El ex presidente Manuel Zelaya se ha apuntado un triunfo al destrabar una situación de conflictividad política, con un Congreso de Honduras que tenía dos directivas, una situación que afectó el arranque del Gobierno de Xiomara Castro, esposa del ex mandatario derrocado en 2009, y quien se niega a retirarse de la vida política de su país.
Tal como había adelantado DIARIO DE CUBA, la presidencia de Xiomara Castro tiene un serio desafío en torno al papel de Zelaya. Si bien en este caso su rol fue positivo, no puede obviarse que es una figura polarizadora en medio de una prolongada crisis de gobernabilidad como la que vive el país centroamericano.
"Zelaya se ha estrenado públicamente como el operador político del nuevo Gobierno. No tiene un cargo público oficial, pero es claramente una figura de poder en el Gobierno de su esposa, quien tiene una trayectoria política más limitada", comenta a DIARIO DE CUBA un diplomático europeo con conocimiento del caso y experiencia en Centroamérica.
Además de ser la primera mujer en asumir la presidencia de Honduras, Xiomara Castro marcó otros hitos el 27 de enero pasado: juró ante la jueza Karla Rivera en una ceremonia en el Estadio Nacional, en Tegucigalpa. La ceremonia que debía tener lugar en el Congreso no se llevó a cabo porque en ese momento existían dos directivas del Congreso, ambas presidencias legislativas encabezadas por legisladores afines al nuevo Gobierno.
La crisis que mantuvo dos juntas directivas en el Congreso Nacional de Honduras llegó a su fin este 7 de febrero, tras reuniones entre Zelaya y los dos presidentes del Parlamento.
Por un lado estaba Jorge Cálix, estrecho colaborador del ex presidente por más de 15 años y referente del partido Libertad y Refundación (Libre), fundado por Zelaya tras el golpe de Estado de 2009 que fue avalado por los dos partidos tradicionales, el Nacional y el Liberal.
En el otro lado de la mesa de negociación estaba Luis Redondo, del también reciente Partido Salvador de Honduras (PSH). Un acuerdo previo a la toma de posesión establecía que Castro tendría en el Congreso una presidencia encabezada por el PSH y no por Libre, y que no se harían alianzas con los partidos conservadores que habían dominado la escena política desde que la democracia retornó a Honduras en 1981.
La primera reacción de Castro, cuando supo de la juramentación de Cálix fue expulsarle a él y todos los diputados que le apoyaron del partido gobernante. Esa medida quedó anulada por Zelaya quien les garantizó a los diputados divergentes la restitución de sus derechos dentro del partido de izquierda.
En presencia de Zelaya, Cálix confirmó que le cedía la presidencia del Congreso a Redondo y además públicamente ratificó su respaldo a la presidenta.
"Este acuerdo está enfocado en buscar la estabilidad en el Congreso (...) el acuerdo beneficia a las mayorías del pueblo", saludó Zelaya el acuerdo.
Una sesión legislativa, pocos días antes de la toma de posesión, que estuvo marcada por golpes, gritos y protestas en el hemiciclo, terminó dando la vuelta al mundo a través de videos en redes sociales. Fue un punto en contra del naciente Gobierno de Castro.
Aunque en general se cataloga de victoria política lo ocurrido con el Parlamento, entre otros analistas críticos del recién iniciado Gobierno se ve con pesimismo la gestión por decisiones que son catalogadas de arbitrarias y nombramientos en cargos públicos de personas que no parecen reunir las credenciales.
"Lo que se postulaba en la campaña, de promover el diálogo o el consenso, no es ahora el anhelo del nuevo Gobierno", cuestiona el columnista Marcio Sierra.
Para el analista de Crisis Group, Tiziano Breda, el Gobierno de Xiomara Castro tiene por desafíos el sanar las heridas aún presentes que dejó el golpe de Estado de 2009 contra Zelaya, generar gobernabilidad con una administración inclusiva y sin revanchismo, así como la promoción de un diálogo político genuino.
Por su parte, en un mensaje difundido este 11 de febrero por la Asamblea de Obispos Católicos de Honduras, los prelados recibieron con agrado la resolución de la crisis en el seno del Parlamento, pero pidieron que estos procesos "se realicen con respeto a la institucionalidad y a la legalidad, en lugar de ser solucionados con arreglos movidos más por intereses de grupo".
Aunque Xiomara Castro ganó la pasada elección con una votación récord de 1,7 millones de votos, su partido Libre solo obtuvo 50 bancas legislativas, mientras que el PSH logró otras diez. Ambos no alcanzaron la mayoría simple entre los 128 diputados del Parlamento de Honduras.
Hace MUCHO rato que estoy harto de vaivenes letrinamericanos. Vaya gente disfuncional.