¿Quién ha dicho que la propaganda del régimen no está atenta a cualquier noticia que pueda alterar la opinión pública? Un buen ejemplo lo tuvimos el 19 de mayo. La Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) publicó indicadores seleccionados de las estadísticas de electricidad de Cuba en 2021. Los datos configuran un auténtico desastre por donde quiera que se mire. Y va Granma detrás y nos dedica un artículo titulado "Averías y mantenimientos limitan el servicio eléctrico". Hay que ver qué cosas.
Según el periódico oficial comunista, que está dirigido por el régimen como instrumento de propaganda, "en la medida en que se incorporen los bloques, las afectaciones irán disminuyendo, y para garantizarlo en el menor tiempo posible, están los recursos necesarios". La misma cantaleta se repite desde 2019, cuando los suministros de crudo venezolano empezaron a flaquear. Parece mentira que no se cansen.
En realidad, el deficiente funcionamiento del servicio de electricidad ha sido una constante de la vida de los cubanos desde el triunfo de la llamada Revolución. De hecho, durante años se identificó Revolución con apagón, dos conceptos que unieron sus destinos bien pronto, cuando el régimen, sin aviso previo, dejaba a la gente a oscuras en el mejor momento de la noche o a las plantas productivas sin electricidad para obtener sus producciones. El castigo castrista llamado apagón, porque en realidad antes de 1959 no los había en Cuba, ha estado presente en la vida de las familias cubanas como ese vecino molesto al que nadie desea tener en la puerta de casa, pero siempre acaba volviendo.
No es para tomárselo a broma. Lo cierto es que, tras estar durante décadas sin explicar el motivo de los apagones, Díaz Canel dio orden de informar. Y cansan, porque siempre son las mismas justificaciones. El resultado es que se va la electricidad, por un motivo u otro, pero luego hay que pagar la factura, y si no lo haces, el peso de la ley penal está preparado para caer sobre ti. Tanta explicación de los apagones ha llenado las páginas de Granma de historias ridículas, que deberían provocar el sonrojo de los responsables, pero en el régimen comunista cubano dejar a dos millones de personas sin electricidad en La Habana, no merece castigo. Por el contrario, lanzar una proclama en demanda de libertad, se reprime y se condena con largas penas de prisión.
El artículo de Granma se refiere a cortes de electricidad que, según se dice, fueron provocados por "un error de operación en la subestación de la termoeléctrica santiaguera Antonio Maceo, mientras se encontraba un grupo de unidades en mantenimiento y otras en avería". Eso sí, se insiste en que, aun cuando los problemas fueron solucionados en la propia jornada, "la situación de capacidad de generación en el Sistema Eléctrico Nacional aún no permite cubrir la demanda de los próximos días". Error de operación en un sector de abundante empleo y con salarios por encima de la media. No parece que los errores humanos estén detrás de los apagones, pero si ese fuera el caso, ¿a qué esperan para exigir responsabilidades?
Para mayor agonía de las víctimas de estos atropellos del monopolio Unión Eléctrica, la nota de Granma añade que en la tarde noche del 18 de mayo, "la empresa informó que hasta ese momento ocho unidades térmicas presentaban roturas (…) estando entre ellas la unidad 1 de la termoeléctrica Lidio Ramón Pérez (Felton), en Holguín, así como las unidades 4 y 5 de Nuevitas. De esta última se esperaba su incorporación en horarios de la noche, y la suma de 115 megawatts (MW). Las unidades 3 y 5 de Renté (Antonio Maceo), y tres bloques de la Máximo Gómez, del Mariel, seguían paralizados. El número cinco debe entrar en servicio este jueves". Las eternas roturas. Vaya con las centrales y las unidades térmicas. Al parecer, las roturas provocan los apagones, pero también lo hacen los mantenimientos planificados en Felton 2, Mariel 8 y Talla Piedra (Otto Parellada), y aquí Granma destaca "que representa el 14% de la disponibilidad total del sistema".
En la misma nota, se anunció que está prevista la entrada de la unidad 8, del Mariel, la próxima semana, con 80 MW; mientras, desde el día 18 las unidades 4 y 6 de Renté están en servicio. Y añade la promesa de la recuperación del servicio. ¿Por qué tanto engaño? Siempre es lo mismo, se anuncia la entrada de nuevas unidades, pero luego algo acaba ocurriendo que todo se queda en nada, y a sufrir más apagones. Errores de operación, roturas, mantenimientos… y lo que nunca dicen, pero todo el mundo sabe: la energía producida depende de petróleo, y éste llega a cuentagotas.
Esto viene a cuento de los datos ofrecidos por la ONEI sobre la electricidad en Cuba durante 2021 comparada con 2020, año en que la pandemia provocó trastornos en la economía nacional. Pues bien, en 2021 con la Tarea Ordenamiento empujando al alza desde comienzos de año las tarifas de electricidad, y provocando protestas generalizadas que obligaron al régimen a dar marcha atrás (bien cierto que tarde, muy tarde), la cifra de generación de electricidad en el país descendió nada más y nada menos que un -5,8% respecto a 2020. Pero no solo se produjo este dato negativo, ya que el consumo total de electricidad cayó más aún, un -6,9%, y si se tiene en cuenta solo el consumo residencial, el mayoritario de la población, el descenso fue incluso mayor, un -8,3%.
No hay un solo indicador de electricidad que permita situar la economía cubana en un marco de relativa estabilidad. La electricidad es un indicador que refleja la grave crisis de la economía y las dificultades del monopolio del Estado para resolver los problemas. Incluso, el porcentaje de energía renovable sobre el total producida, apenas 925 GWh de 19.350 Gwh (el 4,7% del total), ofrece una imagen del tiempo perdido por las autoridades comunistas en la necesaria apuesta por la sostenibilidad, tanto que les da últimamente por hablar de los Objetivos de Desarrollo de Sostenibilidad en todo lo que intentan hacer.
Las estadísticas de ONEI muestran una economía que produce y consume menos electricidad porque carece de dinamismo, y que utiliza unos grupos electrógenos altamente contaminantes, de diesel y fuel, para producir energía. Y, curiosamente, esta producción sí que aumenta y lo hace de forma espectacular, pasando de los cerca de 4.000 Gwh a 6.000 en el curso de un solo año con el recurso a las no renovables, cada vez más caras, por cierto.
El panorama es desastroso y urgen medidas estructurales porque una economía no puede funcionar sin electricidad, sin energía no solo para el funcionamiento de las industrias y servicios, sino para el bienestar general de la población. Ni siquiera en esto el modelo económico social comunista cubano sirve para algo.
Más apagones,mejor oportunidad para lanzar piedras a propiedades de la mafia castrista desde autos hasta tiendas y oficinas,sin escatimar cámaras de vigilancia y perseguidoras....