Miles de personas se manifestaron este domingo en Brasil y en diferentes países del mundo y exigieron la libertad del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, preso por corrupción y lavado de dinero desde hace 365, tiempo que fue calificado por sus seguidores como "un año de injusticia".
No obstante, las manifestaciones de apoyo al exmandatario se vieron opacadas por las multitudinarias protestas que adelantaron miles de personas que se oponen a la libertad del líder progresista, porque incentivan la cárcel para los corruptos, reportó EFE.
Las marchas y manifestaciones a favor de Lula estaban programadas en más de 40 ciudades del país, entre ellas, Sao Paulo, Río de Janeiro, Porto Alegre y la capital, Brasilia, así como en Curitiba, la urbe donde está recluido el exmandatario.
El apoyo internacional tampoco se hizo esperar en París, Viena, Lisboa, Londres, Berlín y Buenos Aires, donde decenas de personas participaron este domingo en las protestas que fueron difundidas por las redes sociales.
Las actividades, que se adelantan desde el viernes y se extenderán hasta el próximo miércoles en apoyo al exjefe de Estado brasileño, también tienen previstos actos en Nueva York, Copenhague, Madrid, Barcelona, Montevideo, ciudad de México, Munich, Fránckfort, Roma y Amstedram.
Lula, de 73 años, y quien gobernó Brasil entre 2003 y 2010, fue puesto tras las rejas el 7 de abril del año pasado por el exjuez Sergio Moro —ahora ministro de Justicia y Seguridad Pública del Gobierno de Jair Bolsonaro— quien entonces lideraba los procesos de la Lava Jato, la operación que destapó el mayor caso de corrupción en la historia de Brasil.
El exmandatario fue acusado de recibir de la constructora OAS, a manera de soborno, un apartamento a cambio de beneficios contractuales con la estatal petrolera Petrobras.
Tras 365 días de prisión, Lula continúa autoproclamándose inocente, y así lo reiteró este domingo en un artículo, firmado por él, que fue publicado por Folha de Sao Paulo, uno de los principales diarios del país.
"Hace un año que estoy preso injustamente, acusado y condenado por un crimen que nunca existió. Cada día que pasé aquí hizo aumentar mi indignación, pero mantengo la fe en un juicio justo en que la verdad va a prevalecer. Puedo dormir con la conciencia tranquila de mi inocencia", expresó Lula en el texto.
En el artículo, el exjefe de Estado señaló al presidente Jair Bolsonaro como el principal beneficiado de la "persecución política" que han realizado los movimientos de derecha en su contra.
Los hechos que llevaron a recluir al expresidente más querido de los brasileños han sido criticados fuertemente por movimientos políticos y organizaciones sociales, no solo en Brasil sino en el mundo entero, e incluso el Comité interamericano de las Naciones Unidas ha pedido por su libertad.
En Brasil, la jornada liderada por el PT, concentró la mayor cantidad de seguidores en Curitiba, que desde tempranas horas del día se ubicaron frente a la sede de la Policía Federal donde Lula está recluido en una celda adaptada especialmente para él.
Los alrededores del lugar se vistieron de rojo, el color que identifica al PT, y gigantescas pancartas con las frases "Un año de injusticia" y "Lula Livre" predominaron en la manifestación que se extendió durante todo el día.
En otras regiones del país también se replicaron las protestas a favor de Lula, pero, contrario a lo esperado, la mayor presencia no se concentró en las principales urbes, sino en ciudades del norte y nordeste de Brasil, como Belém, en el estado de Pará, Caetés, su ciudad natal en Pernamumbo, o en Salvador, la capital de Bahía, donde existe un gran apoyo por el exmandatario.
En Río de Janeiro las manifestaciones programadas para la tarde del domingo estuvieron animadas, pero no contaron con la participación esperada en la icónica playa de Copacabana.
Mayor afluencia se vio en Sao Paulo, la ciudad más poblada de Brasil, donde los manifestantes se reunieron en la Paulista, la avenida más representativa de esa urbe.
En esas ciudades, así como en Brasilia, la capital del país y en Belo Horizonte, capital del estado de Minas Gerais (sureste), predominaron las protestas de quienes prefieren ver tras las rejas al exmandatario, ya que incentivan la cárcel para los corruptos.
Esas manifestaciones, que vistieron las calles de verde y amarillo, los colores de la bandera de Brasil enarbolados por Bolsonaro, fueron lideradas por el movimiento "Vem pra rua", que incentiva la cárcel para los corruptos.
"No es la izquierda contra la derecha, no son los ricos contra los pobres, es la nación contra la corrupción", "Yo apoyo la Lava jato y la prisión en segunda instancia", decían algunas de las frases exhibidas en pancartas por los manifestantes.
Lula, que suma 25 años de condena por corrupción y lavado de dinero por dos procesos diferentes, tiene seis causas penales más abiertas en la justicia, todas ellas relacionadas con corruptelas.