Prigozhin dice que solo quería protestar y el Kremlin mantiene una investigación en su contra

El jefe del grupo mercenario ruso Wagner, Yevgeny Prigozhin, dijo este lunes que nunca tuvo la intención de derrocar al Gobierno ruso, mientras el Kremlin mantiene una investigación en su contra, reportó la agencia Reuters.

Dos días después de liderar un motín abortado, Prigozhin dio pocas pistas sobre su propio destino o el acuerdo por el que detuvo su paso hacia Moscú el sábado.

En los primeros comentarios públicos desde que fue visto por última vez el sábado por la noche sonriendo y chocando las manos con los transeúntes mientras se retiraba de Rostov, Prigozhin dijo que sus combatientes habían detenido su campaña para evitar un derramamiento de sangre.

"Fuimos como una manifestación de protesta, no para derrocar al Gobierno del país", dijo Prigozhin en un mensaje de audio de 11 minutos publicado en la aplicación de mensajería Telegram. "Nuestra marcha mostró muchas cosas que discutimos antes: los graves problemas de seguridad en el país", dijo.

Prigozhin añadió que su objetivo había sido evitar la destrucción de su milicia Wagner, y obligar a rendir cuentas a los comandantes que habían estropeado la campaña militar de Rusia en Ucrania. Dijo que sus combatientes no entraron en combate sobre el terreno en Rusia y lamentó tener que derribar aviones rusos que les habían disparado.

"Nos detuvimos en el momento en que la primera unidad de asalto desplegó su artillería (cerca de Moscú), realizó un reconocimiento y se dio cuenta de que se derramaría mucha sangre", continuó.

Prigozhin no mencionó su propio paradero o planes futuros, y no reveló más detalles del misterio que detuvo su motín. El sábado había dicho que se iba a Bielorrusia en virtud de un acuerdo negociado por el presidente de ese país.

Prigozhin conmocionó al mundo al liderar la revuelta armada del sábado, solo para cancelarla abruptamente cuando sus combatientes se acercaron a Moscú tras derribar varios aviones, pero sin encontrar resistencia en tierra durante una carrera de casi 1.000 km (600 millas).

Las tres principales agencias de noticias de Rusia informaron el lunes que no se había cerrado un caso penal contra Prigozhin. Esto representa una aparente reversión de una oferta de inmunidad publicitada como parte del acuerdo que lo convenció de retirarse.

No hubo noticias sobre la revuelta del propio Putin desde el sábado, cuando dijo que la rebelión ponía en peligro la existencia misma de Rusia y prometió castigar a los que estaban detrás de ella. El lunes, el Kremlin publicó un video de él felicitando a los participantes de un foro industrial, que no incluía ninguna indicación de cuándo había sido filmado.

Mikhail Mishustin, quien encabeza el gabinete de Putin como su primer ministro designado, reconoció que Rusia había enfrentado "un desafío a su estabilidad" y pidió lealtad pública. "Necesitamos actuar juntos, como un solo equipo, y mantener la unidad de todas las fuerzas, uniéndonos en torno al presidente", dijo en una reunión gubernamental televisada.

Las autoridades también publicaron un video que muestra al ministro de Defensa, Sergei Shoigu, volando en un avión y recibiendo instrucciones, y tampoco contiene evidencia de cuándo fue filmado. Una de las principales demandas de Prigozhin había sido que Shoigu fuera despedido, junto con el máximo general de Rusia, quien aún no ha aparecido en público desde el motín.

Los gobiernos extranjeros, tanto amistosos como hostiles a Rusia, se quedaron buscando respuestas a lo que había sucedido detrás de escena y lo que podría suceder después. El aliado de Rusia, China, visitado por un alto diplomático ruso el domingo, dijo que apoyaba a Moscú en el mantenimiento de la estabilidad nacional.

Ucrania y sus aliados occidentales dijeron que la agitación reveló grietas en la Rusia de Putin. "El sistema político está mostrando fragilidades y el poder militar se está resquebrajando", dijo a periodistas en Luxemburgo el jefe de política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, cuando llegaba a una reunión con ministros de los 27 miembros del bloque.

El ministro de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, dijo que los servicios de inteligencia de Rusia estaban investigando si las agencias de espionaje occidentales jugaron un papel en el motín abortado, informó la agencia de noticias TASS sin citar evidencia. En su discurso televisado mientras se desarrollaban los acontecimientos el sábado, Putin había establecido paralelismos con el caos de 1917 que condujo a la revolución bolchevique.

El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, quien habló con sus homólogos del G7 y la UE el sábado, sugirió que la agitación podría tardar meses en desarrollarse. Ucrania espera que el caos causado por el motín socave las defensas de Rusia mientras Kiev avanza con una contraofensiva, que comenzó a principios de este mes para recuperar el territorio que Moscú afirma haber anexado.

El lunes, Ucrania dijo que sus fuerzas habían recuperado la pequeña aldea sureña de Rivnopil, la novena aldea que dice haber recuperado desde que lanzó la contraofensiva, y la primera en más de una semana. Rusia dijo que había frustrado los ataques de Ucrania.

Según el diario español El País, en el audio publicado en Telegram Prigozhin acusó al ejército de envidiar sus éxitos y matar a los suyos. "Éramos los más preparados, cumplíamos todas las misiones (…) como resultado de intrigas y malas decisiones, se suponía que Wagner dejaría de existir el 1 de julio de 2023", ha lamentado Prigozhin.

Según Prigozhin, sus comandantes decidieron disolverse: iban a partir el próximo 30 de junio en una columna a Rostov para transferir el equipo cerca de la comandancia. "A pesar de que no hemos cometido ninguna agresión, fuimos atacados con misiles y después nos repasaron los helicópteros. Murieron unas 30 personas, combatientes de Wagner", ha agregado al explicar por qué sus comandantes decidieron rebelarse contra Moscú.