana, ha estado largamente al frente de la política de drogas de las FARC, y controlaba la producción, manufactura y distribución de cocaína.
Además de los grupos guerrilleros colombianos otro asociado en las actividades ilícitas, y no mero espectador, son las fuerzas de seguridad venezolana.
"No únicamente se hacen de la vista gorda, son cómplices. La Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) se lucra por las economías ilícitas como tráfico de drogas y minería ilegal. Sabemos que hacen presencia en las mismas comunidades donde hacen vida los grupos guerrilleros y hay acciones conjuntas, entre guerrilleros colombianos y militares venezolanos", sostiene Ebus, quien igualmente es consultor del think tank Crisis Group.
A su juicio, todas estas alianzas, centradas en el reparto de los ingresos ilícitos, tienen un carácter volátil. Los militares venezolanos están involucrados en el tránsito de droga ingresada desde Colombia, o bien procesada en campamentos en la Amazonía venezolana, que tiene a Brasil por destino.
Tal como sostiene este proyecto de investigación, la inmensidad de la región amazónica, que abarca casi siete millones de kilómetros cuadrados, lo cual es el doble que toda la extensión de India, constituye un territorio sin muchas opciones de control y supervisión por parte de los gobiernos. Ello ha abierto campo para la actuación de grupos criminales, generalmente con conexiones internacionales y manejando fuertes sumas de dinero, lo cual facilita tanto la corrupción de funcionarios de seguridad como la captación de mano de obra local.
En el caso de los jóvenes venezolanos, que incluye también a jóvenes indígenas, "el reclutamiento, no siempre es forzado, muchos tienen necesidades básicas en medio de la crisis humanitaria; la mayoría se ofrecen a cambio de techo, comida y un cierto ingreso o regalos (un teléfono celular, un par de zapatos), cosas que no les pueden garantizar ni sus familias ni el Estado venezolano", detalla Ebus.
Sin posibilidades de tener cifras exactas, por la propia naturaleza de estas acciones al margen de la ley y por la propia complicidad militar, el periodista de investigación estima que se trata de cientos de casos.
"Son reclutados no solo para combatir sino para que sean mano de obra barata en las economías ilícitas, por ejemplo con la minería ilegal o con el paso de drogas a través de la selva", revela.
Finalmente, este periodista observa como estos grupos colombianos al margen de la ley, que deben tomar previsiones de seguridad en su país, en territorio venezolano actúan a la vista de todos y formalmente instalados, al menos en esa zona de la triple frontera selvática.
"En Colombia por lo general hacen campamentos al final del día, son campamentos muy improvisados, duermen y al día siguiente siguen su marcha, movilizándose, para ocultarse de la ley. En el caso de Venezuela, los guerrilleros colombianos están establecidos, con casas de madera, electrodomésticos, lujos que las comunidades locales en esas zonas selváticas no tienen", resume Ebus para ejemplificar la connivencia entre la disidencia de las FARC, el ELN y las Fuerzas Armadas de Venezuela.
Y esos son los que quieren la PAZ!!!