Para llegar a ser el segundo mayor productor de café del mundo, Vietnam tuvo que buscar asesorías. Entre ellas, la de los técnicos cafetaleros de Cuba. Unos años después de esas lecciones, el régimen cubano se ha visto obligado a importar de Vietnam unas 18.000 toneladas de café anuales y, así y todo, el cubano no puede tomar café, sino café mezclado con otros granos.
Pero, ¿qué hizo Vietnam para convertirse en el segundo productor de café a nivel mundial solo unos años después de haber quedado devastado por la guerra contra EEUU?
La participación en el mercado cafetalero mundial del país asiático pasó en solo 30 años del 0,1% del volumen global al 20%. En Cuba, en cambio, en 1960 llegaron a producirse 60.000 toneladas, mientras en 2019 apenas se superaron las 9.000.
Una de las principales causas del despegue vietnamita, y de alguna forma también de la debacle cubana, tiene origen semejante, pues mientras los asiáticos renunciaron a las políticas económicas de corte soviético, los cubanos se aferraron a ellas.
Tras el desastre de la colectivización de las tierras, el propio Partido Comunista de Vietnam decidió revertir esa política y realizar una gran reforma, Doi Moi, relajando las reglas para los productores, por lo que poco después donde había inmensas granjas colectivas aparecieron miles de pequeñas propiedades.
Pero si bien los pequeños fabricantes dispararon el volumen de la producción, el rol de grandes empresas, como es el caso de Trung Nguyên o Highlands Coffee, fue esencial para elevar aún más la elaboración y sobre todo la distribución y promoción a nivel mundial mediante grandes redes de cafeterías.
Tal fue el salto de la industria cafetalera vietnamita, marcado por una mayor libertad de los productores, la implantación de una economía de mercado y la cooperativización, que consiguió en la década del 90 que la producción del grano creciese entre el 20% y 30% cada año.
Y fue el propio café uno de los principales impulsos a la economía del país asiático, que poco después de la desaparición del bloque socialista, en 1994, contaba con más de la mitad de su población por debajo de la línea de pobreza, pero 20 años después los habitantes con peores condiciones económicas no superan el 10% del total.
En los últimos años, ya con un papel predominante en las exportaciones mundiales del grano, las iniciativas gubernamentales vietnamitas se han centrado en alcanzar una mayor calidad del producto, agregando nuevos valores a la mercancía y penetrando en mercados que apuestan por variedades exclusivas.
Mientras tanto, en Cuba, el pasado 2019 se produjeron poco menos de 10.000 toneladas, de un plan que aspira a conseguir 30.000 en el año 2030, la misma cifra que se produjo, por ejemplo, en 1951.
La mentalidad del Gobierno de la Isla sigue colocando a la población en un lugar marginal, por lo que el entonces presidente del país, Raúl Castro, afirmó en 2010 que en aras de ahorrar en importaciones se mezclaría con chícharo, "mucho más barato que el café, que nos cuesta casi 3.000 dólares la tonelada, mientras que aquel (el chícharo) tiene un precio de 390 dólares".
Pero en 2020 entre la incapacidad productiva, las trabas y la escasez de divisas, los cubanos no satisfacen su demanda del grano ni siquiera mezclado con chícharo.
Dimas Castellanos señaló en un reciente texto como claro ejemplo de la mentalidad monopólica del estado la respuesta negativa del Buró Nacional de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, sin consultar a los campesinos, ante la solicitud que realizó el Departamento de Estado de EEUU, durante la administración de Barack Obama, para permitir a los productores de la Isla exportar directamente café a ese país.
En tanto, la reforma de la propiedad, la aprobación de micro, pequeñas y medianas empresas con personalidad jurídica y y la liberación del monopolio del comercio interior y exterior se siguen postergando por un Gobierno que continúa apsotando por el perfeccionamiento de la "empresa estatal socialista".
El hecho es que Cuba, antiguo referente en la producción cafetera, ahora reciba asesoría del país asiático, del cual importa unas 18.000 toneladas de café de baja calidad cada año, mientras el escaso que se produce en la Isla, de mayor calidad, es destinado a las exportaciones.
Y para colmo, por brillante iniciativa del Gracias a Dios, Sepulto en Jefe, desmontaron el Cordón de La Habana, que abastecía de frutas a la provincia, para sembrar aquel café caturra, que ni agua de chirri dio. Otro crimen que quedó impune.
En Vietnam cosechan café y en Cuba puedes cosechar TE... ¡te van a caer a palos!
Pareciera mentira, pero estamos frente a un ejemplo de globalización a la cubana: el café lo aporta Vietnam, los chícharos la isla y China las cafeteras de mala calidad.
Al final, hay uniformidad en el consumo del producto por la población.
Adonde llegue el socialismo, no vuelve a crecer la hierba...
Atila F Castro
Le roncan los "coooocos". El comunismo es mas herbicida y defoliante que el mismísimo agente Naranja (el producto químico que los americanos rociaron en Viet Nam).
Y luego viene rl ministro de economía y nos dice que el café sale mâs barato comprarlo en Vietnam que producirlo en Cuba.
LO que ocurre en Cuba con la escasez de todos los productos es responsabilidad unica de ese MALDITO GOBIERNO que intensionalmente quiere mantener a los cubanos por debajo del nivel de pobreza internacional para mantenerlos controlados cual finca con sus mayorales y esclavos ,UN PAIS HAMBRIENTO Y DEPENDIENTE DEL ESTADO ES FACIL DE CONTROLAR.Lastima que el mundo democratico no puede ver o se hace el que no ve el crimen que estan cometiendo los Castros con el pueblo de Cuba.Pero esto sera hasta que nazcan cubanos con guevos y le arranquen la cabeza a esta bandada de abusadores narcotraficantes que mantienen la isla doblegada por la fuerza de las armas como todo buen COBARDE.