Llámele mascarilla, nasobuco, tapabocas o barbijo. En ninguna de sus denominaciones el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha hecho uso recurrente de lo que es una recomendación global en este tiempo de pandemia de coronavirus: cubrirse la boca y la nariz.
López Obrador, conocido por el acrónimo AMLO, ha llegado incluso a justificar con una versión científica muy suya la eficacia del cubrebocas (como se le conoce en México). La actitud del jefe de Estado de México sería tal vez una excentricidad si su país no estuviese en el top-ten de las naciones con mayor número de contagios con Covid-19.
El punto clímax en el discurso público de AMLO en contra del nasobuco llegó el pasado 24 de julio, cuando llegó a echar mano de opiniones de médicos que, según él, desestiman tal medida preventiva y resaltan la distancia corporal y el uso de espacios abiertos, como contención ante el coronavirus.
Las palabras de López Obrador sobre el nasobuco terminaron siendo la respuesta oficial a lo que fue la peor jornada en número de contagios que ha vivido su país desde que se hizo presente el Covid-19, el 28 de febrero pasado.
Las autoridades de Salud de México informaron el 23 de julio de una cifra récord en el registro diario de contagios por Covid-19, al confirmar 8.438 casos. Hasta este 28 de julio, la cifra total de contagiados se ubicaba en torno a los 400.000, con lo cual México se halla entre los 10 países con el mayor número de personas contagiadas.
Justamente al día siguiente de esa jornada tan negativa por la expansión del virus en suelo mexicano, López Obrador aprovechó su conferencia de prensa diaria para cargar contra el nasobuco.
"A mí tanto el doctor (Jorge) Alcocer como el doctor Hugo López-Gatell me han dicho que no necesito el cubrebocas si mantengo la sana distancia (...) No quiero entrar en polémica sobre este tema. Si se considerara que con esto se ayuda, entonces lo haría, desde luego. Pero no es un asunto que esté, ahora sí, científicamente demostrado", dijo AMLO para contradecir una extendida recomendación ante el coronavirus.
Pese a las cifras alarmantes de contagios en el país, AMLO aseveró ese 24 de julio que la pandemia "está perdiendo fuerza poco a poco".
López Obrador ha hecho uso del tapabocas de forma excepcional. La última vez que se le vio con nasobuco fue en su viaje a Washington, cuando abordó el avión que lo llevaría el 8 de julio a reunirse con el presidente Donald Trump, otro escéptico público del uso de la mascarilla.
Laura Garza, columnista de prensa y analista de imagen política en Ciudad de México, aseguró a DIARIO DE CUBA que la reticencia de López Obrador a usar el cubrebocas es "un tema de imagen pública". Con su rostro descubierto en público "trata de hacerle creer a la gente que no pasa nada" en relación con la pandemia.
López Obrador, al igual que el presidente brasileño Jair Bolsonaro, ha defendido la idea de que sus países no deben paralizarse pese al Covid-19, por el temor a los efectos políticos que podría traer una recesión económica de envergadura, de la cual no parecen —sin embargo— escapar. Se espera, en el caso de México, una contracción del 9% del Producto Interno Bruto (PIB) en este 2020.
Para Garza, en general la imagen pública que quiere proyectar López Obrador es que "está por debajo de los estándares de quienes ocupan el poder, dando la imagen de un presidente que se ha bajado de la Presidencia para estar al nivel del pueblo”.
En relación con los estragos de la pandemia en México, Garza insiste en que AMLO apuesta a dar una imagen pública que transmita la idea de que "aquí no pasa nada, todo va a estar bien".
La postura de AMLO, empero, no parece ser seguida por la mayoría de mexicanos, incluso según sondeos aplicados por entidades públicas como el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
De acuerdo con una encuesta del INEGI que difundió el diario Reforma, un 81% de los consultados vía telefónica ha adoptado el cubrebocas como medida para evitar el contagio de Covid-19. Este número se eleva en la capital del país, Ciudad de México.
En todo el país, casi el 95% usa el lavado de manos como medida preventiva, el 76% gel antibacterial y 72% la distancia social.
En relación con la aceptación que tiene López Obrador entre los mexicanos, un pool de sondeos procesados por el Consejo de las Américas, con sede en Nueva York, determinó que este mes de junio el mandatario tuvo su nivel más bajo de aprobación, que se ubica en un aún elevado 59%.
La cifra significa un descenso si se le compara con el pico más alto de aceptación que tuvo AMLO, en febrero de 2019, cuando ocho de cada 10 encuestados decían aprobar su gestión de Gobierno.
Pura ignorancia...
Sin ánimo de defender a AMLO, con quien disto mucho de simpatizar dada su ideología y comportamiento irresponsable, hay que destacar que México no está tan mal comparativamente, tomando en cuenta que tiene una población de más de 120 millones de habitantes y una megalópolis como CDMX, de más de 20 M de habitantes, que hace muy difícil el control de la pandemia. Se puede y se debe criticar la frivolidad del presidente mexicano, tocante al uso de la mascarilla nasobucal y demás prevenciones, pero la tasa de mortalidad (que el autor se salta olímpicamente), siendo preocupante es mucho menor que la de España, por ejemplo, si se mide correctamente por millón de habitantes y no en términos absolutos. Ambos países alcanzan aproximadamente los 45.000 fallecidos por covid. España, con una población de 47 M, tiene una tasa de mortalidad de cerca de mil por millón de habitantes; México, con 120 M, tiene una tasa mucho menor: 375 muertos por millón de habitantes.
Este comunista se lo va llevar la mona le gusta jugar con los dos la cadena y el mono y a su edad el tiempo dirá.