El Examen Periódico Universal (EPU) es un mecanismo que permite revisar el estado de los derechos humanos en los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), permitiéndole a los gobiernos que presenten las acciones que han llevado a cabo para mejorar la situación y lo que han hecho para cumplir con sus obligaciones, pero también escuchando lo que tienen que decir las partes interesadas.
Y es en este asunto en donde resulta interesante el EPU, para reconocer el crecimiento de una sociedad civil independiente en contextos totalitarios. El caso de Cuba es emblemático en la materia si se tiene en cuenta que el régimen solo ha permitido y avalado la creación de organizaciones de la sociedad civil alineadas con sus propias posturas.
Es decir que, las organizaciones solo son aceptadas, permitidas y hasta promovidas dentro de la Isla si estas no resultan contestatarias o contrarias a las visiones gubernamentales. En este sentido, para cada uno de los ciclos del EPU, las diversas organizaciones dentro y fuera de Cuba se alinean con el firme propósito de vender un país con muy limitados problemas garante de los derechos humanos.
Esta versión de las organizaciones contrasta con la realidad de la sociedad cubana que, gracias al auge de las redes sociales y los medios independientes de la última década ha ido creciendo y se ha ido consolidando. Cada vez son más las organizaciones de la sociedad civil independiente que desde diferentes sectores presentan una realidad alternativa a la Cuba de la oficialidad y es precisamente en el EPU en donde se presenta uno de los mayores retos.
Aunque la participación de la sociedad civil independiente se ha visto invisibilizada por la avasalladora participación de estas organizaciones cooptadas por el Estado cubano y sus aliados, ciclo a ciclo se ha visto el crecimiento de las denuncias, y al Estado cubano le ha sido más difícil ocultar la situación de los derechos humanos, no solo por el aumento en el número de organizaciones independientes, sino también por la solidaridad de países comprometidos con la protección de las personas y que, cada vez conocen más y mejor lo que pasa en la Isla.
Desde su creación en el año 2006, Cuba ha presentado tres EPU (2009, 2013, 2018) y entre octubre y noviembre de 2023 se dispone a presentar el examen para el cuarto ciclo. Si se tiene en cuenta que para el segundo ciclo (2013) se le presentaron al Estado 292 recomendaciones y de estas aceptó 226, mientras que en 2018 se le presentaron 339 recomendaciones y aceptó 226, es posible afirmar que el número de recomendaciones ha ido incrementándose y el porcentaje de aceptación del Estado cubano se ha ido reduciendo. Del 79% de aceptación a las recomendaciones recibidas en 2013, se pasó al 67% de aceptación de las recomendaciones en 2018.
Esto se explica por el hecho de que en el último EPU fueron más las organizaciones no oficialistas que presentaron sus aportes, siendo una sociedad civil independiente que, de forma más activa y diversa, se hizo partícipe en este tercer ciclo.
Estamos frente a un despertar de la sociedad civil independiente y una mayor conciencia de las violaciones de los derechos humanos en el contexto internacional. Sin embargo, la aplanadora de la sociedad oficialista y los amigos del régimen siguen ocultando los atropellos y encubriéndolos con falsos logros. Por ello es muy importante que, a pesar de la represión, los cubanos de la diáspora y los cubanos que se encuentran dentro de la Isla se organicen y presenten sus contribuciones para el EPU de 2023.
Solo una sociedad civil activa y participativa que presente información documentada y creíble puede hacer que lo que el pueblo de Cuba hoy está viviendo quede registrado en el próximo EPU, tanto en las contribuciones de las partes interesadas como en las recomendaciones de los países.
Muy seguramente el Gobierno de Cuba no las aceptará y alegará, como en informes pasados, que "son sesgadas políticamente y construidas sobre bases falsas, derivadas de los intentos de desacreditar a Cuba por parte de quienes, con sus ambiciones hegemónicas, se niegan a aceptar la diversidad y el derecho de libre determinación del pueblo cubano". No obstante, en el fondo lo que quedará es que el porcentaje de no aceptación de estas recomendaciones seguirá creciendo, y con ello la dictadura cada vez estará más expuesta, evidenciando una situación más crítica de derechos humanos.
Ya les hago un resumen de las actuaciones castro-canelistas sobre derechos humanos:
1.- Hemos desaparecido a todos los que protestaban sobre derechos humanos, por tanto, ya no hay protestas sobre derechos humanos en Cuba.
2.- Hemos desaparecido todo el combustible contaminante (el que queda no contamina porque no lo vendemos) con lo que ya no hay peligro de sufrir accidentes que afecten a la salud del pueblo cubano.