La Fiscalía de Perú ha notificado al Jurado Nacional de Elecciones que no tienen asidero las denuncias de presunto fraude en torno a la elección como jefe de Estado del maestro de izquierdas Pedro Castillo. La decisión ratifica la legitimidad del presidente, pero este sigue cayendo en las encuestas y sondeos de opinión pública.
La elección presidencial que se definió en segunda vuelta, entre Castillo y la ex legisladora Keiko Fujimori, le dio una victoria por menos de 45.000 votos al maestro sin experiencia política previa. En medio de un clima de crispación, durante varias semanas la hija del ex presidente Alberto Fujimori (1990-2000) se negó a reconocer su derrota y apeló a la Fiscalía.
El uso de la Fiscalía en una querella electoral no tenía precedentes en Perú, donde el Jurado Nacional de Elecciones ha gozado de credibilidad y con capacidad jurídica para resolver los conflictos electorales. Pese a que este Jurado determinó que no había ocurrido un fraude, Fujimori siguió desconociendo a Castillo y acudió a la Fiscalía. Tal acción no impidió que el maestro se juramentara como presidente de Perú el pasado 28 de julio.
Este 14 de enero, el Jurado Nacional de Elecciones dio a conocer que había recibido una notificación de la Fiscalía. Este órgano decidió archivar las denuncias que habían sido presentadas en junio pasado, en plena refriega con una Fujimori que entonces no admitía haber sido derrotada.
En cuatro regiones del Perú, los fiscales comprobaron que no hubo falsificación de firmas ni suplantación de miembros de mesa, como aseguraba Fujimori en una denuncia que encontró amplio respaldo de los grandes medios peruanos, ubicados en Lima, donde Castillo cosecha altos niveles de desaprobación aún antes de asumir la presidencia.
El analista político James Dettleff espera que con esta decisión se cierre el debate sobre el fraude que no quedó demostrado. "Es un presidente incapaz, pero es el presidente elegido", sostiene el profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú, al ser consultado por DIARIO DE CUBA.
Próximo a cumplir medio año en el cargo, el Gobierno de Castillo sigue teniendo fuertes críticos en los medios de prensa limeños y entre factores conservadores que tienen presencia en el Parlamento. Los sondeos de opinión pública tampoco parecen favorecerle.
En este mes de enero, según el sondeo que hace la trasnacional Ipsos para el diario El Comercio, la desaprobación de Castillo se ubicó en 60%. Son dos puntos más que el 58% que se registró en diciembre. En agosto, al primer mes de gestión, la desaprobación estaba en 45%, según la reseña de la investigación de opinión pública que fue difundida este 17 de enero.
Entre diciembre y enero la desaprobación de Castillo se ubicó en 79% en Lima, la capital peruana, donde se concentra el mayor rechazo al presidente de origen rural que se muestra con sombrero de ala ancha en sus funciones públicas.
Castillo sostuvo un discurso que se catalogó de radicalizado durante la campaña electoral, por ejemplo, prometiendo una Asamblea Constituyente para promulgar una nueva Constitución o darle la vuelta al presupuesto nacional para destinarle el 10% a la educación. Una vez en el poder, sin embargo, ha priorizado la crisis económica y sanitaria generada por la pandemia de Covid-19.
En la clase alta, asimismo, hay un rechazo casi que unánime contra Castillo. En este mes de enero la desaprobación se elevó a 93%.
Los niveles más altos de aprobación para el mandatario están en el sur del país, con 58% y en el segmento social E, los más pobres, en la tabla de escala social de Ipsos. El 48% de esta clase social le respalda.
Con niveles tan altos de rechazo, estando apenas medio año en el poder para un gobierno de cinco años, con la sombra sobre su legitimidad que sus adversarios le siguen sacando en cara pese a las decisiones institucionales que dicen lo contrario, a lo que se suma la falta de una bancada de peso en el Congreso, diversos analistas pronostican un año 2022 caldeado en Perú, dada la frágil gobernabilidad de la que puede echar mano el Gobierno de Castillo.
Y efectivamente, hay mucha gente dispuesta a votar por tal payaso. Pero, la hay hasta en los EEUU.