La larga campaña electoral de más de un año en Brasil llega a su fin. Las elecciones presidenciales de este domingo 2 de octubre están precedidas por un clima político, que se vive en las calles, y la proyección de encuestas y analistas de que el dos veces presidente Luiz Inácio Lula da Silva volverá al poder.
El referente principal de la izquierda brasileña y candidato presidencial en diversas ocasiones, tiene posibilidades reales de ser elegido de forma amplia para evitar una segunda vuelta. Los sondeos de opinión coinciden en mostrar una ventaja sólida de Lula da Silva, junto a lo que parece un estancamiento del actual presidente Jair Bolsonaro, quien va en busca de la reelección.
"Hace dos meses se vio que Bolsonaro iba acortando la diferencia, con un Lula da Silva que siempre estuvo en primer lugar según todas las encuestas. En las últimas semanas Bolsonaro paró de crecer, se estancó", comenta el analista Stephan Mothe a DIARIO DE CUBA desde Rio de Janeiro.
A favor del fundador del Partido de los Trabajadores (PT) juegan el rechazo que tiene el actual presidente Bolsonaro, lo cual limita su chance de crecer en preferencias de voto; el "voto útil" de votantes de terceras opciones minoritarias de centro e izquierda que a la hora de sufragar se inclinen por quién perciben ganador y hasta un voto oculto, dado que en sectores medios y altos por temor o vergüenza poder su inclinación hacia el candidato izquierdista.
Como han recordado periodistas, cuando abandonó el poder en 2011 tras dos períodos (2003-2010), Lula da Silva tenía casi un 80% de popularidad. Eso se lo traspasó a su adlátere Dilma Rousseff, quien luego fue destituida en medio de investigaciones por coimas, sobornos y corrupción en las altas esferas. De esa forma en 2018 hubo un voto castigo contra el PT y además en aquel momento Lula da Silva estaba en prisión, siendo uno más de los 300 detenidos entre la alta política y el empresariado.
Bolsonaro fue electo con un discurso conservador y anticorrupción, en las horas bajas del PT. El paso de los años, una desastrosa gestión de la pandemia de Covid-19 y la militarización de la gestión pública, han terminado por minar su chance de ser reelecto.
"El rechazo a Bolsonaro es muy alto. Se espera que electores de los candidatos que están en tercero y cuarto puesto, sin posibilidad alguna de que estos candidatos ganen, puedan migrar para Lula da Silva para definir los resultados en primera vuelta", asegura Mothe.
Este analista financiero y de entorno sostiene que para el PT resultará clave que todo se defina este domingo 2 de octubre. A su juicio, será improbable que perdiendo Bolsonaro opte por impugnar los resultados de estas elecciones generales en las que también se escogen Congreso, gobernadores y asambleas legislativas regionales, y por tanto sus partidos aliados se harán con cuotas de poder.
El escenario de una segunda vuelta, que sería el 30 de octubre, con una competencia electoral solo entre Lula da Silva y Bolsonaro sí luce más factible para que el presidente actual, en caso de ser derrotado —como apuntan las encuestas—, arme un berrinche e impugne estos comicios. Para que todo se selle este 2 de octubre el septuagenario líder de izquierdas necesitará el 50% más un voto.
En las calles de Brasil, ratifica Mothe, "se ve gente que ya no tiene vergüenza o miedo de identificarse con el PT o con Lula en las calles. Eso fue algo que era muy difícil de ver en los últimos años, tras todos los escándalos y procesos judiciales (…) quienes apoyan a Lula ahora son más visibles, se muestran con más confianza. Se ven banderas rojas con la cara del ex presidente o el símbolo del PT, esto incluso en barrios de clase media, clase media-alta".
En su opinión, el clima que se respira a horas de los comicios es que Lula da Silva podría ganar en la primera vuelta. No se trata solo de la percepción de este analista y de un diplomático europeo consultado por DIARIO DE CUBA, sino que es también la foto que muestran las encuestas antes de la jornada de votación.
Las dos encuestadoras más reconocidas de Brasil, en el campo político, como lo reseño DIARIO DE CUBA, coinciden en mostrar la posibilidad de que Lula da Silva salga airoso en primera vuelta. Hace dos semanas la reconocida Datafolha, le otorgaba a Lula da Silva el 45% de intenciones de voto contra el 33% que votaría por Bolsonaro.
Por su parte, el estudio de Ipec de mediados de septiembre presentaba una diferencia de 15 puntos a favor del fundador del PT: 46% versus 31%. El Ipec ha sido fundado por los ejecutivos e investigadores del antiguo Ibope Inteligência, uno de los centros de estudios de opinión pública de mayor tradición en Brasil, pero que cerró sus puertas en 2021. Por esta razón se le otorga credibilidad a este centro de pesquisas.
En lo que será el último sondeo, que cerró este 29 de septiembre, Datafolha mostró una inclinación del 50% del electorado a favor del ex sindicalista, mientras que el presidente actual se ubicaba en un 36%. Ipec, entretanto, en su encuesta final antes de los comicios le otorgó un 52% a Lula da Silva y un 34% a Bolsonaro.
Los 148 millones de votantes confirmarán o no estas tendencias, este 2 de octubre en las urnas, en lo que ha sido la campaña electoral más tensa de la vida democrática de Brasil.
Cómo Venezuela se mereció al golpista Chávez, Nicaragua al terrorista Ortega, Peru al enano del sombrero, Argentina a la ladrona Cristina, Brazil merece un Comunismo Autoritario, tipo Corea o China, los brasileños llevan muchísimos años jugando a la izquierda, necesitan que Lula los machúque, les siga robando, sólo pido que emigren al Amazonas, en USA ya sobran los arrepentidos de izquierda.
Supongo que sea malo para la región. No tanto por la gestión fronteras adentro sino por su política internacional, más alineada con la izquierda populista y corrupta.
Los periodistas estan preparando las condiciones mediaticas para justificar el fraude
Y los brasileños dispuestos a volver a elegir a Lula pretenden ser tomados por gente seria, madura y respetable--aunque a lo mejor me equivoco y no pretenden ser otra cosa que letrinamericanos.