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EEUU-América latina

El Tratado de Libre Comercio, en peligro

Del lado estadounidense, la desactivación del tratado entraría en la hoja de ruta proteccionista de la Administración Trump, y enfriaría las relaciones con América Latina.

Madrid

Este miércoles se inició en Arlington (Virginia) la cuarta ronda de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) entre México, EEUU y Canadá. No obstante, existe el riesgo de que el acuerdo, tras más de 20 años existencia, llegue a su fin.

El martes, en una entrevista a la revista Forbes, el presidente estadounidense Donald Trump declaró que el TLCAN debía ser cancelado para poder "negociar un buen acuerdo". No es la primera vez que el mandatario se refiere a una posible anulación del tratado. A fines de agosto de este mismo año, en una rueda de prensa, Trump afirmaba que primero se debía de eliminar el TLCAN antes de vislumbrar cualquier posibilidad de "llegar a un acuerdo justo".

La réplica por parte de las autoridades mexicanas no se hizo esperar. Horas después de la publicación de la entrevista, en una comparecencia ante el Senado, el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, sostuvo que, de ser necesario, México estaba preparado para dejar la mesa de negociaciones, alegando que no se podía permitir que el "Tratado de Libre Comercio deje de ser de libre comercio".

Según Arlene Ramírez Uresti, de Forbes México, la tensión que ha precedido el comienzo de esta ronda se debe a que, a diferencia de los ciclos anteriores, empiezan a abordarse puntos de disensión: "las reglas de origen (en el sector automotriz y agrícola) y el capítulo laboral (que incluyen salarios y compensaciones), así como el capítulo relacionado con los mecanismos de solución de controversias".

EEUU buscaría reducir su déficit comercial con México, limitando las exportaciones agrícolas mexicanas (en particular, de hortalizas y frutas) e imponiéndoles ciertos aranceles y, además, aumentando el contenido regional (es decir, producido en el territorio del TLCAN) de los componentes de los autos.

México, por su parte, intentaría no solo frenar las exigencias estadounidenses en tales rubros, sino mejorar la situación de sus Pymes, el sector más dañado en la economía mexicana por las aplicaciones del tratado.

Una controversia en la que también interviene Canadá. Este último coincide con México en lo que concierne al sector automotriz, pero a la vez apoya a EEUU para que se adopten medidas que propicien la subida de los salarios en México a fin de equilibrar la competencia.

Algo que, destaca Ramírez, el secretario de Economía mexicano considera políticas laborales que se inscriben en el marco nacional y, por tanto, "no deben estar en la mesa de negociación del tratado".

En todo caso, el pesimismo respecto a la perpetuación del TLCAN parece dominar en las altas esferas mexicanas. Carlos Loret de Mola observa, en El Universal, que el Gobierno federal ha comenzado a hacer circular un estudio según el cual el cese del tratado no sería tan perjudicial para México, pues solo el 20% de los productos se vería afectado, si bien admite que el "aval" del TLCAN le propicia al país facilidad de acceso y buenas tasas de interés para "conseguir préstamos en el mercado mundial".

La difusión de dicho estudio sería parte de una estrategia para prevenir el golpe. Lo que queda claro es el que el fin del TLCAN constituiría un freno en las relaciones entre México y EEUU. Loret de Mola señala en particular los ámbitos de la seguridad y la migración. "Al más alto nivel México ha mandado el mensaje de que si se rompe el acuerdo comercial se quiebra también esa cooperación que es estratégica para EEUU."

Del lado norteamericano, la desactivación del tratado entraría en la hoja de ruta proteccionista trazada por la nueva Administración. El primer paso en este sentido fue la retirada, en enero de este año, del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP). Además registraría un enfriamiento en las relaciones con América Latina.

Según The Economist, durante el segundo mandato de Obama los lazos entre la primera potencia mundial y sus vecinos del sur se habían estrechado como no sucedía desde los años 90. El semanario británico advierte que basar una política regional en la consigna del presidente Trump, "Mi país primero", podría acarrear sin embargo un riesgo mayor: la legitimización en el continente de un nacionalismo populista.

El cierre de la cuarta ronda de renegociación del TLCAN está previsto para el 17 de octubre.

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