En el argot del hipismo se suele decir que los dos caballos que definen una carrera van cabeza a cabeza, cuando se espera un resultado reñido. En Perú analistas y encuestadoras esperan un resultado electoral cerrado el próximo domingo, cuando se elija al presidente o presidenta para un período de cinco años que comenzará el venidero 28 de julio.
Rodeados ambos de críticas, señalamientos y aprehensiones, el maestro y sindicalista Pedro Castillo y la legisladora Keiko Fujimori sellarán este domingo la suerte de Perú para el próximo quinquenio. Castillo fue la gran sorpresa de la primera vuelta, y Fujimori ha impresionado al remontar en las últimas semanas en las encuestas, pese al gran rechazo que venía generando entre los peruanos.
Con diferencias muy reducidas, en algunos casos equivalente al margen de error, las encuestadoras dan como ganador a Castillo, pero analistas advierten que quien viene subiendo en la intención de voto es Fujimori y podría tener un envión final que termine siendo determinante.
Si los sondeos no se equivocan, Perú estará ante "una elección de infarto" asevera el analista y experto electoral Daniel Zovatto, al ser consultado por DIARIO DE CUBA. A su juicio, no debe descartarse que quien resulte perdedor acuda con denuncias de fraude ante las autoridades electorales.
En opinión de este experto en elecciones, director para América Latina del Instituto Idea Internacional, en la campaña para la segunda vuelta Keiko Fujimori ha hecho "una hazaña", dado que logró "reducir la amplia ventaja que Castillo le llevaba en las encuestas". Asimismo, logró revertir parcialmente la percepción negativa que rodeaba a su imagen pública.
Keiko Fujimori tiene varias causas judiciales abiertas y además está bajo la sombra de su padre, el expresidente Alberto Fujimori (1990-2000), quien está en prisión condenado por violaciones a derechos humanos y abuso de poder en su gobierno.
Sobre Castillo, en tanto, pesa su discurso de izquierda radical, prometiendo cambios drásticos para promover una política estatista, una nueva Constitución y darle un vuelco al manejo de las finanzas públicas. Sin experiencia alguna en cargos de gobierno, a Castillo no solo se le señala por sus posiciones ideológicas sino por su propia inexperiencia en la gestión pública.
En medio de esta carrera de seis semanas, entre la primera y la segunda vuelta, Keiko Fujimori dejó de ser vista y señalada como "una política investigada por delitos de corrupción y representar un peligro para la democracia peruana", llegando a tener 65% de rechazo en los sondeos, a ser vista como una "salvadora de la democracia y del modelo económico peruano frente a un posible triunfo de Pedro Castillo", sostiene Zovatto.
En estas últimas semanas, para este giro de la candidatura de la legisladora, ha sido determinante el apoyo de sectores conservadores, incluso de otros candidatos que perdieron en la primera vuelta, de las elites empresariales, de la clase media y profesional de Lima, y en particular ha resultado simbólico el abierto apoyo que ella recibió del Premio Nobel Mario Vargas Llosa, quien pasó de ser un enemigo histórico del fujimorismo a convertirse en un aliado de la aspirante.
De forma muy pragmática, como lo hizo en ocasiones anteriores, Vargas Llosa apeló a la tesis del "mal menor", que en esta ocasión sería Keiko Fujimori ante la posibilidad de que Castillo llegue a la Presidencia para refundar el modelo peruano inspirado en ideas de izquierda.
El reconocido centro académico Instituto de Estudios Peruanos (IEP) dio a conocer este lunes su último sondeo antes de los comicios: Castillo con 40,3% de intención de voto aventaja a Fujimori por apenas 2%, ya que ella tiene 38,3%.
De acuerdo con un sondeo del propio IEP, hace un mes la diferencia entre los dos candidatos era de prácticamente 20 puntos a favor de Castillo. Las últimas semanas han dado un giro radical al escenario presidencial peruano.
Ayer lunes, en su línea de revertir la percepción negativa que le ha envuelto, Keiko Fujimori realizó un juramento público por la democracia, en el cual dijo "Pido perdón" y solicitó al pueblo peruano "una oportunidad para reivindicarme".
Ante líderes políticos de otros países y referentes liberales, la hija del expresidente pidió perdón por los errores cometidos y juró preservar la democracia, así como respetar la libertad de expresión, fortalecer las instituciones, defender la Constitución, luchar contra la corrupción y promover un Gobierno abierto.
Este juramento público tuvo como testigo al propio Mario Vargas Llosa, y analistas creen que tendrá un impacto positivo en los sectores urbanos de clases media y alta, que en las últimas décadas eran abiertamente antifujimoristas.
Si gana el "maestro" Castillo, Perú se derrumbará como un Castillo de Naipes!!!