El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó este jueves la apertura de 2.800 documentos secretos sobre el asesinato de John F. Kennedy en 1963, pero decidió que otros se mantengan sellados para nuevas revisiones tras pedidos del FBI y la CIA, dijeron funcionarios de alto rango de la Casa Blanca citados por Reuters.
Estaba previsto que se dieran a conocer 3.100 archivos, pero unos 300 de ellos no se conocerán al menos por ahora.
De acuerdo con especialistas, estos 3.100 documentos "son cables, correspondencia, memoriales, reportes, presupuestos, fotografías y grabaciones. En el caso de la CIA, sus documentos más importantes se refieren a operativos de agentes contrarios a Kennedy, inmersos en operaciones anticastristas".
Trump ordenó una revisión de 180 días para que las agencias gubernamentales puedan volver a analizar los documentos restantes y justificar por qué deberían mantenerse en secreto, destacaron los funcionarios.
El mandatario ha ordenado a su equipo revisar los documentos retenidos o censurados a lo largo de los próximos seis meses, con la idea de volver a pronunciarse sobre el asunto, y quizá publicar algunos más, en abril de 2018, según explicaron altos funcionarios estadounidenses citados por EFE.
Las fuentes, que hablaron con la prensa bajo condición de anonimato, dijeron que Trump no estaba de acuerdo con los pedidos para mantener en secreto miles de documentos, pero que sintió que no podía negarse.
"El presidente quiere asegurar la mayor transparencia y espera que las agencias hagan un mejor trabajo para reducir cualquier conflicto y poder dar a conocer la información lo antes posible", dijo uno de los funcionarios.
Una de las funcionarias que hablaron con los periodistas confirmó que "la gran mayoría de las solicitudes" de que Trump mantuviera censurados ciertos documentos "provinieron del FBI y la CIA".
A esas agencias les preocupaba que los archivos expongan "la identidad de individuos implicados y su papel como informantes de una investigación de seguridad o inteligencia", quienes aún pueden seguir vivos hoy, apuntó otro alto funcionario.
"A menudo, también hay datos sensibles relacionados con la identificación de actividades que se llevaron a cabo con el apoyo de organizaciones extranjeras aliadas", añadió la fuente.
El magnicidio del 22 de noviembre de 1963 puso fin a los 1.000 días de la presidencia de Kennedy, quien tenía 46 años cuando murió y sigue siendo uno de los mandatarios estadounidenses más admirados.
Miles de libros, artículos, programas de televisión, películas y documentales se han producido sobre el caso y sondeos muestran que la mayoría de los estadounidenses aún descree de la evidencia oficial que apunta a Lee Harvey Oswald como el asesino.
El asesinato de Kennedy ha dado lugar a numerosas teorías y sospechosos que en el caso cubano van desde exiliados hasta el propio régimen.
Diarios de un agente de la Guerra Fría, reseñados recientemente por el New York Post, implicaron a un espía cubano en el asesinato de Kennedy. Los textos, recopilados en Target: JFK, The Spy Who Killed Kennedy? (Objetivo: JFK, El espía que mató a Kennedy) sostienen que este agente, de nombre René Alexander Dussaq, habría sido el organizador principal del complot y que pudo realizar el disparo fatal.