Pensé titular este artículo La segunda muerte de Oswaldo Payá, porque creo que muchos usan su nombre en vano para defender ideologías no afines a sus ideas. Opto por un título más esperanzador en honor al mensaje del líder. Lo conocí en su casa en El Cerro, barrio habanero, unos años antes de su muerte a manos del régimen cubano.
Payá rechazó la idea de la necesidad de un líder y sí apoyó la de "un movimiento cívico transparente, no conspirativo, donde la estructura y el liderazgo no [serían] determinantes sino factores en función de la meta". El pueblo cubano está acostumbrado a caudillos que comanden y ordenen. En su anhelo por encontrar un salvador para Cuba, en el exilio algunos creen que un presidente estadounidense nos salvará, otros que se necesita un hombre fuerte para derrocar a la dictadura. Un sentir contrario a las ideas del creador del Proyecto Varela.
Caía la tarde, los cubanos del Cerro tenían abiertas sus puertas a la brisa del verano. Un amigo y yo buscábamos la dirección del opositor en el laberinto de ruinas. Nos asomamos en dos casas preguntando dónde vivía. En las salas había cubanos meciéndose en sus sillas con la banda sonora de la televisión nacional, las camisetas azules y rojas de los hombres, las batas y las licras de las mujeres. En una nos dijeron que no sabían quién era Oswaldo, probablemente tenían miedo; en la otra nos indicaron cómo llegar.
Pasamos la tarde con él y en la noche nos acercó en su van blanco al barrio del Vedado, donde nos estábamos quedando. Recuerdo los temas que tocamos sobre su propuesta de gobierno para Cuba, los mismos que están compilados en su libro La noche no será eterna (Hypermedia, 2018). Los describo aquí, citando sus palabras publicadas, para explicar por qué siento que la segunda muerte de Oswaldo Payá está ocurriendo en Miami.
Payá propuso un proyecto de país coherente e inclusivo, que garantizara derechos para todos los cubanos dentro y fuera de la Isla. Pero su enfoque no estuvo solo en establecer el capitalismo, porque entendía que ese sistema no garantiza la libertad. Lo que lo hizo atractivo para el pueblo y peligroso para la dictadura fue el desarrollo de sus ideas, más allá de su demanda de democracia y libertad económica.
"No estoy defendiendo, ni mucho menos, la instauración de un capitalismo salvaje", escribió en una sección sobre democratización económica. "No se trata de una privatización desenfrenada donde los que tienen mucho, sean cubanos o extranjeros, se compren el país o se lo vendan a sí mismos." Payá entendía el concepto de justicia social como una meta que no se resuelve con la llegada del capitalismo.
"La aplicación de doctrinas mercantiles con un tono tan determinista como lo es el neoliberal se concretó en proyectos donde el mercado era lo primero. La democracia no fue capaz de iniciar un proceso de eliminación de la desigualdad y de ascenso de la calidad de los más pobres." Esto último lo dijo sobre Latinoamérica después de su más cruda etapa de dictaduras. Luego escribió sobre la demanda de "un proyecto democrático que, en el respeto a todos los derechos humanos, sea capaz también, de iniciar el camino de la justicia social y la eliminación de la desigualdad".
Intentando evitar el destino del capitalismo desigual para Cuba, Payá integró propuestas concretas dentro de su programa político. En El Camino del Pueblo, pidió que "permanezcan garantizados gratuitamente, para todos los cubanos, los derechos a todos los servicios de salud y a los de educación, pero sin condicionamientos políticos e ideológicos". Comprendió que solo con una economía abierta y productiva el Estado puede financiar servicios públicos para todos.
La visión de una sociedad económicamente abierta y de un Estado capaz de interceder por los menos favorecidos pone en jaque al comunismo, pues le demuestra al pueblo que la igualdad y la justicia social pueden coexistir con las libertades económicas. Pero Payá no se detuvo ahí, su proyecto también incluye temas que hoy en son rechazados tanto por grupos de derecha en Miami como por la dictadura comunista.
Sobre el racismo, Oswaldo Payá denunció que bajo el régimen "se mantienen las desventajas y la pobreza que sufren muchos negros y mestizos por falta de promoción y oportunidades". El problema de la injusticia racial como camino de lucha contra la dictadura es a menudo descartada por muchos cubanos, quienes continuamos sin enfrentar nuestra cultura de racismo.
