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América Latina

Cómo fue el año electoral latinoamericano

Venezuela, Ecuador, Argentina, Honduras y Chile: fragilidad o solidez de las instituciones democráticas.

Madrid

La agenda política del continente en el año 2017 estuvo marcada por una serie de procesos electorales que, según su desarrollo, dejan en evidencia la fragilidad o la solidez de las instituciones democráticas en cada país, así como el nivel de conflictividad de los diversos escenarios políticos.

Venezuela

Durante cuatro meses, de abril a principios de agosto, decenas de miles de venezolanos protestaron continuamente contra el autoritarismo del régimen de Nicolás Maduro y, en particular, contra el intento del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de adjudicarse poderes legislativos en detrimento del Parlamento en manos de la oposición.

Las manifestaciones dejaron un saldo de 133 muertos, además de alrededor de 4.000 heridos y 5.000 arrestos, según el Foro Penal Venezolano, una ONG de derechos humanos.

La oleada de protestas no hizo sino reforzar la voluntad del régimen venezolano de controlar todos los resortes del poder ante una sociedad cada día más reivindicativa. Así, en julio consiguió, mediante elecciones en las que no participó la oposición y con sospechas de irregularidades, la consagración de una todopoderosa Asamblea Constituyente destinada a reordenar el entramado institucional del país, privando de facto de sus prerrogativas al Parlamento.

Por si fuera poco, en octubre las elecciones a gobernadores se saldaron con una derrota de la oposición, que a su vez desestimó el resultado por presunto fraude electoral.

Al terminar el año, el desgaste de los enfrentamientos con el Gobierno y las fisuras internas en cuanto a la estrategia a seguir (por ejemplo, respecto a la participación en los procesos electorales organizados por el chavismo) han dejado una oposición debilitada y dividida.

Una configuración que no deja de aprovechar el régimen. En los últimos días ha implementado una política de zanahoria y bastón: por un lado, da inicio a la inhabilitación de la oposición y, por el otro, libera a varios presos políticos.

Por lo pronto, el chavismo muestra que no piensa ceder su protagonismo en el escenario político venezolano. Para ello cuenta con el dominio de los aparatos del Estado y no menos con una base electoral menguante pero sólida.

Ecuador

En la primera mitad del año, el proceso electoral en Ecuador transcurrió sin incidentes. La apretada victoria de Lenín Moreno, en una segunda vuelta efectuada en abril, le garantizó al movimiento oficialista Alianza País mantener la presidencia de la nación.

La sorpresa en este caso ha sido más bien los repetidos encontronazos entre el nuevo mandatario y su antecesor, Rafael Correa. Dos elementos entran en juego aquí: la disputa por el control del oficialismo y la controversia respecto a las políticas económicas que han de regir el país andino en los próximos años.

Por el momento, Moreno parece resistir la embestida de Correa. El presidente actual no solo ha conservado el liderazgo de Alianza País, pese a un intento de destitución por parte de los correístas, sino que ha logrado distanciar su gestión del tono pugnaz que caracterizaba a Correa, tendiendo puentes de diálogo con la oposición y el conjunto de la sociedad civil.

Queda por ver si en el corto plazo funcionará el plan económico lanzado por el Gobierno ecuatoriano, cuyo objetivo es el incremento de las exportaciones y la activación del tejido productivo local.

Hay otro gran desafío pendiente para Moreno: sortear la resistencia que, desde sus propias filas, amenaza con obstaculizar sus proyectos de leyes en la Asamblea Nacional.

De estos factores dependerá en gran medida la estabilidad de su mandato.

Argentina

En Argentina, en octubre, la alianza oficialista Cambiemos consiguió una victoria arrolladora en las elecciones legislativas, que renovaban parcialmente el Congreso (Cámara de Diputados y Senado).

Desde el restablecimiento de la democracia, solo la Unión Cívica Radical de Raúl Alfonsín había logrado un triunfo semejante en unas legislativas de medio término.

Esto le brindaría la oportunidad al Ejecutivo argentino de negociar en posición de fuerza con la oposición (que sigue gobernando la mayoría de las provincias) y los sindicatos para llevar a cabo su agenda de reformas.

No obstante, Cristina Fernández de Kirchner marcó su vuelta al ruedo político, ganando un escaño en el Senado, y sigue siendo, dentro del peronismo y de la oposición en general, la figura con mayor número de votos.

Un escenario que augura fuertes enfrentamiento entre el kirchnerismo y el macrismo para el resto de la legislatura. El primer episodio ha sucedido el pasado mes de diciembre durante la aprobación de la reforma de pensiones. El Gobierno ha logrado finalmente que su proyecto de ley pasara en el Congreso al cabo de unas sesiones sumamente tensas, en las que no faltaron insultos y empujones entre diputados oficialistas y opositores.

Además, la capital conoció una ola de protestas masivas, que demostró la fuerte resistencia que suscita, en no pocos sectores de la sociedad, el plan de reformas del Gobierno de Mauricio Macri.

Honduras

Desde fines de noviembre, la celebración de los comicios presidenciales en Honduras ha hundido al país en una inestabilidad política que amenaza con prolongarse indefinidamente. La causa radica en un recuento de votos sospechoso de parcialidad, que ha terminado por garantizar la reelección del presidente Juan Orlando Hernández, del Partido Nacional.

La Organización de Estados Americanos (OEA) denunció en un principio la falta de garantías y transparencia en el escrutinio, si bien en su informe final no ha podido certificar dolo o manipulación de los resultados.

Aún así la confirmación de la victoria de Hernández por parte del Tribunal Supremo Electoral (TSE), en detrimento del candidato opositor Salvador Nasralla, refuerza las sospechas de que la nación centroamericana está derivando hacia un autoritarismo apenas encubierto.

En estos últimos años, las instituciones han sido instrumentalizadas en beneficio de la Presidencia: recomposición de la Corte Suprema, modificación de la ley electoral, creación de un Consejo de Defensa y Seguridad que limita el margen de acción de los poderes legislativo y judicial.

Las manifestaciones que impugnan el fallo del TSE se han saldado hasta ahora con una veintena de muertos.

Chile

Por último, en Chile, el 17 de diciembre el expresidente Sebastián Piñera logró una clara victoria sobre el candidato oficialista Alejandro Guillier y dirigirá de nuevo el país austral los próximos cuatro años, confirmando el frenazo de la izquierda en América Latina.

Pese a su holgada victoria en los comicios, el bloque político liderado por Piñera, Chile Vamos, no cuenta con una mayoría en el Congreso. Lo cual obligará al nuevo oficialismo a una negociación continua con buena parte de la oposición para poder sacar adelante su programa legislativo.

Visto así, la victoria de Sebastián Piñera no significa un cheque en blanco para la derecha. Sin real ventaja en el Congreso, es poco probable que se lance al desmantelamiento de las reformas aprobabas durante la última legislatura: despenalización parcial del aborto, aumento del salario mínimo, gratuidad de la educación universitaria. Todo indica que se concentrará más bien en buscar cómo darle un impulso al crecimiento económico.

Sin dudas, cabe destacar la solidez institucional de la democracia chilena. El desarrollo sin sobresaltos de los comicios, así como el reconocimiento inmediato (y hasta jovial) de los resultados, por parte de Alejandro Guillier y de Michelle Bachelet, suponen una bocanada de aire fresco en la región.

A su manera, la clase política chilena nos ha brindado una lección: solo el respeto cabal por las instituciones asegura el funcionamiento y la consolidación de un sistema democrático. Algo que, por lo visto en este resumen, dista de ser realidad en toda la región.

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