El canciller norcoreano, Ri Yong-ho, ha advertido que la voluntad de Pyongyang es "hacer llover fuego" sobre EEUU, según dijo a una delegación de la agencia de noticias rusa Tass de visita en Corea del Norte, según informaron este jueves medios estatales citados por EFE.
"Es la firme voluntad de todo el personal militar y de la gente de la República Popular Democrática de Corea (RPDC, nombre oficial del país) el hacer llover fuego sobre los EEUU, que clamó por destruir totalmente la RPDC", dijo Ri, según recoge un comunicado de la agencia oficial KCNA.
Ri también afirmó que el programa nuclear norcoreano es el "preciado fruto de la sangrienta lucha del pueblo coreano por defender el destino y la soberanía del país ante la prolongada amenaza nuclear de los imperialistas estadounidenses, y una valiosa espada justiciera".
El canciller norcoreano asistió al periodo ordinario de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas el pasado septiembre, en cuyo marco el presidente de EEUU, Donald Trump, amenazó en su discurso con "destruir totalmente Corea del Norte" por sus continuas pruebas de armas, entre ellas su último ensayo nuclear, realizado el pasado 3 de septiembre.
Estas continuas pruebas armamentísticas y la escalada dialéctica entre Washington y Pyongyang han elevado en el último año la tensión regional a cotas inéditas desde el final de la Guerra de Corea (1950-1953).
La visita de la delegación de periodistas rusos a Corea del Norte se produjo poco después de que un grupo de parlamentarios también rusos viajara al hermético país asiático.
Uno de ellos explicó tras su visita que las autoridades norcoreanas les aseguraron que preparan el próximo lanzamiento a modo de prueba de un nuevo misil balístico intercontinental (ICBM) con capacidad real para alcanzar la costa oeste estadounidense.
Los expertos especulan con que Pyongyang podría realizar este lanzamiento coincidiendo con el Congreso del Partido Comunista Chino, que arranca el próximo 18 de octubre, o de cara a la visita de Trump a la región, que se produciría entre el 2 y el 14 de noviembre.
Seúl hará chequeos de radicación a los desertores norcoreanos
Corea del Sur realizará exámenes médicos voluntarios para detectar posibles casos de exposición radiactiva en desertores norcoreanos que residieron cerca del centro en el que el régimen de Pyongyang ha realizado seis pruebas nucleares desde 2006.
Los desertores que hayan vivido cerca del condado de Kilju (noreste del país), donde se sitúa la base de ensayos atómicos subterráneos de Punggye-ri, se someterán a unas pruebas realizadas por el Instituto de Ciencias Médicas y Radiológicas de Corea, según confirmó este jueves a EFE el Ministerio de Unificación surcoreano.
Por el momento, unos 30 desertores procedentes de esa zona y que abandonaron Corea del Norte después de 2006 (año en el que el régimen realizó su primera prueba nuclear) han solicitado someterse a estos exámenes, aseguró una portavoz del citado Ministerio.
Se cree que en total puede haber algo más de 100 norcoreanos viviendo en el Sur que proceden de las cercanías de Punggye-ri y que dejaron atrás su país después del primero de estos test atómicos.
La medida llega en un momento de crecientes especulaciones sobre los efectos para la salud que tienen estas pruebas nucleares, especialmente después de que Corea del Norte haya realizado tres de ellas en apenas un año y medio.
De acuerdo a declaraciones obtenidas por medios surcoreanos de exresidentes de la zona que huyeron de Corea del Norte recientemente, podría existir un número creciente de personas cuya salud se ha visto afectada por la radiación resultante.
Algunos incluso han hablado de creciente preocupación entre los habitantes de las regiones limítrofes de China, cuya frontera está solo a unos 70 kilómetros de la base de Punggye-ri.
Corea del Norte ha decidido acelerar en los dos últimos años el desarrollo de su programa nuclear y entre enero de 2016 y septiembre de 2017 ha llevado a cabo tres detonaciones subterráneas.
El objetivo de este programa es desarrollar bombas nucleares que puedan ser equipadas sobre misiles balísticos intercontinentales, un objetivo que según el régimen norcoreano busca disuadir a Estados Unidos (país con el Corea del Norte lleva técnicamente en guerra casi 70 años) de invadir su territorio.