Maracaibo, la otrora capital petrolera de Venezuela y en su momento una pujante ciudad, subsiste hoy gracias a las remesas que desde el exterior envían los emigrantes venezolanos a sus familiares. La mitad de las familias, consultadas en un estudio, dice depender de estos envíos de dinero para poder alimentarse.
De acuerdo con el último censo de población, Maracaibo es la segunda ciudad más poblada de Venezuela, detrás de Caracas, la capital. Hoy, azotada por la crisis eléctrica, que se ha afincado de forma particular en esa zona del país, muchos marabinos optan por emigrar al exterior o incluso dentro de Venezuela, mudándose a otras ciudades.
El estudio realizado por la no gubernamental Comisión por los Derechos Humanos en el Estado Zulia (CODHEZ), difundido el pasado 15 de octubre, da cuenta de la crisis humanitaria en la capital de la provincia (estado) de Zulia, en el extremo occidental de Venezuela.
Si bien no puede extrapolarse la cifra para dar una lectura nacional, es el primer dato duro sobre la dependencia que claramente se registra hoy en Venezuela en relación con las remesas desde el exterior. Las remesas se utilizan para alimentos, principalmente.
Los resultados de la encuesta aplicada por CODHEZ, evidencian que en los últimos tres meses, por falta de dinero u otros recursos, 84,9% de hogares reportó preocupación porque los alimentos se acabaran; ocho de cada diez hogares se quedó sin alimentos; en ocho de cada diez, los adultos dejaron de tener una alimentación saludable; y en ocho de cada diez, los adultos tuvieron una alimentación basada en poca variedad de alimentos.
La mitad de las familias consultadas, el estudio se circunscribe a Maracaibo, dijo depender de las remesas para poder acceder a los alimentos.
Maracaibo sufre apagones cotidianos de 12 horas diarias, en turnos intercalados de seis horas. Durante seis horas se tiene electricidad y en las seis siguientes no. Además, antes de que se registrara la ola de apagones nacionales en Venezuela, ya el estado Zulia estaba azotado desde 2017 por una serie de cortes eléctricos incluso de varios días.
Todo esto ha ahondado la crisis humanitaria, ya que muchos comercios, pequeñas industrias y actividades profesionales han optado por cerrar sus puertas.
"Tenía 30 años en mi trabajo, pero todavía soy joven, podía seguir trabajando. Con la crisis eléctrica y de gasolina nos quedamos sin transporte. Me tocaba caminar varios kilómetros de ida y vuelta para ir de mi casa a la radio", comenta a DIARIO DE CUBA la periodista María C.
Ella optó por pedir de forma anticipada su jubilación y quedarse en su casa. "Me resulta más barato no salir de la casa. Ahora vivo de lo que me mandan mis hijas de Argentina y Chile. No es mucho pero me alcanza para comer y para ayudar a mis otros hermanos que también están sin trabajo", dice esta mujer de 56 años.
El peso de las remesas va tomando fuerza en la dinámica económica de Venezuela en la medida en que se achica lo que fue en otra época la explotación de petróleo, que tuvo en Maracaibo justamente un ícono en las décadas pasadas.
De acuerdo con reportes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Venezuela apenas produjo 644.000 barriles de petróleo por día el pasado mes de septiembre. Se trata de la cifra más baja en siete décadas.
Cuando Hugo Chávez llegó por primera vez al poder, en febrero de 1999, Venezuela producía 3,1 millones de barriles por día y se ubicaba entre los cinco mayores productores de crudo de todo el mundo.
Según la firma privada Ecoanalítica, las remesas en Venezuela han crecido de forma exponencial. En 2016 fueron apenas 78 millones de dólares, mientras que en 2018 sumaron 2.500 millones de dólares.
Se estima que en este 2019 las remesas de emigrantes venezolanos alcancen la cifra de 3.700 millones de dólares.