Back to top
Precios

Cuba está intoxicada de marxismo y Díaz-Canel quiere subirle la dosis

La teoría del valor-trabajo marxista es liberticida; sobrevive por su extrema utilidad para justificar la organización vertical-totalitaria de la sociedad.

La Habana
Monumento destruido en La Habana.
Monumento destruido en La Habana. Diario de Cuba

El marxismo es a la economía lo que la alquimia a la química o el terraplanismo a la física, un manojo de errores y falacias largamente desmentidas que, sin embargo, en Cuba sigue siendo la base del análisis económico y, peor aún, de lo que enseñan las universidades.

Probablemente, el peor error de Marx fue hacer de la teoría valor-trabajo —una idea errónea proveniente de Smith y Ricardo— el fundamento de su análisis económico, lo que hace de su teoría un edificio sin cimientos.

La teoría valor-trabajo alega que el valor de un bien está determinado por la cantidad de trabajo necesario para producirlo, una idea extremadamente simplista y fácil de desacreditar. Solo piense en si cuando usted elige Coca-Cola o Pepsi lo hace valorando el "trabajo" necesario para producir cada una, o lo hace según su preferencia por uno u otro sabor. Las personas pagan según su apreciación subjetiva del producto, no según el trabajo que alguien haya dedicado a hacerlo; incluso, en la mayoría de los casos, los consumidores desconocen el trabajo y/o los costes que componen el bien que desean adquirir.

Cuanto haya costado producir algo, ya sea en términos de trabajo o materiales utilizados, es indiferente para determinar su valor, y de ahí se deriva una idea fundamental para entender correctamente la economía: los precios —concreción en el mercado del valor que los sujetos le asignan a un bien— no dependen de los costos, sino exclusivamente de cuánto los individuos valoran aquello que está en oferta.

Los costes no son más que otros precios, específicamente los precios de los factores de producción. Son importantes para evaluar si un negocio es factible; que lo será si y solo si el precio de venta medio supera el precio de compra medio (gastos) de materias primas, insumos, mano de obra, y demás cosas necesarias para la producción. Superada la barrera de los costes e independiente a estos, todo empresario intentará vender lo más caro que le permitan las condiciones del mercado, a veces con ganancias, a veces con pérdidas.

Una correcta teoría del valor es imprescindible para entender que los precios de libre mercado, que se derivan del valor subjetivo que asignan las personas a los bienes de consumo, son indispensables para el buen funcionamiento de la economía, pues informan simultáneamente sobre las preferencias de la sociedad y sobre la escasez relativa de los factores de producción; información sin la cual es imposible hacer cálculo económico y decidir correctamente cómo invertir, es decir, a qué objetivo dedicar los limitados recursos de la sociedad, que solo estarán bien utilizados y no malgastados cuando se destinan a satisfacer las necesidades que las personas expresan —¿adivinan?— mediante los precios y nada más.

Entonces, la teoría correcta del valor, la subjetiva, enseña por qué el libre mercado es imprescindible para asignar correctamente los limitados recursos económicos de la sociedad, minimizando el despilfarro, y de ello se deduce la importancia de que las personas puedan expresar libre e individualmente sus preferencias de consumo, ahorro (atesoramiento) e inversión, para que estas preferencias puedan plasmarse en una estructura de precios relativos que funcione como sistema de señales, el único posible, para el ajuste dinámico de la oferta y la demanda.

La teoría del valor-trabajo marxista es liberticida, al obviar el punto central de la economía, la acción humana individual; por ello, aunque es una idea científicamente incorrecta, sobrevive por su extrema utilidad para justificar la organización vertical-totalitaria de la sociedad y la ingeniería social, tan apreciadas por los políticos intervencionistas.

Siendo innecesario, según la teoría valor-trabajo, que las preferencias individuales se revelen a través de los precios —ya que el precio dependería del trabajo concentrado en los bienes—, los precios serían inútiles como guía para coordinar la producción; así se hace factible y teóricamente justificable que un órgano central coordine la economía, que es lo mismo que organizar el modo de consumo de la sociedad, es decir, decidir cómo vive la gente… la fantasía erótica de todo dictador.

Toda interferencia estatal en los precios corrompe, en algún grado, ese sistema de señales imprescindible e insustituible para guiar la coordinación económica. Si durante los últimos 100 años las crisis cíclicas mal llamadas del capitalismo se han hecho tan frecuentes, se debe a que los bancos centrales manipulan el tipo de interés, impidiéndole expresar el precio de la negociabilidad del dinero, lo que resulta en burbujas bursátiles e inmobiliarias, acumulación de deuda privada y pública, e impide la deflación por productividad, aupando un consumismo ecosuicida.

Como en Cuba la agresión al sistema de precios es total, la crisis es perenne. El órgano de planificación, al quitar a los ciudadanos toda libertad económica, eliminó cualquier posibilidad de coordinar las necesidades y preferencias de las personas con el nivel de recursos disponibles. Ni siquiera una inversión masiva de capitales, como la hecha en tiempos de la URRS o en los años dorados del desfalco a Venezuela, pudo superar el problema de descoordinación que genera la ausencia de precios de mercado, por lo que aquellos chorros de oro no pudieron sustentar, o siquiera iniciar, un verdadero desarrollo económico en la Isla.

Mientras el Decano de la Facultad de Contabilidad y Finanzas de la Universidad de la Habana siga enseñando que el "valor de las mercancías se determina por el tiempo de trabajo socialmente necesario" y que el precio es "trabajo humano concentrado en esa producción de mercancía", y mientras el presidente de la República crea que debemos "incorporar el método científico que nos aporta el marxismo (…) a la vida cotidiana, al análisis cotidiano que desde la Revolución tenemos que hacer de todos los procesos que estamos enfrentando en lo político, en lo económico y en lo social", no importarán los millones de turistas que vengan, o si se logra alguna vez una zafra de 10 o 20 millones, porque sin un sistema de precios de mercado, la economía no funciona.

