Jair Bolsonaro ha cumplido 12 meses en el poder. El hombre que asumió la presidencia de Brasil, el 1 de enero de 2019, prometiendo un cambio de era en el gigante sudamericano, exhibe luces y sombras al culminar el primero de sus cuatro años de gobierno.
Las luces, según los analistas consultados, las exhibe Bolsonaro en su firme rechazo a los regímenes autoritarios de Cuba, Nicaragua y Venezuela, en su apertura comercial internacional y la implementación de reformas económicas.
Entre las sombras, en tanto, destacan su excesiva y publica admiración hacia Donald Trump, el abandono de las políticas medioambientales, el rechazo al multilateralismo y una visión ideologizada en extremo de la educación.
Para el profesor titular de la Universidad de Brasilia, Eduardo Viola, el aspecto más resaltante del primer año de gestión de Bolsonaro es su política económica, ya que de ella se desprenden necesarias reformas a lo interno (como el sistema de pensiones) y la apertura comercial de Brasil.
"Hasta ahora la apertura ha sido limitada, pero esa visión de la política económica es muy positiva y genera una dimensión importante", explica Viola desde Brasilia a DIARIO DE CUBA. Para este analista abrir la economía brasileña constituye un enorme desafío y saluda que esto lo lleve adelante Bolsonaro, quien se había distinguido por una visión estatista cerrada a tales cambios en su época de legislador, antes de llegar a la presidencia.
Para Viola "Brasil es una de las economías más cerradas del mundo" y por tanto el proceso encabezado por el ministro de Bolsonaro, Paulo Guedes, llevará un largo tiempo, aún es temprano para evaluar su éxito, pero ha sido positivo que se tome dicho camino.
Como resultado de un reenfoque, de apertura comercial, la profesora venezolana Elsa Cardozo señala como aspectos positivos "el acercamiento a China, negociando mejores condiciones para la economía brasileña, así como la participación en las ya muy largas negociaciones que finalmente han conducido al acuerdo de libre comercio del Mercosur con la Unión Europea".
Cardozo, quien dirigió tanto la licenciatura como la maestría de Relaciones Internaciones en la Universidad Central de Venezuela (UCV), destaca positivamente la voz de Brasil en el sistema regional (Organización de Estados Americanos, Grupo de Lima) para exigir el retorno de la democracia a Nicaragua y Venezuela.
Para Viola, justamente ese es un aspecto que ha distinguido a la administración de Bolsonaro. "La política ya había cambiado con el Gobierno de Temer, pero con Bolsonaro hay una mayor contundencia en la política exterior para cuestionar regímenes autoritarios en Venezuela, Cuba y Nicaragua", sostiene el profesor titular en Relaciones Internacionales.
En otra dirección, Viola considera correcto que se haya producido un acercamiento de Brasil con EEUU, pero cuestiona que esto se haga con "una excesiva identificación con Trump". Para Cardozo, es negativo "el desbalance de intereses, en cuanto a las ventajas para Brasil, en el acercamiento a EEUU".
Ambos analistas ubican claramente como dos sombras de este primer año de Bolsonaro el repliegue brasileño de las instancias multilaterales, algo en lo que se asemeja a Trump, así como un evidente retroceso en la política ambiental, siendo Brasil un referente mundial al contar en su territorio con el pulmón de la Amazonia.
"Bolsonaro ha sido negacionista de cambio climático y eso se ha traducido en una revisión de la política ambiental brasileña. Hay un retroceso de décadas", asevera Viola.
"Aun cuando no se produjo la denuncia del Acuerdo de París, se registra el abandono de políticas de protección ambiental, notable en la aceleración de la desforestación de la selva amazónica", sostiene Cardozo, quien también muestra como repliegue del multilateralismo el abandono de Brasilia del Pacto Migratorio de la ONU.
Viola sostiene que en este aspecto, el abandono de Brasil de instancias multilaterales, representa un cambio significativo en lo que había sido una estrategia histórica de la Cancillería brasileña, y constituye al mismo tiempo una clara identificación con una línea seguida por Trump.
"La toma de partido del Gobierno de Bolsonaro por Trump es muy peligroso, especialmente en un contexto electoral en EEUU. Le cierra la puerta a Brasil para relaciones con el Partido Demócrata, en un escenario de un posible cambio en EEUU", explica Viola.
Finalmente, para este analista, su mayor preocupación al hacer un balance del primer año del Gobierno de Bolsonaro está en la excesiva ideologización de la educación, dado el impacto que tiene en la sociedad cualquier cambio en el sistema educativo.
"Hay muchas situaciones negativas. Sin embargo, el área más problemática es la política educacional, ya que es anticientífica y súper ideológica. En el discurso oficial hay un ataque a las universidades, un ataque a la ciencia y Bolsonaro ha reintroducido el discurso religioso para abordar el campo educativo", relata Viola.
"El Gobierno cambió. Hoy tenemos un presidente que valora la familia, respeta la voluntad de su pueblo, honra a sus militares y cree en Dios", dijo el mandatario en su mensaje navideño de 2019, repasando justamente lo que consideró los logros de su gestión en el primer año de mandato. Invocar a los militares y a Dios en sus mensajes presidenciales ha sido una constante, y eso simboliza claramente un cambio en Brasil.
Esto de las luces y las sombras depende mucho del "ojo del observador" como diría Platón. Todos los puntos expuestos por estos analistas son mas que debatibles. El mas importante "para nosotros" es, su firme rechazo a los regímenes autoritarios de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Y eso es una LUZ mas grande que una catedral. Por lo demás, ya dirá el pueblo brasileño. Si votaron por el, por algo sera.
¿regímenes "autoritarios"? Cañizalez, ¿Usted esta seguro que esa es la definición correcta?