El periodista independiente y preso político cubano Lázaro Yuri Valle Roca recibe una atención médica deficiente, pese a deterioro de su salud, además de una alimentación escasa, que describió como "una asquerosidad" en una conversación telefónica con su esposa, Eralidis Frómeta Polanco, desde la prisión de máxima seguridad Combinado del Este, en La Habana.
Aunque el preso político cubano tiene secuelas del reforzamiento pulmonar que sufre desde su encarcelamiento en 2021, no han sido atendidos sus reclamos de que se le proporcione agua caliente para bañarse.
Tampoco ha conseguido una consulta médica con un oftalmólogo para el problema de la visión que presenta, según la conversación telefónica, que Frómeta Polanco resumió en entrevista con Radio Martí Noticias.
"En la historia clínica mía no había los resultados de las pruebas del esputo que me habían hecho", dijo Valle Roca sobre los exámenes que le hicieron en febrero pasado en el Hospital General Docente Enrique Cabrera, conocido como El Nacional, a donde tuvo que ser trasladado por sus problemas de salud.
"No tenían las medicinas de que yo soy crónico para la presión, no aparecía nada de eso", criticó. "Entonces, no se me ha garantizado el agua caliente y ya lo discutí", explicó el comunicador.
Sobre la pérdida de visión que padece y que no ha sido atendida de forma adecuada, según ha planteado su esposa con anterioridad, Valle Roca denunció: "No me han hecho todavía el fondo de ojo que me dijeron que me iban a hacer y, además de eso, me llevaron al optometrista. Sin hacerme pruebas, me dio un papelito ahí para hacerme los espejuelos, pero, imagínate tú, sin medirme la vista".
Respecto a la alimentación, el prisionero político y comunicador cubano dijo que, además de ser poca, estaba mal elaborada e incluso en mal estado.
"El problema alimenticio sigue igual. Están dando menos arroz; daban dos huevos y ahora dan uno, es muy poca la cantidad de alimentos que dan y en mal estado, mal cocinada. Eso es una asquerosidad. El picadillo ese parece, no sé qué cosa y, vaya, es una pasta que no sé qué es lo que parece, y viene con lagartijas adentro, y entonces, imagínate tú", le dijo a su esposa.
Lázaro Yuri Valle Roca fue condenado a cinco años de cárcel por los supuestos delitos de propaganda enemiga y resistencia, después de haber grabado el 15 de junio de 2021 el lanzamiento de unas octavillas con frases martianas en Centro Habana.
En enero pasado, Eraldis Frómeta Polanco presentó una solicitud a la Fiscalía General en la que pidió que Valle Roca fuera puesto en un régimen de mínima severidad, debido a su precario estado de salud.
Frómeta Polanco señaló que con su esposo se quebrantaba lo dispuesto en el artículo 44 del Reglamento del Sistema Penitenciario cubano al tenerlo en un régimen severo, pues el recluso es un ''infractor primario'' con una condena inferior a los ocho años.
Días después, una funcionaria de la Fiscalía General visitó al periodista independiente en la cárcel, pero no atendió su petición.
Valle Roca denunció en una llamada telefónica a Radio Martí Noticias que su ''traslado a campamento está aprobado y firmado hace meses por la dirección de la cárcel'', pero ni así lo llevaban para un régimen de mínima severidad.
"Después de una acalorada discusión, la fiscal comprendió que debía aceptar mi declaración, que fue escueta y sencilla: la culpa de que no se me den beneficios en prisión, o de todo lo que me suceda, o de que no se me traslade a campamento, es de la policía política y de Raúl Castro", aseguró el prisionero.
A inicios de mayo, el presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Michael Greenspon, aprovechó la jornada del Día Mundial de la Libertad de Prensa para recordar los casos de Valle Roca y la influencer Sulmira Martínez, dos comunicadores que el régimen cubano mantiene encarcelados, mientras ha forzado a otros al exilio.