Archivado en
Más información

9 comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.

Sigo, y Castro-cagastro destruyó, arrasó completo con Cuba; y aún después de la bendición de haberse muerto, sigue su legado nefasto exterminando a la isla.

Marxismo no, Castrofascismo; porque fascismo puro ni es, ya que Mussolini y Hitler en sus primeros años levantaron a sus pueblos de la hambruna y miseria en que estaban, no obstante después destruyeron a Europa.

Profile picture for user Nico

Yo creo que Marx formuló una 'ley del valor' más que una teoría del valor. Pienso que no es lo mismo ley que teoría. La ley obliga, es algo ineludible, no admite vuelta de hoja, como las leyes de la física, en el afán de darle un empaque científico a una cuestión si se quiere subjetiva. Esto lo digo desde mi enciclopédica ignorancia en materia de economía, así que admito tapabocas. Ahora recuerdo a aquel profesor que explicaba la ley del valor --o es que era lo de la plusvalía-- ejemplificándola mediante levitas. No me acuerdo bien. Lo que sí me hacía gracia, mucha gracia, al punto de no aguantar la risa. ¿Por qué no ponía ejemplos con guayaberas o safaris, que tanto usaban los 'cuadros' en aquel entonces? Siempre la economía política marxista me pareció un tupe. Y ahí lo dejo.

La periodista se empeña en tirarle a la teoría del valor de Marx. A Marx se le critica por la solución que ideó al problema que vió en su época: comunismo para acabar con el capitalismo. En cambio, sus teorías sobre cómo funcionaba y funciona el capitalismo son aceptadas por la gran mayoría de los economistas. Precio y valor son dos cosas bien diferentes y el ejemplo que pone la periodista sobre la Coca-Cola se refiere a precio y no a valor. En Cuba, tema que nos ocupa, esas teorías marxistas se violan diariamente y no precisamente el país anda mal porque quieran seguirlas al pie de la letra. Otra cosa, qué valor puede tener lo que diga el Decano de la Facultad de Contabilidad y Finanza de la UH, si: 1)la UH tiene su propia Facultad de Economía a la que sí le toca esos temas, 2)ese señor solo dice lo que quieren escuchar sus amos del PCC.

Profile picture for user Plutarco Cuero

¡¡¡ C U B A ___ E S T A D O ___ F A L L I D O !!!

S E __ I N T O X I C A R O N __ C O N ___ M ¡ E L D A

El problema no creo que sea el marxismo ni la solución el capitalismo sino un equilibrio honesto de la economía.
Da igual que la URSS, Venezuela o el mismisimo imperio del norte entreguen toneladas de dinero todos los días mientras el gobierno corrupto haga desaparecer esas "inversiones" en bonitas cuentas bancarias en paraísos fiscales.
La economía funciona si existe una circulación de dinero que pague el esfuerzo del trabajo, físico y mental.
La corrupción "elimina" esa circulación extrayendo todo ese dinero, interrumpiendo esa circulación monetaria, evitando que quien trabaje pueda recibir un pago equilibrado por su trabajo, un pago que le permita vivir de ese trabajo.
El mercado funciona si compensa los esfuerzos, antiguamente mediante el trueque de bienes y trabajo, y posteriormente mediante el pago del trabajo y los bienes con una garantía de valor que se llama dinero.
Si se confisca el dinero, el valor o el trabajo, se destruye toda la economía, y de eso sabe mucho el gobierno.

Claro que los costos de producción son parte importante, aunque no el unico factor, a la hora de determinar el precio de un producto en un mercado libre como probablemente conoció Marx, otra cosa es el "libre" mercado en que vivimos donde los monopolios y la impresión también libre de dinero han acabado con esa libertad. Hace poco leí que imprimir un billete de 100 dolares cuesta 16 cents, es decir que por cada billete se obtiene una ganancia de 99. 84$, negocio más que lucrativo pero extremadamente dañino y seguramente válido si se defiende las leyes del libre mercado a rajatabla. De Cuba es difícil comentar en este tema porque no hay ni libertad ni producción y mucho menos mercado.

Rafaela: muy bien explicado en su artículo la falacia de la teoría valor trabajo de Marx. Yo no había leído una explicación tan efectiva de como esta teoría justificaba el impulso marxista de confiscar y controlar la economía y la vida de las personas.
Me gustó también cuando pone la culpa de las cíclicas crisis económicas del capitalismo en la manipulación de los bancos centrales. Como usted bien dice, esta manipulación (impresion de dinero desmedida) es el mecanismo con que se está destruyendo en el mundo la libertad y la naturaleza al mismo tiempo. Los millones de economistas que medran en el mundo libre mienten con un descaro inaudito sobre este tema. La mayoría aplastante apoya la expansión de la base monetaria sin importarles las consecuencias de estas políticas a largo plazo. Se trata de activistas que viven del dinero público y por tanto se benefician del dinero inorgánico y de las crisis generadas por ellos mismos que luego proponen resolver con mas dinero inorgánico.

Profile picture for user cubano libre

El marxismo Lenin lo transformó el leninismo, Mao en maoísmo y nuestro Cagandante en fidelismo, no creo que alguien lo haya aplicado; no creo sea necesario romperse la cabeza dándole vuelta al asunto, el destimbalamiento del marxismo de estos llamados “socialistas”, terminó en regímenes fascistoides oportunistas, dónde el poder, el culto a la personalidad y el enriquecimiento de sus líderes ha sido lo primordial. Este análisis filosófico no vale la pena.