De forma discreta pero sostenida, Petróleos de Venezuela (PDVSA) recupera su producción y comercialización de crudo apalancada por la asesoría de Irán y aprovechando un clima de permisividad por parte de EEUU, en contraste con lo que fue la política de Donald Trump, cuya presidencia sancionó a esta empresa estatal.
Sin cifras oficiales por parte del régimen de Nicolás Maduro, cuya opacidad informativa domina a diversos sectores de la economía de Venezuela, una forma de aproximarse a lo que ocurre en la producción de crudo es a través de las cifras que divulga la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), del cual esta nación forma parte desde su fundación.
En octubre, el promedio de producción fue de 796.000 barriles por día. Una cifra bastante por encima del punto más crítico que se registró a mediados de 2020, cuando PDVSA solo reportó una producción diaria de 393.000 barriles por día. Dicho promedio resultaba similar a la producción venezolana de crudo de 80 años atrás.
Antes de las sanciones estadounidenses, en octubre de 2018, en tanto, PDVSA producía 1,1 millones de barriles por día. Esta cifra, por lo demás, distaba de forma significativa de los 3,1 millones de barriles diarios que se producían en 1998 antes de que Hugo Chávez asumiera la presidencia de Venezuela.
En enero de 2019, siendo presidente de EEUU, Trump no solo reconoció como presidente "interino" de Venezuela al joven presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, sino que también por primera vez dictó sanciones contra la comercialización de crudo por parte de PDVSA. La medida entró en vigor meses después y ya para el cierre de 2019 habían hecho mella en la dinámica interna de la petrolera. Para entonces se había reducido a unos 700.000 barriles por día.
La caída más aguda, sin embargo, se produjo en 2020. La política de sanciones de Washington estaba no sólo aprobada sino activa. Se conocieron de llamadas y memorándums enviados a empresas de otros países para advertirles de los peligros que enfrentaban si comercializaban o transportaban petróleo venezolano.
El cambio de mando en Washington relajó la vigilancia estadounidense sobre el mercado petrolero. Esto lo ha confirmado a DIARIO DE CUBA un diplomático acreditado en Caracas con conocimiento del caso.
Si bien el discurso oficial del Gobierno de Joe Biden es que se mantienen las sanciones sobre PDVSA, así como altos jerarcas del chavismo involucrados en casos de corrupción o violaciones a los derechos humanos, que suman varias docenas, en la práctica EEUU se ha vuelto permisivo con el tema petrolero.
Para mantener esta línea ascendente en la producción petrolera venezolana, PDVSA se ha apoyado en la cooperación con la Compañía Nacional de Petróleo de Irán. Ambas empresas estatales renovaron un convenio recientemente.
La agencia Reuters, que hace seguimiento directo al ingreso de tanqueros al país, confirmó que durante la última semana de octubre arribó al país una embarcación procedente de Irán con 2,1 millones de barriles de condensado, que es esencial para usarse como diluyente en la producción de crudo pesado y extra pesado, que abundan en el oriente venezolano y en la faja petrolífera del río Orinoco.
PDVSA paga estos condensados a Teherán con el envío de crudo. En la era Trump se registraba un discurso amenazante sobre este tipo de transacciones entre los regímenes de Caracas y Teherán. Inicialmente voceros del Gobierno de Biden lo replicaron, pero con el pasar del tiempo es un tema solapado en la agenda de Washington para Venezuela.
Otra buena noticia para el chavismo, en relación con el tema petrolero, es que ha mejorado la cotización promedio del petróleo venezolano en el mercado internacional. En 2020, por ejemplo, el precio promedio fue ligeramente inferior a los 28 dólares por barril, mientras que el valor promedio de este 2021 se ubica por encima de los 50 dólares.
Pese a toda esta nueva dinámica, comercial y política, el discurso del chavismo sigue cuestionando a las sanciones de EEUU a las que acusa de diversos males y problemas dentro del país.
En días recientes, por ejemplo, Maduro dijo que su Gobierno planea reactivar el programa nacional de trasplantes (especialmente de riñones) que está paralizado por decisión oficial desde 2017, dos años antes de que Trump dictara las sanciones contra PDVSA.
"El servicio de trasplantes ha sido uno de los más afectados a causa del bloqueo financiero impuesto por EEUU", sostuvo Maduro este 16 de noviembre. Ese día anunció que se evalúa reactivarlo, sin dar mayores detalles sobre cómo las sanciones estadounidenses son un impedimento para este tipo de procedimiento médico.