Vietnam, un país con un régimen de partido único desde su reunificación en 1975, comenzó este lunes el XIII Congreso del Partido Comunista con la participación de 1.587 delegados que eligen en Hanói a los principales líderes del grupo político y del país para los próximos cinco años.
Se trata de un proceso opaco hasta el próximo 2 de febrero, con reuniones a puerta cerrada de las que apenas se filtra nada. Los delegados eligen a los cerca de 200 miembros del Comité Central del Partido Comunista de Vietnam, que a su vez designan a los veinte integrantes del politburó, el máximo órgano de dirección, del que sale el secretario general del Partido y máximo dirigente del país, reportó EFE.
El liderazgo político en Vietnam se asienta sobre cuatro pilares: el secretario general del Partido —la figura más poderosa—; el primer ministro, que dirige el Gobierno; el presidente de la República, que tiene un cargo más representativo, y el presidente de la Asamblea Nacional.
Esta división clásica del poder, para asegurar un liderazgo colectivo y dar prioridad a los consensos se rompió, no obstante, en 2018, cuando Nguyen Phu Trong, secretario general del Partido, ocupó la presidencia de la República tras la muerte de su antecesor, Tran Dai Quang.
Además de elegir al secretario general, los participantes en el Congreso proponen candidatos a los otros tres puestos clave, que serán ratificados por la Asamblea Nacional en su próxima sesión plenaria. Los analistas coinciden en que resulta muy probable que Vietnam regrese a su tradicional división de poderes después de este Congreso.
Los candidatos
Nguyen Phu Trong, de 76 años, es secretario general del Partido desde 2011 y también presidente de la república desde 2018. Pese a superar el límite de edad y el número máximo de mandatos, algunos rumores apuntan a que el Partido podría hacer una excepción y nominar a este estudioso del marxismo para un tercer mandato. Su liderazgo se ha caracterizado por una enérgica campaña anticorrupción contra altos cargos del Partido y por su mano dura con la disidencia política.
El gran rival de Trong podría ser Nguyen Xuan Phuc, un primer ministro que ha ganado popularidad dentro y fuera del país por su exitosa gestión de la pandemia del coronavirus. A sus 66 años, parece dispuesto a ascender un peldaño más, aunque algunas quinielas lo colocan como futuro presidente de la República, un cargo más representativo.
El Partido Comunista reforzó su credibilidad interna gracias a su exitosa gestión de la pandemia, que solo ha causado 1.548 casos y 35 muertes en total. Vietnam logró contener el Covid-19 con medidas como el cierre de sus fronteras desde marzo y la eficacia de sus equipos de rastreadores, que durante meses permitieron al país lucir con orgullo la cifra de cero muertes por coronavirus.
Apertura económica y represión interna
La buena gestión sanitaria permitió a Vietnam contener la crisis económica y cerrar el año con un crecimiento del 2,91% del PIB. El Partido Comunista ha cimentado la expansión económica de los últimos años en la atracción de inversión extranjera, especialmente en la industria, y en una política de creciente apertura internacional, con la firma de acuerdos bilaterales y multilaterales.
Entre dichos acuerdos destacan el Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea, la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), y el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica.
Esta integración económica, no obstante, no ha ido acompañada de una mayor apertura política: en los últimos cinco años han aumentado el número de detenciones y condenas de prisión contra disidentes, según varios grupos defensores de los derechos humanos.
Aunque la Constitución vietnamita dice proteger la libertad de opinión y de prensa, el acceso a la información, el derecho de asamblea y la formación de asociaciones y de manifestaciones, el Partido Comunista, en el poder desde 1975 con un régimen de partido único, exhibe poca tolerancia contra la crítica.
El control de los contenidos de las redes sociales se endureció con la puesta en marcha de una controvertida ley de ciberseguridad que, entre otras cosas, obliga a las empresas tecnológicas a suprimir contenidos a instancias del Gobierno y a proporcionar a las autoridades información sobre los usuarios. A principios de este mes, tres periodistas independientes fueron declarados culpables de difundir propaganda contra el Gobierno y recibieron penas de entre 11 y 15 años de prisión.
Vietnam es uno de los últimos Estados comunistas del mundo, junto a China, Laos, Cuba y Corea del Norte.
Al final del cuento, Occidente le pasa la mano a todos estos chinitos comunistas porque no tienen a su población pasando tanta hambre como los otros socialismos de corte estalinista que siguen la doctrina al pie de la letra (Corea, Cuba, Venezuela y los que se encaminan hacia eso).
Pero al final son tan dictadores y HPs con sus pueblos como los estalinistas. Todos sus habitantes saben que estarían mejor en un capitalismo libre, pero están secuestrados por sus gobiernos, en opinión y derechos humanos.