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covid-19

Italia empieza a configurar un plan para el desconfinamiento

El país europeo constata el mayor frenazo en los contagios de coronavirus en 25 días.

Roma
Un trabajador somete a otro a desinfección.
Un trabajador somete a otro a desinfección. efe

Desde hace semanas sumergida en una emergencia sanitaria sin precedentes en las últimas décadas, Italia ha alcanzado el primer dato que le permite volver a pensar en el futuro: ha conseguido que la tasa de contagios del coronavirus (R0) baje de uno.

De acuerdo con un reporte de EFE, el total de casos aumentó solo en 3.309 personas, hasta los 135.586, la menor subida desde el 13 de marzo.

"En estos momentos es muy probable que estemos ligeramente por debajo del (R0) uno. Y este es un resultado extraordinario si se piensa que hace unas pocas semanas estábamos por encima del tres en algunas áreas del país, e incluso llegamos al cuatro", dijo el ministro de Sanidad, Roberto Speranza, en una entrevista por televisión reseñada por El Confidencial.

Esto significa que, actualmente, cada persona enferma de coronavirus contagia —de media—solo a otra persona más y que, con estos buenos datos se puede "empezar a programar el futuro" y planear el progresivo desconfinamiento de la población, explicó Speranza.

El plan que tiene el Gobierno de Italia consta de dos fases: una primera se iniciaría pasada la Semana Santa y sería cuando se pondrá en marcha una parte de la industria (la fecha exacta no se ha detallado, pero podría ser el 14 de abril). 

Una segunda etapa se activaría el próximo 4 de mayo que será cuando empiecen a levantar las restricciones para ciudadanos y establecimientos.

Un comité científico es el encargado de elaborar el plan de desconfinamiento para presentárselo al Gobierno, de acuerdo con el diario italiano Il Corriere della Sera.

El decreto de emergencia caduca el 13 de abril, de ahí que la decisión de prolongar o de establecer los plazos de una reapertura (aunque sea gradual) tendrá que tomarse en estos días, entre el viernes y el sábado.

Todo no vuelve pronto a la normalidad. Habrá turnos para entrar en las tiendas y para trabajar, distancia de seguridad, equipos de protección obligatorios para quien trabaja de cara al público.

Según lo previsto, solo a partir del 4 de mayo se podrá pensar en una circulación más libre, aunque con muchos límites. 

No estará permitido, por ejemplo, estar en grupo por la calle o en los parques. Tampoco eventos públicos, fiestas en locales cerrados o reuniones al aire libre ni manifestaciones. Los bares y los restaurantes se han descartado en la primera fase y no se mencionan en la segunda.

Teletrabajo

Se aconsejará el teletrabajo siempre que sea necesario, mientras que los que deban acudir a su sede laboral tendrán que hacerlo alternando el máximo posible los turnos. La distancia de seguridad de al menos un metro tendrá que estar garantizada tanto en oficinas y puestos de trabajo como en establecimientos de cara al público.

Se seguirá haciendo cola en supermercados y farmacias y otros establecimientos que se vayan abriendo progresivamente. 

Para pedir cita en lugares como peluquerías o centros estéticos (que se consideran de alto riesgo), será necesario pedir cita para que solo haya dos personas en la habitación: el trabajador y el cliente.

Las primeras tiendas que abrirán tendrán un carácter simbólico, las papelerías y librerías. Y los científicos han valorado las categorías profesionales según su riesgo: agricultura, construcción y cajeros son bajo riesgo, mientras que trabajadores de hotel, de los comedores y peluqueros son riesgo medio alto o alto.

Los científicos italianos también están trabajando en un decálogo sobre el uso de mascarillas y guantes, que será seguramente obligatorio para los trabajadores y que todos los ciudadanos tendrán que tener disponibles en el momento de entrar en alguna tienda o entrar en contacto con otra persona.

Otro asunto sobre el que tendrán que tomar una decisión las autoridades médicas italianas será sobre la reapertura de guarderías, colegios y universidades, aunque todo parece indicar que no se volverán a abrir este curso.

El ministro Speranza y los científicos, sin embargo, siguen advirtiendo que todo se hará prudentemente y de forma gradual.

De acuerdo con El Confidencial, el mayor miedo de la comunidad científica y del Gobierno es que, tras todo el esfuerzo para contener el virus, las medidas de seguridad tras el confinamiento se relajen y se vuelva a multiplicar la tasa de contagios. 

"Se necesita muy poco para estropear el trabajo realizado hasta ahora. Basta con que nos equivoquemos con los tiempos o un excesivo optimismo para arriesgarnos a hacer fracasar todo lo que hemos hecho hasta ahora".

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