El líder democratacristiano habló de justicia medioambiental. Escribiendo sobre el "aumento de las grandes diferencias económicas" debido a las actividades capitalistas del régimen comunista, abogó por un "desarrollo sostenible e integral", y propuso "cambios profundos que generen justicia e igualdad", así como "sanidad ecológica". Sobre la industria petrolera dijo, "perforar el lecho marino cubano, instalar extractores de petróleo y explotarlos a base de negocios y pactos con otros estados y empresas extranjeras es una decisión que ha tomado el régimen sin consultar al pueblo". Y trató de alertarnos sobre las consecuencias: "El riesgo de derrame en nuestra verde, aunque ya contaminada isla, será a partir de ahora como una sentencia de muerte no consumada. Un desastre de este tipo y tan cercano destruiría la vida, al menos, desde Varadero hasta el Cabo de San Antonio." Ejemplos de este tipo de catástrofe sobran en Estados Unidos, donde la diáspora y el exilio se ha parcializado con movimientos conservadores que abogan por el crecimiento de la industria del petróleo sin importar los costos medioambientales.
Mi objetivo con este texto es retomar el pensamiento de quien ha sido la más grande inspiración política en años recientes para los cubanos. Quiero resaltar lo que siempre lo diferenció. No debemos recordar solo su nombre, hay que leerlo. Aunque a veces sus ideas resulten incomodas para algunos, es necesario entender por qué ha sido tan relevante para tantos cubanos.
En cuanto al embargo, Oswaldo Payá escribió en la Ley de reencuentro nacional del Proyecto Heredia que "no se aceptarán ni se procesarán reclamaciones de devolución, indemnización o compensación por casas y otros inmuebles que estén habitados legalmente por individuos o familias y constituyan su vivienda familiar; ni se reconocerán reclamaciones similares de ciudadanos cubanos a través de otros Estados". Y continuó en el siguiente inciso: "Tampoco podrán devolverse a sus antiguos dueños o descendientes, ni privatizarse, propiedades que tengan una función social o en las que estén instalados centros o instituciones", esto incluye, entre otros "escuelas, policlínicos, parques, tierras que hayan sido entregadas a campesinos, puertos, terminales de ómnibus y ferrocarriles, aeropuertos y cualesquiera otros terrenos, industrias, empresas, instituciones e instalaciones de interés nacional y beneficio colectivo".
En el centro del proyecto de país de Oswaldo Payá está el diálogo, pero no entre poderosos, sino "el diálogo entre cubanos sin exclusiones ni condicionamientos", escribió en El Camino del Pueblo. "Si algunos apoyan o apoyaron este Gobierno, eso no implica que no quieran la libertad política. Pero lo que no se puede negar es que ahora nadie en Cuba tiene la libertad, ni derechos políticos".
En el décimo aniversario de su asesinato a manos del régimen cubano, recuerdo mi encuentro con Oswaldo Payá como uno de los momentos de mayor aprendizaje en mi vida. Ese aprendizaje continúa, pues sus ideas viven, su actitud humilde, su capacidad de tratar a un joven de 22 años que no conocía como a un hermano, viven, como vive su sufrimiento y resistencia ante una dictadura, su amor por su familia, y su sencillo deseo de democracia, inclusividad, justicia social y libertad.
Un cubano plural con visión y objetividad.
Lamentablemente su hija usa su nombre como "cashcow" (es como ordeñar la vaca en USA)ese show del avioncito con el bufón de Otaola me convenció.El nombre y obra de su padre se mantiene vivo sin manchas.Tambien lo conocí personalmente, discrepamos en muchos puntos pero debatimos con respeto y eso nunca afectó nuestra amistad,pues la Cuba que quería Payá era inclusiva.Desgraciadamente su hija y sus cibermonjes acólitos se han abrogado la exclusividad como organización opositora descalificado y demorando a otros.Me guió por las palabras de Martí:"Con todos y para el bien de todos".En fin la última palabra la debe decir el pueblo cubano si acaba de despertar de una vez...
Muchas veces "los sucesores", independientemente de si son familia o no, pueden convertirse en personajes fanatizados, personajes que no comparten la esencia original del movimiento o asociación y confunden el activismo con esa esencia.
Además el activismo suele circunscribirse a una realidad puntual que no tiene que coincidir con las nuevas realidades y, por tanto, aplicar las mismas soluciones a cualquier nueva realidad suele devenir en situaciones muchas veces surrealistas.