Además de unas elecciones sumamente disputadas entre el actual presidente estadounidense, Donald Trump, y el candidato demócrata, Joe Biden, este martes se vota la renovación de la totalidad de la Cámara de Representantes y de la tercera parte del Senado de Estados Unidos.
En el caso de la Cámara de Representantes serán elegidos los 435 miembros que la componen, repartidos por los 50 estados del país, cuyo cargo se somete a votación cada dos años. En las últimas elecciones, en 2018, el Partido Demócrata ganó la mayoría, anteriormente republicana, obteniendo 235 escaños frente a los 200 de su rival.
La Cámara Alta, como se conoce al Senado estadounidense, renueva cada dos años a un tercio de sus miembros, pues los mandatos tienen una duración de seis años. Este martes corresponde elegir a 33 senadores, pero tras la muerte de McCain y la renuncia por motivos de salud de un senador de Georgia, se eleva el número a 35.
Actualmente el Partido Republicano cuenta con una mayoría en el Senado de 53 escaños, contra 45 de sus rivales demócratas más dos independientes, por lo que el actual partido de oposición en EEUU aspira al menos a igualar las fuerzas tras esta jornada.
Mientras tanto, los sondeos realizados en los últimos meses coinciden en que el Partido Demócrata parte como favorito para ganar la mayoría en la Cámara de Representantes o Cámara Baja, aunque nada está escrito aún, y el resultado electoral, tal como en 2016, resulta impredecible.
En ese sentido Eric Schickler, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de California Berkeley se mostró seguro al afirmar a BBC Mundo que "luce bastante claro que los demócratas conservarán la Cámara Baja y es probable que aumenten su mayoría un poco. Ciertamente, haría falta un enorme salto para que los republicanos ganen allí este año".
El Senado: una elección determinante
Sin embargo, en el caso del Senado, los pronósticos son mucho más inciertos: "Una de las grandes preguntas es en manos de quién estará el control del Senado. Los demócratas van encaminados a obtener nuevas curules allí, pero la pregunta es si serán suficientes como para que logren mayoría, pues eso significaría que si Biden gana la presidencia podrían tener el control unificado del Gobierno", añade Schickler.
La llamada Cámara Alta tiene un papel sumamente importante en el equilibrio político estadounidense, pues juega un rol determinante en la confección de las cortes federales y la propia Corte Suprema de Justicia, además, tiene la última palabra sobre el nombramiento de una buena parte de los altos funcionarios del propio Gobierno.
"El Senado tiene el poder de 'consulta y aprobación', lo que quiere decir que ellos son quienes confirman a los nominados por el presidente en cargos importantes en el Ejecutivo, así como en el Poder Judicial", recuerda Kathryn Dunn Tenpas, investigadora del Brookings Institution y del Centro Miller de la Universidad de Virginia a BBC Mundo.
Son más de 1.100 los funcionarios que ocupan cargos de alto y medio rango en el Gobierno y agencias federales que requieren de la aprobación del Senado para poder ejercer sus funciones.
Anteriormente era necesaria la aprobación de al menos 60 senadores, pero los demócratas cambiaron la norma en 2013 para dejarla a una mayoría simple de 51 votos, pues aludieron a un "obstruccionismo extremo" por parte de la minoría republicana, que bloqueó varios de los nombramientos e iniciativas de Barack Obama.
Para algunos especialistas quien obtenga la mayoría en el Senado marcará el margen de acción del próximo Gobierno.
"Si Biden gana, pero los republicanos conservan el Senado, él no podrá llevar adelante la mayor parte de sus propuestas. Podrá hacer muy poco debido a que los partidos están muy divididos. Si surge alguna vacante en la Corte Suprema no podrá llenarla y tendrá muchas dificultades para nombrar jueces en las cortes inferiores. Se hallará atascado", indicó Schickler.
Los puestos en el Senado más disputados
De las 35 curules que están en juego durante estos comicios 12 pertenecen a los demócratas y 23 a los republicanos, por lo que estos últimos tienen mucho más en juego.
Entre las elecciones más reñidas se encuentra la de Arizona, donde el demócrata Mark Kelly cuenta con una ligera ventaja sobre su rival, la republicana Martha McSally, para ocupar el puesto que quedó vacante tras la muerte de John McCain.
Carolina del Sur es otro de los estados más disputados, pues el republicano Lindsey Graham, quien inicialmente parecía seguro ganador, ve amenazada su curul por el demócrata Jaime Harrison, quien lo ha igualado en las encuestas.
Lo mismo sucede en Maine con Susan Collins, una voz moderada dentro del conjunto de senadores republicanos, que ve amenazada la renovación de su puesto por Sara Gideon, quien ha mostrado gran respaldo en los sondeos.
En el caso de Georgia los dos puestos en el Senado se encuentran en disputa, donde las encuestas muestran una cerrada competencia entre David Perdue, del Partido Repúblicano, y Jon Ossoff, del Demócrata, cuyo partido no obtiene un puesto en la Cámara Alta en ese estado desde 1992.
Sin embargo, en Alabama, parece casi seguro que el demócrata Doug Jones, actual senador, pierda el puesto ante su rival republicano, Tommy Tuberville, que le lleva 10 puntos de ventaja en las encuestas.
En total, de los 12 demócratas, diez se consideran seguros para el partido de Joe Biden, según The Cook Political Report mientras de los 23 escaños republicanos en juego, solo diez se consideran seguros. Siete están empatados y en otros dos el Partido Demócrata parte como favorito. Los cuatro restantes no se consideran seguros, pero los del partido de Trump mantienen ventaja en las encuestas.
La web especializada en encuestas FiveThirtyEight desarrolló un modelo con 40.000 simulaciones de posibles resultados electorales y en el 70% el Partido Demócrata se hace con la mayoría del Senado.